La aceituna verde que se come en Rusia es española

A veces surgen oportunidades en sectores que pueden parecer muy maduros, como el de la alimentación por ejemplo. Se puede pensar que en este campo no hay nada que hacer, y sin embargo… A los socios de ArteOliva les gusta presentar a su compañía como “una empresa innovadora en un mercado maduro”. “Parece un contrasentido cuando todo el mundo piensa que el sector alimentario está muy desarrollado y ya no caben oportunidades de crecimiento y de innovación y resulta que es posible”, comenta Felipe Silvela, uno de los socios de esta pyme cordobesa que, con poco más de 40 empleados, ha conseguido colocar su producción en más de 80 países. Por ejemplo, son líderes del mercado de aceituna verde en Rusia, país donde consiguieron introducirse gracias a las ferias.

La compañía se fundó a finales de 1998 comercializando aceite de oliva y aceitunas. Eso sí, nada de botellas para envolver su oro líquido: “Sólo envasamos en tetra brik y lata porque diversos estudios demuestran que la luz acaba dañando las cualidades del aceite”, comenta Silvela. Pronto empezaron a desarrollar otros productos, básicamente empujados por la potente actividad de su departamento de I+D y porque, como afirma Silvela, “el aceite hoy en España con estos precios no es negocio”. De esta forma llegaron las salsas, los vinagres, las aceitunas rellenas de almendras (destinadas únicamente a Rusia), de queso azul, o el salmorejo y los caldos caseros, las últimas novedades lanzadas al mercado. Y nada de caldos a base de concentrados: en su planta de Palma del Río las cosas se hacen como se elaboraban antaño en las cocinas de nuestras abuelas.

El 60% de la producción de ArteOliva sale fuera de nuestras fronteras. También venden a El Corte Inglés, Carrefour, Mercadona y están detrás de la elaboración de los productos de La Huerta de Bertín. ¿Cuáles son los tres pilares de esta empresa? “Por un lado la internacionalización. También, la innovación, que nos permite investigar y desarrollar nuevos productos según las necesidades de los consumidores. Ojo: utilizamos la innovación tecnológica no tanto para producir más barato (también lo tenemos en cuenta), sino para compaginar la producción industrial sin renunciar a las ventajas de los productos hechos en casa, con los aromas, sabores, texturas, etc., de siempre”, explica Silvela quien apunta el que sería el tercer pilar de la compañía: el trabajo en equipo.

En 2010 la empresa facturó 11,2 millones de euros. Las salsas, las aceitunas y el aceite fueron los artículos que más aportaron a la cifra de negocios. ArteOliva, consciente de que el consumidor busca cada vez más productos sanos, cuenta además con una línea de alimentos ecológicos, Bio ArteOliva.

El consejo del emprendedor: “De la crisis se sale, es cuestión detrabajar más. Lo importante es no renunciar nunca a la identidad de la empresa”.