La UE se opone a la reestructuración en Grecia, pero habla de redefinición de su deuda

Los ministros de Finanzas de la eurozona han hablado por primera vez de negociar con los tenedores de bonos para la posible ampliación de los plazos de los vencimientos de la deuda tras el fracaso del rescate de 110.000 millones que recibió el año pasado y que no han conseguido el saneamiento del sistema. Ahora Europa podría considerar un cambio del perfil de la deuda griego, tal y como reconoció ayer el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker.

 

Muchos economistas creen que Grecia será el primer país desde la Alemania de la posguerra en 1948 que reestructura su deuda, pero los responsables de política económica de la eurozona han descartado la imposición de pérdidas dolorosas o descuentos a los acreedores privados antes de 2013.

 

Redefinición de la deuda

Juncker dejó la puerta abierta a la "redefinición" de la deuda griega, de acuerdo con la cual se propone una extensión de los vencimientos. "Debo repetir que no es una opción realizar una gran reestructuración. Nadie mencionó esta noche la necesidad de una gran reestructuración", dijo.

"No excluiría de forma definitiva algún tipo de redefinición", agregó. "No se trata de definición o nada. Se trata de introducir medidas, medidas y más medidas y después, quizás, una redefinición".

En este sentido, el Eurogrupo ha hecho hincapié en la necesidad de que Atenas acelere el programa de privatización que anunció recientemente y que asciende a 50.000 millones de euros. Según el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ayudaría a reducir el porcentaje de la deuda sobre el PIB en más de un 20%. Sin embargo, los analistas de RBS han manifestado su escepticismo sobre la capacidad del Gobierno para conseguir llevar a cabo las privatizaciones con éxito.

No está claro cómo se va a convencer a los poseedores de deuda griega a aceptar una "reestructuración suave" y voluntaria de este tipo. Incluso si esta medida se introdujera, sólo conseguiría dar más tiempo a Atenas y no reduciría la carga de deuda de alrededor de 330.000 millones de euros.

Juncker describió la situación de Grecia de "extremadamente difícil", pero expresó la esperanza de que los problemas pudieran controlarse si Atenas intensificaba las reformas con el fin de cumplir los objetivos fiscales en 2011 y si actuaba rápidamente para vender activos.