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¿Es posible proteger la propiedad industrial e intelectual en China?
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LOS EXPERTOS CREEN QUE SÍ: SE HA MEJORADO MUCHO

¿Es posible proteger la propiedad industrial e intelectual en China?

China es el presente y el futuro. Es la nueva tierra de oportunidades, pero muchos empresarios españoles no se deciden a dar el salto por distintas

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¿Es posible proteger la propiedad industrial e intelectual en China?

China es el presente y el futuro. Es la nueva tierra de oportunidades, pero muchos empresarios españoles no se deciden a dar el salto por distintas razones, que van desde las dificultades del idioma a las trabas burocráticas. Pero, sobre todo, hay un temor compartido: China se asocia con falsificación y copia. ¿Es posible proteger la propiedad industrial e intelectual en el gigante asiático?

 

Los expertos creen que sí, aunque no es una tarea sencilla, sino que requiere esfuerzo, dedicación e inversión. Pero destacan que China ha avanzado mucho en materia de protección de la propiedad intelectual e industrial, sobre todo desde que en 2001 entró en la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Este avance es visible sobre todo en el plano teórico. “El Gobierno chino se lo toma bastante en serio y hoy, en cuanto a legislación, se encuentra al mismo nivel que los países occidentales en esta materia”, destaca Omar Puertas, socio director de la oficina de Cuatrecasas en Shanghai. En la práctica, todavía hay mucho trabajo por hacer, “poco a poco” se va mejorando, pero hay que tener en cuenta que “China es un país en desarrollo y el de las falsificaciones es un sector que mueve mucho dinero”.

China, que de momento sigue siendo la tercera economía del mundo, tras haber crecido su Producto Interior Bruto casi un 9% el año pasado, es un importante socio comercial para las economías desarrolladas. Para este año, el Gobierno ha fijado su objetivo de crecimiento en el 8%.

Lo más importante: registrar la patente el primero

Puertas destaca una idea fundamental que todos los empresarios que pretendan ir a China en algún momento deben tener claro: el principio de prevalencia. Esto significa que el que registra primero una marca, patente o producto es el que tendrá el derecho en exclusiva sobre el mismo. Por eso es importante que lo primero que se haga sea registrarlo, aunque también hay que tener presente que si no se usa en tres años en China, se cancela la protección.

Además, hay que registrar el nombre de la marca no sólo en su forma original, sino también en caracteres chinos. Otro aspecto a tener en cuenta es que, a diferencia con Europa, en China, cuando se cede el uso de una patente, la empresa sí puede desarrollarla y mejorarla.

Cómo protegerse

Si a pesar de haber registrado una marca o producto lo copian, hay tres vías a las que se puede recurrir: administrativa, judicial y de aduanas. Los expertos recomiendan la primera, porque es más rápida y permite ahorrar costes.

Puertas asegura que “a veces funciona mandar primero una carta a la fábrica china para que cesen la actividad –mejor en chino y desde China-, porque muchas veces el dueño de esa fábrica no sabe que está copiando, sólo que está haciendo un producto que le han encargado”.

La fábrica puede preferir dejar de hacer la copia y evitarse los problemas que le podría acarrear. Porque, además, “es importante que se entienda China: al chino no le gusta que se sepa que copia”, explica Puertas, que cuenta la anécdota de un empresario español cuya empresa lleva muchos años en el país y que después de años de reclamaciones decidió cambiar de táctica. Empezó a visitar las fábricas que le estaban copiando –“aunque sólo fuera para insultarles”- y le funcionó.

Vía administrativa y procedimiento civil

Pero si, finalmente, hay que recurrir a la vía administrativa, Puertas recomienda “investigar bien antes, para aportar pruebas, y presentar un dossier lo más completo posible a las autoridades”. También advierte de que “hay que vencer el proteccionismo local”, para lo cual es necesario “emplear bastante tiempo ganándose a las autoridades”.

Si no funciona esta vía, se puede pasar al procedimiento civil y el experto de Cuatrecasas reconoce que en las grandes ciudades chinas los tribunales gozan de bastante independencia –“otra cosa es en las zonas rurales”-. Al procedimiento penal se debe recurrir sólo en circunstancias especiales. Es el camino que ha emprendido Microsoft, y “le está yendo bien”.

Desde 1992 existe un convenio de asistencia judicial de reconocimiento de sentencias entre España y China, “algo muy importante”, aunque, como reconoce Puertas, “es muy difícil que se ejecute una sentencia extranjera en China”.

Control de aduanas

Para acudir a esta vía hace falta haber recabado mucha información. Hay que hacer una investigación previa e identificar al fabricante chino que está falsificando el producto y exportándolo.

Además de haber registrado la  marca/producto, la empresa tiene que registrar sus derechos en la aduana china y preparar un detallado dossier informativo en chino para que en la aduana se pueda abrir una investigación.

“Hay que tener en cuenta el elevado volumen de mercancías que circulan por las aduanas chinas, el primer exportador del mundo, por eso hace falta dar todos los detalles, porque, aunque las autoridades aduaneras están llevando a cabo un control muy riguroso, es muy difícil abarcarlo todo”, subraya Puertas.

Las exportaciones chinas se incrementaron un 45,7% en febrero hasta alcanzar un valor de 94.520 millones de dólares, según la Administración General de Aduanas. Por su parte, las importaciones aumentaron un 44,7% interanual hasta los 86.910 millones.

Al final, “no existe una receta mágica para proteger nuestras patentes en China, pero el país está mejorando y es cuestión de tiempo. Lo fundamental es registrarla y trabajar con gente que conozca muy bien el entorno y estar muy pendiente de los procedimientos”, concluye.

China es el presente y el futuro. Es la nueva tierra de oportunidades, pero muchos empresarios españoles no se deciden a dar el salto por distintas razones, que van desde las dificultades del idioma a las trabas burocráticas. Pero, sobre todo, hay un temor compartido: China se asocia con falsificación y copia. ¿Es posible proteger la propiedad industrial e intelectual en el gigante asiático?

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