"El tenis masculino sí que genera mucho más que el femenino": ¿está la WTA en peligro de morir?

"Hay una realidad innegable: el tenis masculino genera muchísima más atención mediática e ingresos que el femenino": así hablaba hace escasos días Yuri Polsky, vicepresidente de la Federación de Tenis de Kazajistán, en el medio ruso Championat. Lo que el dirigente kazajo ponía sobre la mesa, en realidad, escondía algo que, en solo cuestión de meses, podría explotar: la WTA podría encontrarse en un grave problema que, incluso, podría derivar en bancarrota.

De un tiempo a esta parte, mucho se ha hablado de la viabilidad del tenis femenino. De hecho, un tema bastante recurrente es la situación que atraviesa la WTA, complicada en comparación con la ATP, pero lo que nadie podía esperar es que se pudiera encontrar en un momento crítico. Y es que el propio Polsky ha revelado que, si el órgano rector del tenis femenino no encuentra solución a corto plazo, es posible que la ATP tenga que tomar cartas en el asunto antes de 2026.

A pesar de que en los últimos años la WTA no cuenta con un referente deportivo que se haya convertido en un ídolo mediático de masas al nivel de las Serena y Venus Williams, Martina Hingis, Steffi Graft o Martina Navratilova, no es menos cierto de que el seguimiento del tenis femenino es importante. Pero, a pesar de ello, la WTA se ha encontrado con una serie de problemas que han podido afectarle negativamente y, por ende, repercutirle directamente en sus arcas.

El primero y mayor está relacionado con la ausencia de torneos en China desde hace algunos años, primero por la pandemia de covid y, después, por la sanción impuesta por el caso Shuai Peng. A eso hay que sumarle que no muchas ciudades han decidido apostar por albergar nuevos torneos, que los ya existentes no están teniendo la acogida esperada y, sobre todo, que los canales deportivos no están apostando demasiado fuerte por hacerse con los derechos de la competición.

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Rubén Rodríguez

Todo ello ha provocado una situación delicada. En lo deportivo, este curso se ha notado un cambio con respecto a los anteriores, donde se han podido ver a numerosas tenistas de nivel jugando torneos de categorías bajas. "En los eventos WTA 250, las diez mejores jugadoras no pueden jugar. Hay reglas muy estrictas sobre cuántas del Top Ten pueden jugar. Es muy difícil que estos torneos sobrevivan. No entiendo estas estúpidas normas", afirmaba hace semanas Daria Kasatkina en Ubitennis.

La situación era compleja, pero Polsky asegura que es dramática y que, en 2026, podría entrar en bancarrota. Por ello, cree que su único camino para que sea viable es que la absorba la ATP: "Para la WTA, se trata de una cuestión de supervivencia. La ATP sabe que se proyectaría una muy mala imagen del tenis si la WTA colapsara y ellos, que sí han hecho bien las cosas, tienen una situación económica holgada, con reservas financieras y fondos de jubilación, no intervienen".

La respuesta de la WTA

Mientras que Polsky afirma que la bancarrota es inminente si no cambian cosas a corto plazo, el máximo responsable de la WTA, Steve Simon, ha salido al paso de estas declaraciones, afirmando que lo que el dirigente kazajo no es real y que, por supuesto, no se plantea en ningún momento que se lleve a cabo una fusión con la ATP. De hecho, considera que la salud del tenis femenino es muy buena y que va a seguir mejorando en los próximos años.

"La WTA está en una buena situación financiera. No consideramos una fusión con la ATP y estamos ilusionados con nuestro futuro, donde vamos a crecer y a expandir el tenis femenino. A comienzos de este año, la WTA anunció un incremento de 400 millones en compensación a las jugadoras durante los próximos 10 años, manteniendo la posición de la WTA como organización líder del deporte femenino a nivel mundial", asegura. Una polémica que acaba de empezar.