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Feliciano López se despide del tenis: el adiós de una generación inigualable
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GANADOR DE COPA DAVIS

Feliciano López se despide del tenis: el adiós de una generación inigualable

Puso fin a su carrera en el torneo de Mallorca, donde perdió en cuartos de final y confirmó su retirada a los 41 años. Le hubiera gustado hacerlo en Wimbledon, en su superficie favorita

Foto: Feliciano López, en el torneo disputado en Mallorca. (EFE/Atienza)
Feliciano López, en el torneo disputado en Mallorca. (EFE/Atienza)

Hubiera querido Feliciano López decir adiós a su andadura profesional, que asimiló desde hace tiempo, en Wimbledon, en la Catedral, ese torneo fetiche, ese marco sin igual que representa como ningún otro todo lo que huele a tenis, a su tradición, a su historia, pero también ese escenario donde disfrutó de alguna de sus mejores páginas como jugador en, sin duda, su superficie favorita.

Porque Feliciano López (Toledo, 41 años), nada tuvo que ver con el resto de raquetas con las que compartió línea de salida en el inicio de su carrera, hace más de dos décadas. Ahora no es así y el tenis español ya despunta en cualquier tipo de suelo. Pero tiempo atrás, cuando el toledano empezó a ir de pista a pista, de club en club, su juego nada tenía que ver con el de al lado. Poco de tierra, mucho de pista rápida. Poco de intercambios y mucho de saque y red.

No parecía un jugador español al uso Feli, un zurdo espigado de 188 centímetros que disfrutaba con el recuento de aces en cada partido con esa especie tiempo atrás ya en extinción que explicaba el comportamiento del representante de la Armada en el circuito.

Foto: Feliciano López se despide de Acapulco. (EFE/David Guzmán)

La retirada de sus compañeros

Forma parte Feliciano López de esa generación de jugadores que en España lo cambió todo. Que empezaron a acumular tantos premios en suelos sintéticos, en asfalto e incluso en césped, como en el polvo de ladrillo, donde el triunfo del jugador español era más que habitual. Es miembro sobresaliente López de esa camada que ha escoltado hasta el final a Rafael Nadal que tanto tiempo dominó el circuito.

El balear, cuatro años menor, puso meses atrás fecha de caducidad a su recorrido. Se agota una generación inigualable que gobernó la competición, que hizo suya la Davis, que paseó el himno español en cada gran torneo. David Ferrer colgó la raqueta. Ahora es el seleccionador. Fernando Verdasco se adapta a una nueva vida mientras asume su transitar al margen de la cancha. Y ahora, Feliciano, que ha jugado con cuentagotas. Acapulco, Barcelona, Stuttgart, Queens en Londres y Mallorca, el punto final.

No estará en el All England Club de Londres por última vez. No tuvo en cuenta el Grand Slam londinense el currículum del español. No le facilitó una bonita despedida, un adiós deseado. Hace unos días la organización de Wimbledon pasó por alto cursar una de sus invitaciones hacia Feliciano, cuartofinalista tres veces.

Foto: Feliciano López no estará en Roland Garros. (EFE/Alejandro García)

La adaptación a los despachos

El tenista que, junto a Roger Federer, más torneos del Grand Slam ha disputado a lo largo de la historia, ochenta y uno, setenta y nueve de forma consecutiva, que cuenta con veinte presencias, al menos, en cada uno de los cuatro majors, puso punto final a su trayecto deportivo en Mallorca, rodeado de amigos y de su familia.

Hace algún tiempo que Feliciano asume una pretendida adaptación a los despachos. Hace un lustro ya que se zambulló en tareas de responsabilidad, de dirección del Mutua Madrid Open. Director ahora de este Masters 1.000, acaba de ser nombrado responsable de las finales de la Copa Davis que en septiembre se van a disputar en Valencia y en noviembre en Málaga.

Un síntoma, evidente, de que el futuro del toledano, que llegó a ser el duodécimo mejor jugador del mundo en marzo de 2015, en puertas del top ten, es tenido en cuenta por la Federación Internacional para labores al margen de las pistas.

Foto: Pablo Andújar junto a la capitana Conchita Martínez (Efe).

La Davis de Mar del Plata

Ningún embajador mejor que Feliciano, un especialista en la Copa Davis, en los eventos por equipos. Cinco ganó para España (2004, 2008, 2009, 2011 y 2019). Especial, más que ninguna, la conseguida en Mar del Plata, como visitante, en el 2008. Sin Nadal. Victorioso ante Juan Martín del Potro y también en el dobles, junto a Verdasco.

Treinta y una eliminatorias ha jugado Feliciano, siempre tenido en cuenta por los capitanes. Ha sido un jugador distinto el español, que no pasó inadvertido como estrategia alternativa para cada enfrentamiento y una variable fiable para el punto por parejas.

Eso le dio un plus a López, empeñado en hacer valer un estilo propio, poco habitual en la tradición de la armada. Fugaz en la línea de fondo, osado hacia la red, donde se desempeñaba con mayor destreza. Impulsado por uno de los mejores servicios del circuito.

Su brillo no fue a nivel individual

No brilló en los Grand Slam a nivel individual, aunque llegó a estar cuatro veces entre los ocho mejores de Wimbledon. Fue el primero en alcanzar esa ronda desde Manolo Orantes. Un tramo que también consiguió en una ocasión en Nueva York, aunque no en Melburne, en el Open de Australia, ni en Roland Garros, donde quedó estancado en octavos, su techo.

Fue en el de París, sin embargo, donde consiguió el triunfo en dobles, en 2016, en compañía de Marc López. Porque en esta modalidad también fue un especialista. Se quedó en puertas de la medalla olímpica junto a David Ferrer, con el cuarto puesto, en Londres 2012.

El único español en ganar dos veces en Queen's, en Londres, donde acaba de triunfar Carlos Alcaraz, es el penúltimo bastión de una generación irrepetible. Disputó dieciocho finales y ganó siete. Salió campeón en Viena 2004, Johannesburgo 2010, Eastbourne 2013, Gsstad 2013 y Queen's 2017 y 2019.

Capaz de ganar premios en las tres superficies, tierra batida, pista dura y hierba, dice adiós. Lejos de los éxitos de Nadal, sin el protagonismo de David Ferrer y carente de la repercusión de otros que abrieron camino en el tenis español, Feliciano López supo encontrar su hueco y vivir en su espacio. Un jugador diferente, un tenis especial que perduró en el tiempo. Una gran excepción.

Hubiera querido Feliciano López decir adiós a su andadura profesional, que asimiló desde hace tiempo, en Wimbledon, en la Catedral, ese torneo fetiche, ese marco sin igual que representa como ningún otro todo lo que huele a tenis, a su tradición, a su historia, pero también ese escenario donde disfrutó de alguna de sus mejores páginas como jugador en, sin duda, su superficie favorita.

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