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Del sufrimiento a la gloria: un indestructible Nadal se impone a Schwartzman en 4 sets
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Se medirá a Djokovic en semifinales

Del sufrimiento a la gloria: un indestructible Nadal se impone a Schwartzman en 4 sets

Por primera vez desde el 2019, Rafa cede una manga en Roland Garros. El español llegó a estar contra las cuerdas en el tercer set, pero acabó por sacar su mejor tenis

Foto: Rafa Nadal celebra su triunfo en los cuartos de final de Roland Garros. (Efe)
Rafa Nadal celebra su triunfo en los cuartos de final de Roland Garros. (Efe)

Por primera vez desde el 2019, alguien hizo morder el polvo, al menos en un set, a Rafa Nadal en Roland Garros. Diego Schwartzman puede ponerse la medalla de haber puesto contra las cuerdas al rey de la tierra batida en su torneo fetiche. El argentino se presentó en el partido con ganas de armarla, de demostrar que de ‘Peque’ solo tiene el mote, que él iba a ser la gran sorpresa de París. Y estuvo cerca. El resultado final de 6-3, 4-6, 6-4 y 6-0 quizás pueda sonar apabullante a favor del tenista balear, pero Nadal sufrió (y mucho), incluso estando por detrás del marcador. Tuvo que tirar de su mejor tenis para lograr pasar por encima de su amigo -al que ha acogido en su academia de Mallorca en varias ocasiones-, tan solo imponiéndose con comodidad en una última manga que cogió a Schwartzman totalmente fuera del partido, cerrando su clasificación a semifinales.

Rafa Nadal completó así su mejor encuentro en esta edición del Grand Slam, enfrentándose a sus propios fallos y resistiendo cuando el juego del argentino era un ciclón. El próximo viernes disputará las semifinales de Roland Garros frente a Novak Djokovic, quien derrotó a Matteo Berrettini por 6-3, 6-2, 6-7(5) y 7-5, en lo que es toda una final anticipada.

Un homenaje al tenis

Ambiente de partido grande en la Philippe-Chatrier, pista central del torneo. En el propio calentamiento de los tenistas, el público repartió ánimos tanto para el español como para el argentino. Dos rivales que llegaban a estos cuartos de final sin haber perdido un solo set en toda la competición, cosa que cambiaría para ambos con el transcurso de la tarde. En el caso de Nadal, la estadística iba mucho más allá: de las últimas 103 mangas que el de Manacor ha jugado en la capital francesa, solo había perdido tres. El idilio del número tres del mundo con las gradas de Roland Garros hace tiempo que dejó de ser platónico para convertirse en rutinario, pero la afición también sonrió y apoyó el buen desempeño de Schwartzman, cuya garra y energía sobre la pista es difícilmente olvidable.

Nadal saltó a la faena consciente de que esta era una prueba de quilates. Se había enfrentado en once ocasiones previas al ‘Peque’ -el argentino, con 1,68 de altura, es una excepción dentro del circuito, acostumbrado a tamaños más grandes-, cosechando una sola derrota. Pero si existe un tenista incómodo este es Schwartzman. A diferencia de las rondas previas, Rafa mostró una concentración superior durante el primer set. Duelo de reveses, con ambos jugadores optando por pelotas largas, siempre buscando el ángulo. En su versión más agresiva desde que comenzara el torneo, el español regaló puntos de alta factura para alegría de la grada.

Rebajó también los errores no forzados, que se habían convertido en el punto débil de Nadal en este Roland Garros. Cinco realizó en esta primera manga, incluyendo una doble falta. No fue suficiente para desestabilizarse. Las condiciones eran perfectas para el juego del balear. El partido se disputó en horario de tarde y en un día caluroso en París. El primer puño al cielo llegó en el sexto juego, que acabó por dejar en el marcador un 4-2 a su favor. Nadal impuso un ritmo frenético, rompiendo el saque de Schwartzman con un juego en blanco y una sensación de superioridad apabullante. El set se cerraría con un cómodo 6-3 para el único representante español que queda vivo en Francia. Las únicas dudas las provocó el ‘Peque’ al remontar un 40-0 en su propio saque, pero cuyo esfuerzo cayó en saco roto.

Y Schwartzman se convirtió en un gigante

“Tengo muchas razones por las cuales no hubiera llegado a ser tenista profesional, y ninguna de ellas tiene que ver con mi altura”, dijo una vez Schwartzman. En el inicio de la segunda manga, el argentino se levantó de su banco con la mirada centrada en la pelota. No estaba en sus planes caer de rodillas. Así se convirtió en un completo gigante que por momentos apabulló a Rafa Nadal en las pistas de Roland Garros. No era tarea fácil. Tres juegos seguidos se endosó el ‘Peque’, desatando un huracán que pasó por encima al número tres del mundo.

Como quien pide un tiempo muerto para cortar la sangría, Nadal respiró tras el duro correctivo. El de Manacor volvió a confiar en su saque para superar el mal trago. Su servicio, que otrora fue considerado uno de los puntos más flojos del arsenal del tenista español, ha mantenido un excelso nivel durante todo el torneo. A Schwartzman, que apenas 10 minutos antes era imposible verle fallar, se le empezó a encoger el brazo ante el intento de remontada de su rival. Llegó el empate a tres juegos. Brazos estirados, mirada al cielo y un sonoro bufido. Si los gestos pudieron hablar, el ‘Peque’ habría gritado de impotencia.

placeholder Schwartzman fue superior en varios momentos del partido. (Reuters)
Schwartzman fue superior en varios momentos del partido. (Reuters)

Con la igualdad en el marcador llegaría el punto más espectacular de la tarde. Un intercambio de golpes dirigido por Schwartzman, que tenía el servicio, pero que contó con una defensa de época por parte de Nadal. Al cuarto golpe, el respetuoso público de Roland Garros no pudo evitar jalear cada una de las acometidas. Se llevó la gloria el argentino para volver a ponerse por delante en la manga 3-4.

La tranquilidad con la que Nadal afrontó la desventaja, como si estuviera convencido de que tarde o temprano él se iba a llevar también este set, solo se adquiere habiendo ganado 13 títulos del Grand Slam francés a sus espaldas. Ni siquiera los restos profundos de Schwartzman, buscando las cosquillas del español y obligándolo a salirse de pista para devolver la pelota, conseguía sacarle del partido. Respondió con su característico banana shot a la acometida, que se marchó justo al ángulo de la pista del ‘Peque’. 4-4, manga de época. A partir de ahí, se prendió la mecha del cortocircuito para Rafa Nadal.

La batalla estaba también en la retórica, a esas alturas de partido, el público comenzaba a decantarse por apoyar el esfuerzo titánico de Schwartzman, quien estaba poniendo en serios apuros al español. “Diego, Diego, Diego”, coreó la pista. Servía Nadal con la tensión propia de que, si su rival le rompía el juego, cedería su primer set en lo que llevamos de torneo. Con 30-0 a su favor, llegó su tercera doble falta del partido. Mal momento para dudar… Lo aprovechó el ‘Peque’, remontada exprés para romper el saque del de Manacor, llevarse el juego y arrebatarle un set a Nadal. ¿Saben cuál fue la última vez que eso sucedía en Roland Garros? Dos años. Fue en la final del 2019, cuando Dominic Thiem consiguió ganar una manga ante el gran campeón de la tierra batida.

¿Una fortaleza o castillo de naipes?

Hacía años que esto no se veía en las tierras parisinas del torneo, pero sí: Schwartzman estaba sometiendo a Rafa Nadal. El ‘Peque’ presentó su candidatura a sorpresa de la temporada con un tenis excelente, sobrado por momentos. Aguantó el español con sus saques, picando piedra, mientras que Diego se mostraba superior en su servicio. Tocaba aguantar el chaparrón hasta recuperar sensaciones. Falló el argentino una pelota que acabaría por ser clave a la postre, una derecha fácil con su rival ya rendido, que se estampó contra su red y que certificó el empate a tres.

Con el 3-4 a favor de Schwartzman, Nadal solo había conseguido ganar tres puntos al resto. Únicamente la fiabilidad de su servicio le permitía pelear la manga. ¿Cómo se consigue crear dudas a un tenista en plena exhibición? Con un ejercicio de resistencia de manual. No ayudó a las sensaciones del ‘Peque’ una pelota que le bailó en la red para acabar fuera de la línea. El manacorí aguardó su oportunidad y acabó por sumar dos juegos seguidos, con break final incluido, que le puso 5-4 con servicio para ganar el set. Fue cruel el desenlace de dicha rotura para Schwartzman, cuyo globo botó a apenas centímetros de la línea de fondo. No se lo podía creer el nacido en Buenos Aires. Nadal certificó su segundo set con un juego en blanco. Su cabeza no es un castillo de naipes, ahí solo hay cemento armado.

placeholder Rafa Nadal celebra su victoria. (Reuters)
Rafa Nadal celebra su victoria. (Reuters)

Cuando Rafa Nadal pisa la tierra batida de Roland Garros seguirá siendo un humano, pero a veces cuesta creerse sus actuaciones. En el inicio del segundo set, el español parecía renacido tanto en lo físico como en su tenis. Mientras que las piernas le pesaban cada vez más a Schwartzman. Tardó apenas 10 minutos el de Manacor en ganar tres juegos con dos roturas de servicio incluidas. 22 de los últimos 25 puntos habían caído de su lado. El argentino acabó fuera del partido mentalmente, solo tuvo que apretar Nadal para completar un 6-0 que cerraba su pase a semifinales del torneo. Exhibición.

Por primera vez desde el 2019, alguien hizo morder el polvo, al menos en un set, a Rafa Nadal en Roland Garros. Diego Schwartzman puede ponerse la medalla de haber puesto contra las cuerdas al rey de la tierra batida en su torneo fetiche. El argentino se presentó en el partido con ganas de armarla, de demostrar que de ‘Peque’ solo tiene el mote, que él iba a ser la gran sorpresa de París. Y estuvo cerca. El resultado final de 6-3, 4-6, 6-4 y 6-0 quizás pueda sonar apabullante a favor del tenista balear, pero Nadal sufrió (y mucho), incluso estando por detrás del marcador. Tuvo que tirar de su mejor tenis para lograr pasar por encima de su amigo -al que ha acogido en su academia de Mallorca en varias ocasiones-, tan solo imponiéndose con comodidad en una última manga que cogió a Schwartzman totalmente fuera del partido, cerrando su clasificación a semifinales.

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