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Zverev recuerda en Madrid que el futuro es suyo pero ¿es capaz de ganar a lo grande?
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Zverev recuerda en Madrid que el futuro es suyo pero ¿es capaz de ganar a lo grande?

Alexander Zverev ganó a Dominic Thiem la final del Mutua Madrid Open por un doble 6-4. Ya ha ganado varios Master 1.000 y es el mejor joven con diferencia, pero los grand slam se le resisten

Foto: Zverev, campeón en Madrid. (EFE)
Zverev, campeón en Madrid. (EFE)

Boris Becker mira desde el palco, satisfecho. Está junto a Ion Tiriac, que en algún momento de su vida fue su entrenador pero que ahora es el emperador del torneo de tenis de Madrid. Sonríe la leyenda alemana porque un compatriota está en la pista haciendo muy buen papel. Gana Alexander Zverev, el único jugador joven que realmente ha dado un golpe en la mesa en el circuito. Ha batido a Dominic Thiem, que a su vez se impuso en su momento a Rafael Nadal en lo que era la gesta del torneo. Es posible que esta semana se recuerde por esa victoria del austríaco, pero el ganador final, el que se lleva el curioso trofeo a casa, es un alemán con todo el talento que se puede tener.

También se nota la alegría en la cara de Tiriac, porque sabe que Zverev es un gran campeón y más que lo va a ser. Los rectores de los torneos agradecen los nuevos nombres para no tener que repetir el mismo cartel año tras año. El joven alemán es mucho más que un joven. También es el segundo mejor jugador en lo que va de temporada. Su victoria en Madrid, además, es un pequeño cambio de registro. Hace unas semanas jugó la Davis en España y fue arrasado por Nadal. Los comentarios sobre su adecuación a la tierra empezaron a llover a su alrededor. No tiene la resilencia suficiente, o la capacidad de sacrificio o esas cosas. Zverev tiene cierta fama de divo, también alentada por su último entrenador, el extenista español Juan Carlos Ferrero.

Foto: Nadal, en sud ebut en Madrid. (Reuters)

Pero no, o no exactamente. Es verdad, Madrid no es un torneo como los demás, la altura de la capital, por encima de los 600 metros, hace que la bola vuele más y que los saques de Zverev, fortísimos, sean especialmente efectivos. Thiem no tenía su mejor tarde tampoco, las esencias se le acabaron en ese partido de cuartos de final. Es un gran jugador, especialmente en la tierra, pero siempre da la sensación que se queda corto en los torneos importantes. Tiene nueve victorias en ATP, siete de ellas sobre arena, pero ninguna fue en un torneo de relevancia.

Zverev, por su parte, sí sabe lo que es ganar en un Master 1.000. Este es su tercer título, y quizá lo más curioso es que dos de ellos fueron sobre arcilla, pues ya el año pasado ganó en Roma. Su tenis no está hecho para estas condiciones, él es rápido y fuerte, pero al final demuestra que los buenos pueden tener preferencias, pero lo son en todas las circunstancias. En lo opuesto está Nadal, un especialista en tierra que, como es un genio, ha ganado todos los torneos importantes también en el resto de superficies.

El alemán, en Madrid y escrutado por Becker, no quería después ponerse más presión de la adecuada. Si tiene que señalar un rival, un tipo a batir, ese es Rafael Nadal. "Rafa es el favorito, no importa donde juegue en tierra batida. No importa dónde esté. Va a ser el favorito en Roma. Va a ser el favorito en París. Probablemente será el favorito en París más grande que en cualquier otro lugar. Sigue siendo el tipo a batir". Por supuesto, no importa que haya tenido un desliz en cada, es solo un torneo dentro de una catarata de victorias para el español.

placeholder Tiriac y Becker.
Tiriac y Becker.

El problema con los grand slam

Hay otro detalle por el que Zverev no puede ser todavía favorito para un grand slam, y es que por el momento los cinco sets se le atragantan. Puede ser solo un pecado de juventud, pero por el momento nunca ha llegado a los cuartos de final en ningún torneo de los cuatro grandes. Y eso es extraño, porque hace tiempo ya que se ha situado entre los cuatro mejores jugadores del mundo. Puede ser una cosa de cabeza, la capacidad de demostrar todo lo que se tiene dentro en los escenarios más celebres también se aprende. Algunos apuntan al físico, es demasiado ligero y eso tiene sus problemas en los eternos partidos a cinco sets de Londres, París, Melbourne o Nueva York.

Llegarán esos días y tendrá que solventarlos. Por el momento es el segundo jugador que más puntos ha sumado esta temporada en el ránking, el ganador de uno de los mejores torneos del mundo, el de Madrid, una estrella en ciernes llamado sin duda a convertirse en el nuevo rostro del deporte. Pocos tienen una tarea más dura, pues su labor será hacer olvidar en la medida de lo posible a Federer, Nadal y Djokovic, tres de los seis mejores jugadores de siempre y, con diferencia, la mejor generación de la historia del tenis.

Un detalle más, que tiene que ver con Becker, con Nadal y también con Zverev, pero sobre todo tiene que ver con la ciudad que alberga esta fiesta. El torneo de Madrid antes estuvo en Hamburgo, y esto no es baladí. Los grandes jugadores hacen que las instituciones y los organizadores redoblen esfuerzos y creen grandes campeonatos. Tiriac, que es más que nada un comerciante, hará con este torneo lo que mejor retorno económico le suponga. Ahora mismo está en Madrid, una ciudad loca con Nadal en un país en el que el tenis gusta mucho, pero eso bien puede cambiar. Antes todo eso se daba en Alemania, con Becker, con Hamburgo, incluso con Stuttgart. El nuevo ídolo del tenis que viene es alemán, y aunque ante los micrófonos de TVE la alcaldesa Manuela Carmena se comprometiese con la continuidad del Masters en la capital, es mejor que nadie de por hecho que este acuerdo es para toda la vida. El torneo es propiedad de Tiriac, y eso hace de todo esto algo bastante imprevisible.

Boris Becker mira desde el palco, satisfecho. Está junto a Ion Tiriac, que en algún momento de su vida fue su entrenador pero que ahora es el emperador del torneo de tenis de Madrid. Sonríe la leyenda alemana porque un compatriota está en la pista haciendo muy buen papel. Gana Alexander Zverev, el único jugador joven que realmente ha dado un golpe en la mesa en el circuito. Ha batido a Dominic Thiem, que a su vez se impuso en su momento a Rafael Nadal en lo que era la gesta del torneo. Es posible que esta semana se recuerde por esa victoria del austríaco, pero el ganador final, el que se lleva el curioso trofeo a casa, es un alemán con todo el talento que se puede tener.