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La altura de Madrid, ese viejo enemigo que Rafa Nadal logró domesticar
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se impuso a monfils por 6-1 y 6-3

La altura de Madrid, ese viejo enemigo que Rafa Nadal logró domesticar

Rafa Nadal se impuso con contundencia en el partido de segunda ronda del torneo capitalino. Madrid no es su torneo favorito, pero la desventaja que plantea la altura no logra detenerle

Foto: Nadal, en sud ebut en Madrid. (Reuters)
Nadal, en sud ebut en Madrid. (Reuters)

Llegó Madrid y el cambio de escenario no supuso un cambio de paradigma. Este torneo es diferente, sí, tiene sus matices con respecto a los otro cuatro torneos que habitualmente disputa Rafa Nadal en la primavera de primavera de tierra batida. La altura y eso. A la hora de la verdad, sin embargo, es más una cuestión de detalle que realmente importante. Con Nadal a este nivel los contrincantes tienen poco que hacer, aunque, ciertamente, haya algunas diferencias.

El torneo de Madrid es uno de los de mayor altura del circuito y, desde luego, el más importante en el que se compite a más de 500 metros. Para un jugador recreativo la diferencia entre la meseta y la costa es más bien escasa, pero los profesionales, acostumbrados a tantear los límites del deporte, son capaces de distinguir las diferencias que hay entre jugar en unos sitios o en otros. Roma, Montecarlo, París y Barcelona están a la altura del mar o similar, algo que hace el torneo de Madrid algo más complejo.

Foto: Rafa NAdal, en Madrid. (EFE)

¿Cuál es la diferencia? Tiene que ver con la densidad del aire. A medida de que se asciende metros, el aire es menos denso, baja la presión atmosférica, y eso tiene una diferencia importante en el rozamiento de la pelota de tenis. A nivel del mar el aire frena más la bola, pues se encuentra por el camino con una mayor resistencia. Cuando se sube una serie de metros esa condición se va perdiendo, lo que hace que un mismo golpe se frene menos y, consecuentemente, haga que la pelota viaje con más velocidad y a mayor distancia.

Esto, lógicamente, beneficia a los grandes pegadores. Los cálculos de gente como John Isner, a los que les gusta terminar rápido los peloteos, pasan por unos ataques rápidos y en los que el rival no pueda reaccionar. Si la pelota vuela más rápido es más sencillo jugar con esas velocidades y aturdir al rival con esos golpes. Los saques son unos kilómetros por hora más rápidos también, lo que obliga al restador normalmente a colocarse un poco más atrás y verse más a la defensiva de lo que debería.

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GRAF2907. MADRID, 09 05 2018.- El tenista español Rafa Nadal devuelve la bola al francés Gael Monfils, en el partido de segunda ronda del Mutua Madrid Open que se ha disputado hoy en la Caja Mágica. EFE Kiko Huesca

El bote a mayor altura

No todos los efectos de la baja densidad del aire son necesariamente buenos para los pegadores o, en este caso, malos para Nadal. Del mismo modo que la pelota va más rápida porque no se encuentra resistencia, también vuela más. Eso hace que los golpes 'liftados' de Rafa, conocidos por la gran altura que es capaz de imponerles, sean aún más altos. Y eso hace muy complicado devolver cualquier envío del español, porque obliga a su rival a hacer golpes forzados, a la altura de los hombros o, incluso de la cabeza. Los jugadores están acostumbrados a pegarle a la altura de la cadera y cuando tienen que dar otro golpe, por la falta de hábito, fallan con una frecuencia mayor.

La altura de Madrid es una característica inevitable, claro, porque la ciudad no se va a mover de sitio. De todos modos, y aunque sea un hecho a comentar cada temporada por su rareza, lo cierto es que su incidencia en el juego es palpable pero menor que le hecho de jugarse sobre tierra batida. Es la superficie predilecta de Nadal, se le adapta como un guante. Cuando la pelota toca el suelo en las superficies rápidas casi no pierde fuerza y sale disparada, plana. En la arcilla se frena mucho más y en lugar de hacer un movimiento muy horizontal lo hace más vertical. Con eso juega Nadal desde que era un adolescente, pues nadie mejor que él en la historia ha conseguido hacer así de útil un golpe como su 'liftado'.

Cómo Nadal reconvirtió el 'liftado'

Y aquí es preciso explicar que el golpe 'liftado' no es un golpe ganador, o no lo era al menos hasta que Rafa Nadal no empezó a dar vueltas al mundo ganando partidos imposibles. La idea es claramente defensiva, un envío que reduce la velocidad de la bola cuando te llega y te ayuda a posicionarte, una manera de emplear una táctica y de moverte mejor para ir ganando pista, pero rara vez para terminar un punto. Eso, en principio, se hacía con golpes planos. Pero claro, eso era cuando una bola 'liftada' solo subía hasta cierto punto, Nadal tiene un golpe tan extremo que es capaz de cerrar golpes que son indominables para sus contrarios. Y así se hace una leyenda.

Foto: Dani Pedrosa es piloto del equipo oficial de Honda desde 2006. (EFE)

No hay más que ver un vídeo o una fotografía de Nadal golpeando la bola para entenderlo. Los jugadores españoles tradicionales también tenían el 'liftado' como uno de sus golpes habituales, pero desde luego ninguno de ellos se pasaba la raqueta por encima de la cabeza. Nadal sí, porque hace de la ejecución de ese estilo algo extremo, casi más propio de un contorsionista que de un tenista. Es más, cuando empezaba su carrera algunos ponían en duda la capacidad de vivir de ese golpe. Por estética, ya que no se parece en nada a los estándares habituales en el tenis, y también se llegó a plantear las dudas sobre la capacidad de aguantar físicamente ese golpe a lo largo del tiempo, de lo forzado que era. Las lesiones de Nadal, que existieron, no estuvieron nunca relacionadas con su manera de golpear.

Hay algo más en ese golpe de Rafa que lo hace sensacional, y es la capacidad de exportarlo a otras pistas y que siga siendo efectivo. No al nivel de la tierra, claro, porque es un golpe pensado de inicio a fin para dominar esa superficie, pero sí hasta el punto de haberle hecho competitivo en hierba o en dura, lugares donde otros españoles -y argentinos, y chilenos, gente de tierra al fin y al cabo- nunca tuvieron éxito en parte porque sus golpes defensivos eran completamente estériles ante los mejores pegadores. Los seis grandes que tiene fuera de Roland Garros Nadal demuestran que ese mal no fue el suyo.

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GRAF2863. MADRID, 09 05 2018.- El tenista español Rafa Nadal celebra su victoria ante el francés Gael Monfils, en el partido de segunda ronda del Mutua Madrid Open que se ha disputado en la Caja Mágica. EFE Mariscal

Las reticencias por Madrid

Hace diez años ya que se inauguró la Caja Mágica y hoy las quejas suenan algo lejanas, tanto que muchos las han podido olvidar o enterrar en los confines de la memoria. En su momento, cuando se inauguró el torneo en tierra -antes era en dura y en otoño- Rafa no estuvo nada contento. Él prefería Stuttgart, a nivel del mar, en la zona de confort. Llegaba siempre a Madrid con alguna pequeña queja, siempre revestida del cariño de la grada y lo especial que es jugar en casa, pero el hecho cierto es que este torneo no le terminaba de enamorar. La altura, ya se sabe. Tenía mucho cuidado, eso sí, de ser muy crítico, no fuese a perder un poco el cariño del público al no abrazar el torneo en toda su amplitud. Críticas a media voz, pero críticas al fin y al cabo.

Foto: Rafa Nadal entrenando en Madrid estos días. (EFE)

Es verdad que en el historial de Nadal su porcentaje de victorias en Madrid es ligeramente menor que en otros lugares en tierra. A veces no solo por la altura, también porque era el último torneo antes de Roland Garros -ya no lo es- y llegaba al mismo con cierta fatiga acumulada, algo que le pasa mucho más al que llega a todas las finales durante dos meses, un grado de excelencia que es difícil poner en perspectiva pero que es, exactamente, lo que acostumbra a hacer Nadal temporada tras temporada.

Gaël Monfils fue la última víctima de Nadal. Son años y años en el mismo ritmo, aunque el español se empecine en recordar que la primera ronda suele ser complicada, que hay que coger ritmo y demás. Si es así, la diferencia entre ese partido y el resto suele ser escasa, del mismo modo que pasa por encima del francés lo hace con normalidad en el resto del partidos. Cuatro juegos, solo cuatro, le dejó ganar a su rival. En su primer servicio del partido se vio con alguna bola de ruptura en contra, pero esa minucia fue la única oposición real que se encontró por el camino. Nadal es un favorito absoluto para llevarse el torneo, a pesar de la altura, porque el aire es menos denso, pero sobre tierra su tenis sigue siendo una máquina casi imbatible.

Llegó Madrid y el cambio de escenario no supuso un cambio de paradigma. Este torneo es diferente, sí, tiene sus matices con respecto a los otro cuatro torneos que habitualmente disputa Rafa Nadal en la primavera de primavera de tierra batida. La altura y eso. A la hora de la verdad, sin embargo, es más una cuestión de detalle que realmente importante. Con Nadal a este nivel los contrincantes tienen poco que hacer, aunque, ciertamente, haya algunas diferencias.

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