Es noticia
El Rey telefonea a Rafa Nadal para quitarle el "miedo" ante Djokovic
  1. Deportes
  2. Tenis
final de roland garros (15.00 horas)

El Rey telefonea a Rafa Nadal para quitarle el "miedo" ante Djokovic

Rafa quiere agrandar su leyenda en su escenario predilecto. Djokovic busca ganar el Grande que le falta. Y al fondo, la lucha por el número uno de la ATP

Foto: Nadal ataca la bola con su drive durante la semifinal ante Andy Murray. (AFP)
Nadal ataca la bola con su drive durante la semifinal ante Andy Murray. (AFP)

En la tarde del sábado, en la tranquilidad de su refugio parisino, Rafael Nadal recibió una llamada muy especial. Su (todavía) Majestad, el Rey Don Juan Carlos, telefoneó al tenista español para mostrarle su apoyo de cara a la novena final de Roland Garros que disputará este domingo (15.00 horas, Discovery Max y Eurosport) ante el serbio Novak Djokovic. “Acabo de recibir una llamada de apoyo del Rey Juan Carlos I. Agradezco mucho el cariño y apoyo que siempre recibo de la Casa Real", escribía el tenista en las redes sociales en una semana marcada por el anuncio de la abdicación del monarca tras 39 años en el trono.

Fiel a su cita en su escenario predilecto y evidenciando un dominio aplastante, el vigente número uno del ranking ATP tratará de conseguir su noveno triunfo en la arcilla parisina y agrandar su leyenda a costa de su principal rival en los últimos tiempos. En caso de victoria, Nadal lograría su decimocuarto Grande, igualando a Pete Sampras como el tenista con más majors en su palmarés, y sólo por detrás de los 17 que atesora el suizo Roger Federer. Por su parte, en su segunda aparición en París, el serbio tiene ante sí la posibilidad de ganar el único de los cuatro majors que le faltan y unirse así al selecto club formado por Fred Perry, Donald Budge, Rod Laver, Roy Emerson, Andre Agassi, Roger Federer y el propio Nadal. Y detrás, en el horizonte más inmediato, además de embolsarse el 1.500.000 euros de premio, posar junto a la Copa de los Mosqueteros con la Torre Eiffel de fondo como número uno del tenis mundial.

La final más esperada, el duelo más repetido en la historia del tenis. Hasta un total de 41 enfrentamientos directos, con balance favorable a Nadal 22-19, completan el abundante cara a cara entre los dos hombres que, con permiso de algún miembro destacado del ‘Top-5’, guían los destinos del tenis mundial. “Si hay algo especial que sepas para plantear el partido ante él, dímelo. Para mí es siempre lo mismo”, bromeaba con un periodista el pasado viernes. El serbio se ha apuntado los últimos cuatro encuentros ante el español, incluida las finales del Masters 1000 de Miami y del Masters 1.000 de Roma, ésta última sobre arcilla, pero ha sucumbido en los cinco duelos que les han enfrentado sobre la arena parisina. El español, además, ha salido victorioso en las últimas tres ocasiones que se han cruzado en los cinco sets a los que se disputan los Grand Slams. “Probablemente él llegue en mejor disposición que yo, porque me ha ganado en las últimas cuatro ocasiones, pero intentaré estar preparado”, apuntaba Nadal en la previa al encuentro.

Un Nadal que el pasado viernes, en las páginas de L'Equipe, reconocía que el partido donde más "miedo" ha sentido fue la final de Roland Garros de 2012. Pese a que terminó superando de forma solvente (6-4, 6-3, 2-6 y 7-5) la prueba que suponía medirse a un jugador ávido de seguir tachando torneos de la lista en su meteórico ascenso hacia el número uno del tenis mundial, los momentos que rodearon a aquel partido fueron realmente agobiantes. En la revista gala aseguraba que llegaba a aquel partido de 2012 "prácticamente sin dormir" por la importancia del choque, después de que Djokovic le hubiera ganado las últimas tres finales de Grand Slam disputadas (Wimbledon 2011, US Open 2011 y Open de Australia 2012).

“Ha sido el mejor partido en mucho tiempo”. Tras despachar con holgura a Andy Murray en semifinales por 6-3, 6-2 y 6-1, Nadal se mostraba pleno con el juego exhibido. No es para menos. Después de una hora y 40 minutos, abandonó la Philippe Chatrier sin permitir de break, con 24 golpes ganadores y únicamente 11 errores no forzados. Si a ello le unimos la seguridad en el servicio (sus primeros saques alcanzaron una media de 177 kilómetros por hora) después de que confesara algunas molestias en la espalda tras su encuentro de tercera ronda ante el argentino Leonardo Mayer, obtenemos la radiografía de un rey que no contempla la abdicación como una posibilidad. El balear se planta en el segundo domingo del torneo con 720 minutos en sus seis choques previos, menos que nunca. Por el camino quedaron, Robby Ginepri, Dominique Thiem, Leonardo Mayer, Dusan Lajovic, Ferrer y el mencionado Murray. Despertó de su letargo a lo grande, abandonando el sendero dubitativo por el que había transcurrido su temporada de tierra.

Nunca antes se había mostrado tan dubitativo en la arcilla, superficie en la que comenzó en Montecarlo, donde fue derrotado en cuartos de final por David Ferrer. En la misma ronda, está vez ante Nicolás Almagro, cayó en el Godó y su victoria en Madrid la semana siguiente estuvo cargada de interrogantes. Sólo la retirada por lesión en la final del japonés Kei Nishikori cuando iba por delante en la tercera manga le brindó su cuarta corona en la capital española. En Roma el título se le escapó contra un Novak Djokovic rocoso, entero, que tras flaquear en el primer parcial se sobrepuso con una tenacidad digna de mención (4-6, 6-3, 6-3). En total, Nadal se presentaba en París con tres derrotas en tierra batida, algo que hacía diez años que no registraba la hoja de servicios del español.

Sólo en dos ocasiones Nadal perdió en un torneo antes de llegar a París: la final de Roma 2011 (ante Djokovic) y la final de Hamburgo 2007 (ante Federer). Sin embargo el Stade Roland Garros, y en concreto su pista central, la imponente Philippe Chatrier, se erige en una segunda casa, un asidero de infinitas alegrías desde el cual forjar un carrera de leyenda. En sus diez participaciones en tierras parisinas, el balance de Nadal abruma: 65 victorias y una sola derrota, la que en 2009 le propinó el sueco Robin Soderling en los octavos de final. El extenista galo Guy Forget barruntaba con cierto fundamento la situación previa al envite: "Hasta las semifinales hubiera apostado por Djokovic. Después de esos dos partidos, pondría dinero por Nadal. Sobre todo si, como anuncian, hace sol".

“Vi un poco del partido ante Murray. No estoy demasiado sorprendido porque todos sabemos lo bueno que es en estas pistas. Ha ido elevando su nivel según avanzaba el torneo y está empezando a sentirse al máximo cuando lo necesita. No es la primera vez que le sucede. Es Nadal y es Roland Garros. Siempre ha hecho su mejor tenis al final de la competición”. El respeto es mútuo y Djokovic la ardua tarea que le aguarda por delante. En el flanco opuesto, el recorrido del serbio hasta alcanzar su segunda final en París ha generado más dudas pero sigue manteniendo intacto el estatus de único hombre capaz de hacer sombra a Nadal sobre el polvo de ladrillo. Sólo cedió dos sets, ante el croata Marin Cilic en tercera ronda y en semifinales ante el flamante nuevo miembro del ‘Top-ten’, el letón Ernest Gulbis.

Nole busca motivación en la tragedia

Nueva York, 5 de septiembre de 2013. Antes de encarar su semifinal del Abierto de Estados Unidos ante Wawrinka, todo eran quejas en Djokovic. Tras jugar todo el torneo en el turno de noche, la organización programaba su partido la segunda raqueta suiza a primera hora de la mañana, un cambio de rutina que atormentaba a Djokovic. Pero entonces apareció la figura de Wojtek Fibak, ex tenista polaco que le instruyó durante la competición en tierras neoyorquinas. “Recuerda a tus padres, recuerda cómo tu padre tuvo que vender su coche. ¿Sabes por qué lo hizo? Para que pudieras jugar el ‘US Open’. Y ahora estás en las semifinales y no quieres luchar y no eres feliz por el horario de tu partido? Hazlo por tu padre, por tu madre, por Serbia”. Su discurso le dio alas y, aparcando un estado físico y una preparación más que cuestionables, superó a Wawrinka en cinco apasionantes sets antes de sucumbir ante Nadal en la final. Pese a la incontestable derrota sobre el cemento de Flushing Meadows, una vez más Djokovic evidenciaba el factor determinante de la fortaleza mental.

Hace poco menos de dos semanas el New York Times abría su edición digital con una emotiva pieza sobre la metamorfosis que ha vivido en los últimos años. Más maduro y centrado, el serbio ha encontrado su mayor acicate en los momentos más trágicos de su vida. Desde la muerte de su abuelo en 2012 le inspiró hasta la triste pérdida de su primera entrenadora, Jelena Gencic, el pasado año, el serbio ha sabido digerir la rabia y el dolor para pegar más fuerte a la bola. “No puedo decir que las imágenes y los recuerdos de estas personas no estén en mi cabeza mientras estoy jugando pero intento canalizar esta energía de forma positiva. […] Sé que a ellos les gustaría que jugara y ganara por ellos y es algo que tengo en mi mente”, reconocía tras superar la primera ronda del torneo.

Algo similar ocurre con su querida Serbia, a quien se encuentra muy apegado más allá del deporte y de encabezar, siempre que el apretado calendario lo permite, las eliminatorias de Copa Davis. Los 549.000€ que se embolsó tras derrotar a Nadal en Roma fueron a parar íntegramente a reparar los terribles daños ocasionados por las devastadoras inundaciones que asolaron Serbia y Bosnia a principios del pasado mes de mayo. Parafraseando a Nietzsche y su eterno ‘lo que no nos mata nos hace más fuertes’, por si alcanzar el número uno o completar el ‘Grand Slam’ fuera un botín exiguo, el serbio encara la cita ante su némesis con un saco de energías positivas y la sonrisa que le provoca su próximo matrimonio con Jelena Ristic y el nacimiento de su primer hijo previsto para finales de este año. Eso sí, asumiendo que batir a Nadal en Roland Garros son palabras mayores.

En la tarde del sábado, en la tranquilidad de su refugio parisino, Rafael Nadal recibió una llamada muy especial. Su (todavía) Majestad, el Rey Don Juan Carlos, telefoneó al tenista español para mostrarle su apoyo de cara a la novena final de Roland Garros que disputará este domingo (15.00 horas, Discovery Max y Eurosport) ante el serbio Novak Djokovic. “Acabo de recibir una llamada de apoyo del Rey Juan Carlos I. Agradezco mucho el cariño y apoyo que siempre recibo de la Casa Real", escribía el tenista en las redes sociales en una semana marcada por el anuncio de la abdicación del monarca tras 39 años en el trono.

Novak Djokovic Tenis - Roland Garros Rafa Nadal
El redactor recomienda