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Moyá: "Cada vez que jugaba con España lloraba de emoción"
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"SI ESCRIBO UN LIBRO ME TENDRÍA QUE IR FUERA DE ESPAÑA"

Moyá: "Cada vez que jugaba con España lloraba de emoción"

Ha conseguido poner a todo el mundo de acuerdo, algo impensable en la actual España. Fue un adelantado a su época, tanto que llegó el 15

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Moyá: "Cada vez que jugaba con España lloraba de emoción"

Ha conseguido poner a todo el mundo de acuerdo, algo impensable en la actual España. Fue un adelantado a su época, tanto que llegó el 15 de marzo de 1999 al número uno del tenis mundial cuando era territorio prohibido para los tenistas españoles. Le dio por jugar en pista rápida cuando por aquí producían reacciones alérgicas. Se convirtió en icono sexual de ell@s y se metió a todo el mundo en el bolsillo con una frase que elevó a la categoría de universal. Claro, hablamos de Carlos Moyá (34 años), su tenis y su 'hasta luego Lucas' que Chiquito hizo local y él convirtió en universal, como lo hizo su drive, su talento, su simpatía y sus 'moyadas', que es como el mismo califica a sus ausencias en momentos determinados de sus partidos.

 

El pasado jueves escribió su último renglón en las pistas españolas. Fue en Sevilla, ciudad en la que además de despedirse del tenis, ganó una Copa Davis y recibió el, por ahora, último homenaje de los aficionados. Antes de colgar definitivamente la raqueta (lo hará en Buenos Aires en el próximo mes de enero), El Confidencial ha podido compartir un rato con el primer número uno mundial del tenis español. "La verdad es que desde que perdí en mayo en Madrid sabía que ese había sido mi último partido. Me di cuenta que era el fin. Lo maduré durante un tiempo, pero la decisión de que había terminado la competición era definitiva", afirma el primer tenista que ha sido homenajeado oficialmente por la ATP. Ven como hablamos de alguien especial.

Pasados unos días desde el anuncio de su adiós, Moyá reconoce que hay algo que no podrá suplantar con nada. "El cambio es grande. La adrenalina de la competición no hay manera de sustituirla. La descarga brutal de un tie-break nunca la podré volver a tener. Ganes o pierdas esos minutos son tremendos. Es como una droga muy potente". La crueldad de un deporte individual como el tenis coloca al deportista en situaciones límites. "El tenis es un deporte muy sacrificado, muy agresivo. Cada semana hay un ránking que te coloca en el sitio que te corresponde. En fútbol u otros deportes de equipo, se puede vivir un poco en la sombra, alargar tu vida deportiva, pero en el tenis estás donde te mereces. No hay escapatoria alguna. Pierdes tu, ganas tu", asegura el ya ex tenista.

Criticar a un tenista que ha logrado 20 títulos ATP, incluyendo un Roland Garros, una Copa Davis logrando el punto decisivo ante Andy Roddick, no sería justo, pero muchos que con el talento que atesora podría haberse ampliado su ya de por sí amplio palmarés. "Todos podemos conseguir algo más, pero realmente he ganado lo que propuse. Podría haber sido más ambicioso, pero me voy contento con lo hecho. No he engañado a nadie. Es cierto que es ocasiones me marchaba del partido, hacía alguna 'moyada' pero me marcho contento".

La Copa Davis, jugar defendiendo la bandera de España ha sido algo diferente, tal y como reconoce el tenista balear. "Si es que lloraba cada vez que saltaba a la pista y eso no me pasaba en ninguna otra competición. La gente se vuelca, el ambiente es tan diferente que se te ponen los pelos de punta. Es difícil de explicar lo que se siente, pero creo que es lo máximo jugar por España". Moyá huye de las definiciones. "No me gusta decir lo bien que lo hecho o lo mal. Los juicios deben ser de otros. No me considero un adelantado ni nada parecido. Es cierto que yo fui de los primeros en Australia, en jugar en pista rápida, pero es que era algo lógico. Tal y como estaba la ATP, con la mayoría de los puntos en ese tipo de superficie, no había más remedio que hacerlo. Recuerdo que el primer año en Australia, en el 96, éramos cuatro españoles en el cuadro. Al año siguiente, quince. Lo tuve claro desde el principio. Por cierto, vaya camisetas. Cómo cambia todo".

Moya deja de lado el contacto con los tenistas, los partidos, los viajes, pero ahora ha encontrado el partido diario que tiene que jugar su hija de apenas cinco meses. "Pasas de no parar a estar en casa todo día. De momento no he parado mucho por los homenajes, entrevistas, despedidas...No puedo ocultar que estoy muy ocupado con la niña, con Carolina, pero claro que se echan de menos los viajes, los entrenamientos, esas cenas con el resto de tenistas, los piques de fútbol con Rafa, con Feli (mejor que no hablen ahora), las salvajes partidas de Play... Es otro mundo. Soy feliz con lo hice y con lo que estoy haciendo ahora. No puedo separarme de mi hija". 

Su 'hasta luego Lucas' nada más perder la final del Open de Australia dio la vuelta al mundo, pero seguro que sus catorce años en la elite dan para mucho más que esa frase. "¿Dices de escribir un libro? No puedo, imposible. Si lo hago me tengo que marchar de España. No te imaginas las cosas que saldrían en ese libro (rompe a reír). Tengo millones de anécdotas, pero mejor que se queden donde están", reconoce el que fue mejor tenista español y que es tal y como demostró en las pistas, un tipo auténtico, sincero y sencillo. Explicación del porqué está recibiendo tantos homenajes. Algo sin precedentes en el mundo del tenis.

Ha conseguido poner a todo el mundo de acuerdo, algo impensable en la actual España. Fue un adelantado a su época, tanto que llegó el 15 de marzo de 1999 al número uno del tenis mundial cuando era territorio prohibido para los tenistas españoles. Le dio por jugar en pista rápida cuando por aquí producían reacciones alérgicas. Se convirtió en icono sexual de ell@s y se metió a todo el mundo en el bolsillo con una frase que elevó a la categoría de universal. Claro, hablamos de Carlos Moyá (34 años), su tenis y su 'hasta luego Lucas' que Chiquito hizo local y él convirtió en universal, como lo hizo su drive, su talento, su simpatía y sus 'moyadas', que es como el mismo califica a sus ausencias en momentos determinados de sus partidos.

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