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"Es una putada que mi padre sea el presidente de la Federación de rugby"
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LA HISTORIA DE PABLO: UN LEÓN DE ENTRENADOR

"Es una putada que mi padre sea el presidente de la Federación de rugby"

Pablo Feijoo ha sido nombrado recientemente entrenador del Seven de España de rugby y debe lidiar con las críticas -como cuando era jugador- por la posición de su padre... el presidente

Foto: Alfonso Feijoo, en los pasados Juegos frente a Sudáfrica.
Alfonso Feijoo, en los pasados Juegos frente a Sudáfrica.

“Me acuerdo de ir de pequeño al estadio de Anoeta, que era un barrizal, y mientras mi padre veía el partido, yo andaba jugando en los fosos de arena, el rugby me aburría. En casa nunca me han dicho que jugara ni me han presionado. Siempre me iba a esquiar con mi familia los fines de semana y nunca me podía inscribir a un deporte colectivo. Hasta que un año me apunté a fútbol, pero no me gustó mucho el ambiente que había y me cambié por la insistencia de un amigo... y con 12 años comencé a jugar al rugby”, hasta que colgó las botas en Río 2016 para pasar del césped al banquillo. Pablo Feijoo (San Sebastián, 1982), excapitán de España, es el nuevo entrenador del Seven y también hijo de su padre, el presidente de la Federación, Alfonso Feijoo. El Confidencial ha charlado con ambos sobre esta circunstancia.

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“Para mí es una putada que sea presidente, son más problemas que alegrías. “Que si ya estoy viejo, ya no corro pero sigo ahí por ser el hijo del presidente...”, son tejemanejes de la gente cuando era jugador. Es algo que me lleva persiguiendo toda la vida y he tenido que demostrar siempre más que cualquier otra persona. Nunca va a faltar alguien que te intente hacer daño, con eso he convivido, convivo y conviviré -diga lo que diga-. Y no lo critico, cada uno es libre de pensar como quiera. Yo intento hacer lo mejor posible mi trabajo, siendo autocrítico, y cuando no esté para ello hay que ser honesto e irse”, comenta el exjugador del Bera Bera de 34 años.

Su padre no le quita la razón. “Cuando me hicieron presidente, me dijo: "Me has jodido la vida". Y yo sabía que a él no le convenía que yo ocupara un puesto ejecutivo tan importante...", comenta Alfonso, quien admite a El Confidencial que cuando antes de los Juegos de Río su hijo dimitió ante cierta presión por aquello de ser 'hijo de', le comentó: "Has hecho lo más doloroso, pero lo mejor". Pablo, sin culpa de ser 'hijo de' y habiéndose ganado el derecho en el césped, iba a tirar sus sueños sólo por el qué dirán. "Afortunadamente y como buen ingeniero informático que es, aplicó la lógica y no encontró argumentos racionales por los cuales debía renunciar a un derecho".

Pablo Feijoo y sus famosas lágrimas por la clasificación a Río 2016.

Consejos de un padre, consejos de un presidente

Para alguien ajeno al rugby nacional, ¿cómo explicas que sea el hijo del presidente el nuevo técnico? Pablo responde: “En España no hay un gran arraigo al Seven, si en XV ya hay un déficit de entrenadores... imagínate en el VII. Creo que los mejores técnicos estábamos en el Seven olímpico y cualquier jugador de ese equipo hubiera sido una opción buena. Coincide que yo me retiro -lo dije antes de los JJOO-, que me habían planteado colaborar con el equipo, y que Tiki (Inchausti) decide irse. Llevo 15 años en el Seven, he acumulado muchas experiencias, con muchos más fracasos que éxitos”. Papeletas, cuanto menos, sí que tenía para ocupar el cargo. “Aunque está claro que haga lo que haga va a haber gente que me va a criticar”.

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Alfonso, curtido en más batallas, le ha hecho alguna recomendación en este sentido: “Que sea yo mismo y tome mis decisiones. Y que vaya con mis ideas, que no me deje influir”. Alfonso, consciente de las 'incomodidades' que supone para su hijo el hecho de que sea presidente, mira con lupa y recelo cada movimiento que implica a su hijo -incluso esta charla- para que nadie vea un trato preferencial... Así que para este tipo de casos ha desarrollado un mecanismo por el cual le exige más para aspirar a lo mismo que el resto. "Tiene más de trescientas internacionalidades y su cargo ha sido propuesto por dos exseleccionadores...".

Papelón con un equipo no profesional

Metidos en harina, este año y después del casi insuperable listón de los JJOO, el Seven de los Leones tiene como objetivo la clasificación en Honk Kong para la World Series, “pero hay un nivelazo para ganar ese torneo. Estos últimos años, con once meses de preparación y un equipo profesional no se logró, así que este año, con un mes y medio de preparación y jugadores no profesionales (hay quien tiene su trabajo y otros estudian) la lógica dice que no se ganará... como también decía que no iríamos a los JJOO”.

Pablo ya demostró tras aquel histórico partido frente a Samoa -el que dio el pase a Río 2016- que se pueden hacer frente a los imposibles: “No somos muy altos, no somos muy fuertes, pero hemos trabajado como uno solo”, comentó entre lágrimas y con los sentimientos a flor de piel. Precisamente es esa gestión y fortaleza de las emociones las que pueden dar otra sorprendente alegría a una España que, sobre el papel, tiene poco que hacer frente a potencias profesionales, como Alemania. “La pasión es fundamental, va con las personas. Hay personas que sienten más y ponen más pasión. Es una labor del entrenador porque, inconscientemente, si los jugadores ven que tienes pasión y lo das todo, ellos van a responder de la misma manera. Se contagia. Es un reflejo del entrenador. Tengo pasión por mi deporte y hay que luchar por todo y no reprochar nada si no te dejas nada en el tintero, de lo contrario... ya hay un problema. Si se falla no pasa nada, siempre que se dé el 100 o 200%”. Esta filosofía la trae de casa, donde siempre “me han apoyado en todo en la vida y todo lo que he hecho (mi padre, madre y hermana). Eso sí, pero lo que haga que sea al 100%”.

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Creyente de la disciplina, el trabajo, la honestidad, la humildad, Pablo Feijoo no quiere andar solo por este camino, “no me creo que yo sea el que más sé. Seguro que me equivoco en mil cosas. Así que le he dicho a los chicos, sobre todo a los veteranos, que estoy abierto a cualquier cosa que quieran aportar. A Tiki igual, que me dé ideas. Sus opiniones son puntos de vista que te pueden hacer ver mejor la foto. Luego ya tomaré las decisiones”.

“No por jugar al rugby somos mejores personas”

Tiene las ideas claras y, más allá de los resultados, su figura encaja con la aparentemente inmaculada percepción que se tiene sobre los valores que emanan del rugby. En este sentido, ser el hijo de un rugbier le ha beneficiado porque ha mamado la cultura desde pequeño, aunque “no por jugar al rugby tenemos mejores valores o somos mejores personas. El rugby, en España, es una familia pequeña y es más fácil controlar actitudes. Si se masifica, ojalá, hay que seguir educando la masa social, aunque ya será más complejo. Pero si es cierto que el entorno del rugby cuida esos pequeños detalles educativos más que en otros ámbitos”, opina el seleccionador, quien recuerda cómo su padre le comentó lo “sorprendido que estaba el Rey en la final de Copa por la buena educación del público. Tal vez el rugby pueda tirar de ese carro y realizar campañas de concienciación para exportarlo a otros deportes”.

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En su cargo, también va esa responsabilidad, aunque esa labor incumbe más a su padre, quien “está trabajando mucho para la FER y metiendo muchas horas para intentar colocar al rugby donde se merece”. Casualidad, el destino, el trabajo… sea por el motivo que sea, hoy por hoy los Feijoo son dos de los hombres que empujan al rugby español en la melé. Se equivocarán en “mil cosas” y el tiempo dirá si han actuado correctamente o son los candidatos apropiados para sus respectivos puestos, pero después de charlar con varias personas de la Federación y como decía Pablo, será difícil que en su intento se dejen alguna gota de energía en el tintero. Otra cosa es el qué dirán... "Pablo me dice: "Aita, hagas lo que hagas siempre va a haber un 20% de críticos". Palabra de ingeniero.

“Me acuerdo de ir de pequeño al estadio de Anoeta, que era un barrizal, y mientras mi padre veía el partido, yo andaba jugando en los fosos de arena, el rugby me aburría. En casa nunca me han dicho que jugara ni me han presionado. Siempre me iba a esquiar con mi familia los fines de semana y nunca me podía inscribir a un deporte colectivo. Hasta que un año me apunté a fútbol, pero no me gustó mucho el ambiente que había y me cambié por la insistencia de un amigo... y con 12 años comencé a jugar al rugby”, hasta que colgó las botas en Río 2016 para pasar del césped al banquillo. Pablo Feijoo (San Sebastián, 1982), excapitán de España, es el nuevo entrenador del Seven y también hijo de su padre, el presidente de la Federación, Alfonso Feijoo. El Confidencial ha charlado con ambos sobre esta circunstancia.

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