Loeb, Al-Attiyah, Lucas Cruz... Los amigos (y enemigos íntimos) del cuarto Dakar de Sainz

Carlos Sainz ha ganado su cuarto Rally Dakar a los 61 años en 48 horas, 15 minutos y 18 segundos con Audi. Ha sido la primera victoria con un coche eléctrico, aunque esta edición suponga la despedida de la marca, que se centrará a partir de ahora en la Fórmula 1. Sus tres triunfos anteriores los logró con Volkswagen (2010), Peugeot (2018) y Mini (2020).

"Ha sido una victoria en una edición muy competida, con mi cuarta marca y un coche muy especial. Esto significa mucho para mí, también hacer historia con este tipo de vehículos. Me alegro por Audi, era la última bala que teníamos y lo conseguimos. Estoy encantando y quiero agradecerles toda su confianza", expresó Sainz a su llegada a la meta, inmensamente feliz al conseguir este triunfo.

Lucas Cruz, su copiloto en 12 de sus 17 participaciones, ha resultado fundamental para que consiguiera este éxito. Siempre ha sido de vital ayuda para Sainz. "Han sido tres años duros para tener el coche a punto para ganar", sostuvo Cruz. La gestión de ambos ha sido impecable a lo largo de todo el torneo.

No fue una victoria fácil para Sainz, que tuvo que enfrentarse a duros rivales como Guillaume de Mevius y Sébastien Loeb, los que lo acompañaron en el podio. Loeb, eso sí, abandonó en el penúltimo día por una rotura de la horquilla delantera de su Hunter. La batalla estaba siendo feroz hasta ese momento, aunque Carlos tenía (o parecía tener) controlada la pugna con el francés.

Unos rivales inferiores

"Todo el esfuerzo que había detrás, de todo el equipo, de esos años en que no terminaron de funcionar las cosas… Cuando persigue los sueños, aunque sean grandes, a veces se consiguen y hoy es uno de esos días", explicó Sainz. Uno es feliz cuando se alcanzan las metas. Y Carlos se sintió más que realizado tras haber conseguido su cuarto Dakar.

Al-Attiyah, por su parte, también mostró una férrea competencia con Sainz… hasta la novena jornada. Tomó una decisión totalmente incomprensible: marcharse a casa al término de la novena jornada. Dejó solo a Loeb, aunque la presencia de su compañero fue testimonial porque Carlos estaba en camino hacia su cuarto éxito.

La superioridad de Sainz

"Estoy realmente decepcionado. Todos los días tengo un problema, es muy duro para mi corazón", explicó Al-Attiyah cuando se retiró. "Si no soy yo, lo aceptaré, pero soy uno de los mejores pilotos del Dakar". La realidad, sin embargo, le demostró que estaba equivocado porque ninguno de los enemigos de Sainz estuvo a su altura a lo largo de todo el torneo.

El éxito de Sainz, además, hay que reconocerlo con creces, porque no llegó por demérito de sus rivales. El español ganó al merecerlo más que nadie en un Dakar en el que no dio tregua; en el que sus enemigos fueron inferiores durante toda la competición. ¿Qué más pruebas hacen falta? Su hegemonía es incontestable.