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Por qué el Dakar puede haberse pegado un tiro al pie: "O somos muy tontos todos..."
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LA POLEMICA PRIMERA ETAPA Y SU IMPACTO

Por qué el Dakar puede haberse pegado un tiro al pie: "O somos muy tontos todos..."

La situación vivida en la primera jornada del Dakar todavía colea. A excepción de un piloto, todos los participantes se perdieron y la prueba ha perdido emoción nada más comenzar

Foto: La polémica ha llegado al Dakar desde la primera etapa
La polémica ha llegado al Dakar desde la primera etapa

Quizás se le calentó la lengua en plena decepción por haber perdido sus opciones ya en la segunda etapa del Dakar. "Lo único que sabemos es que resulta muy divertido que sólo un coche tomara el camino correcto, pensamos que (Naser Al Attiyah y su copiloto Matthieu Baumel) tenían información extra, de otra forma era imposible encontrar el camino". La acusación de Sven Quandt, el director deportivo de Audi era suficientemente audaz sin pruebas relevantes que la respaldaran. Palabras fuertes para alguien de su mesura y experiencia, Qandt sabe que un Dakar es una prueba imperfecta por su naturaleza.

Otro tema es que los organizadores se pegaran un tiro en el pie con lo vivido el domingo en la prueba. Los próximos días indicarán si en las dos categorías de coches y motos la prueba ha quedado tocada prematuramente. Significaría un desastre para un evento anual que perdiera fuelle a poco de empezar porque David Castera, su director, se mantuvo en un 'sostenella y no enmendalla' que podría arruinar el interés deportivo y el potencial mediático de esta edición. Un organizador debe saber cuándo ceder y cuándo no, y quizás en esta ocasión el Dakar pague un elevado precio por no acogerse al pragmatismo cuando la ocasión lo justifica.

Esto se ha acabado

Antes, un poco de contexto sobre el Dakar actual. David Castera cuenta con una amplísima experiencia como piloto de motos, copiloto, y director de la prueba. Tras su participación en los dakares sudamericanos a ambos lados de la verja comprendió que la prueba se había convertido en una carrera al sprint, con la navegación como un elemento accesorio de la prueba. Al llegar a Arabia Saudi también en la primera edición se dispararon las velocidades medias. Decidió que aquello se había acabado.

Sin embargo, en la pasada edición (2021) imprimió un rumbo radical que dejó fuera de combate a varios pilotos, entre ellos Carlos Sainz y Sebastian Loeb, muy críticos con la nueva filosofía de la prueba. «Esto se está volviendo más un gymkana que un rally raid. He hecho catorce Dakar y lo que estoy viendo hasta ahora no es un raid”, selló el español el pasado año con sus críticas. Con el tiempo, el propio Sainz reconocería que su alta velocidad de crucero requería ser moderada para adaptarse un nuevo y complejo ‘road book” que exigía más reposo para su seguimiento.

Actualmente, se entrega el libro de ruta con un cuarto de hora de anticipación, se han eliminado los ‘mapmen’ de estudio de mapas, se entrega una ‘tablet’ a cada equipo para eliminar anotaciones, se reduce el margen de activación de los ‘way points’... En los dakares africanos, el desafío de la navegación radicaba en la falta de medios o las propias dificultades naturales de la ruta. Ahora esas dificultades son más, digamos, artificiales. “Es muy difícil encontrar el equilibrio, pero es mi papel y trataré de hacer ajustes”, explicaba el año pasado Castera, “pero nunca eliminaré el pilar de la navegación, eso sería traicionar esta disciplina. Loeb, Sainz y los demás deben entenderlo, de lo contrario no tienen nada que hacer en el Dakar".

Grandes expertos, todos pillados

Solo Svend Quandt sabe si se dejó llevar por la intuición o tenía pruebas para afirmar que Nasser Al Attiyah y su copiloto acertaron con la ruta el domingo porque contaba con información adicional. Porque Sebastian Loeb tuvo la suerte de ir siguiendo al catarí al llegar a tan conflictivo punto. De lo contrario, también habría quedado fuera de juego, como el resto de sus rivales en coches. El sistema actual no ayuda a creer a Qandt. Porque de haber sido cierto sería un escándalo mayúsculo.

Pero, ciertamente, la prematura ‘trampa’ del domingo fue quizás demasiado lejos. Porque es consenso generalizado apoyado por la lógica más elemental que ese kilómetro 257 fue más un error del libro de ruta que una ‘trampa’. Cayeron casi todos los favoritos. Y poco se habla de las motos, pero la escabechina fue generalizada entre todos los grandes de la prueba, que también denunciaron el error para identificar la ruta. Si tantos pilotos y copilotos profesionales de dos y cuatro ruedas, con décadas acumuladas de experiencia, se vieron sorprendidos y afectados, es que verdaderamente algo falló. Es aquí cuando el Dakar tenía que haber tomado medidas. Aunque fuera por puro pragmatismo e interés. No sería ni la primera ni la última vez.

En ese permanente duelo y tensión entre organizadores y pilotos para arrimar el agua a su molino, de momento David Castera y los suyos han mantenido su posición y filosofía a ultranza, no adoptando una postura más flexible para mantener abierta la ventana del interés deportivo y mediático. Si el libro de ruta propició el error a tantos equipos, haber neutralizado la etapa en un momento dado se hubiera entendido bien. Porque es el propio Dakar y su impacto mediático el que puede pagar el precio si se convierte en una caravana sin emoción en las dos categorías principales. Porque es una aventura para centenares de privados, pero no son estos los que garantizan un seguimiento mediático a gran escala.

Cuando todos coinciden

Cuando marcas como Audi apuestan por el Dakar también aportan una enorme activación mediática para el público generalista. Una bendición para sus organizadores, como en su día también ocurriera con las 24 Horas de Le Mans. Esta semana llega un importante contingente internacional de periodistas invitados por la marca alemana. El proyecto de su montura eléctrica es uno de los más revolucionarios que ha conocido el automovilismo deportivo. El Dakar no está obligado a poner alfombras rojas para la victoria, pero tampoco obstáculos fuera de lugar que dan al traste con un año de trabajo 24/7 y una enorme inversión.

El equipo BRX de Nani Roma intenta ganar la carrera con un combustible ecológico, pero el catalán ha quedado fuera a pesar de contar con uno de los mejores navegadores, Álex Haro, que también coincidía con otros copilotos sobre lo ocurrido. Y como los de motos, que se lo guisan y se lo comen a solas. Todo por un error, aunque no sea totalmente imputable a los organizadores. A veces, una simple noche de lluvia destroza el trabajo previo de reconocimiento y el libro de ruta. Si este provoca que un año de trabajo quede destrozado el primer día, quizás convendría reflexionar.

El Dakar actual cuenta con numerosos ingredientes para un enorme potencial de historias. La carrera más dura del mundo siempre será imperfecta, incluso con la mejor voluntad y trabajo duro -y oscuro- de sus organizadores. Ese equilibrio de tantos factores del que hablaba David Castera siempre será difícil de lograr. Entre ser fiel estajanovista al espíritu de la prueba y mantenerse firme ante las presiones todavía queda margen de maniobra. Sería triste que la presente edición quede pinchada desde el principio por carecer de suficiente cintura. A no ser que Castera y los suyos sean conscientes de que todavía quedan otras muchas ‘trampas’, que no errores, por el camino para reavivar la carrera.

Quizás se le calentó la lengua en plena decepción por haber perdido sus opciones ya en la segunda etapa del Dakar. "Lo único que sabemos es que resulta muy divertido que sólo un coche tomara el camino correcto, pensamos que (Naser Al Attiyah y su copiloto Matthieu Baumel) tenían información extra, de otra forma era imposible encontrar el camino". La acusación de Sven Quandt, el director deportivo de Audi era suficientemente audaz sin pruebas relevantes que la respaldaran. Palabras fuertes para alguien de su mesura y experiencia, Qandt sabe que un Dakar es una prueba imperfecta por su naturaleza.

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