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María Xiao, la estrella que nos representará en un deporte en el que nunca se ganó nada
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María Xiao, la estrella que nos representará en un deporte en el que nunca se ganó nada

El Confidencial entrevista a la deportista para repasar sus inquietudes respecto a la cita olímpica, la salvación de su confinamiento y el papel de sus padres en su trayectoria

Foto: María Xiao, en una de los eventos clasificatorios. (RRSS)
María Xiao, en una de los eventos clasificatorios. (RRSS)

María Xiao Yao tiene 26 años y es una de los más de 200 deportistas españoles que acudirán el próximo verano a Tokio para disputar los Juegos Olímpicos. Nacida en Barcelona, desde que era una bebé creció escuchando el sonido de las pelotas y las palas del tenis de mesa. Con los años seguiría el ejemplo de su madre, Yao Li, y de su padre, Daili Xiao, atletas chinos que emigraron a Europa para triunfar en el coloquialmente conocido como ping pong. Una modalidad olímpica desde Seúl 1988 que cada vez cobra más fuerza en España ya sea como deporte popular o a nivel competitivo.

placeholder Galia Dvorak, al fondo, y Maria Xiao, durante un partido de dobles de tenis de mesa. (Efe)
Galia Dvorak, al fondo, y Maria Xiao, durante un partido de dobles de tenis de mesa. (Efe)

El pasado 25 de abril, en el Preolímpico de Guimaraes, María consiguió su ansiada plaza para Tokio. “Ha sido como cumplir un sueño. Hace ya unos días que conseguí la clasificación y aún sigo contenta, cuesta hacerse a la idea", afirma en conversación con El Confidencial, poco después de terminar una de sus sesiones de entrenamiento: “Lo primero que se me vino a la cabeza fue agradecer a toda la gente que me ha apoyado, a toda esa gente que está detrás. En el momento que me clasifico solo se me ve a mí, pero sin ellos no había logrado nada”. Reconocida como la mejor palista española de la actualidad, Xiao se encuentra preparando los Juegos Olímpicos en el Centro de Alto Rendimiento Joaquín Blume, en Madrid, además de ser jugador profesional del UCAM.

"En la mayor parte de mi juventud no me gustaba el tenis de mesa"

Lejos de los tópicos habituales en los deportistas de élite, María se muestra sincera a la hora de hablar sobre su relación con el tenis de mesa, marcada desde su nacimiento por ser la profesión de sus dos progenitores: “Iba con ellos a los entrenamientos, pero no sabía si realmente me gustaba en sí. Era pequeña e iba a recogerles las bolas y te lo pasabas bien, hacías un poco el tonto. A los cinco o seis años cogí una pala y mis padres se pusieron a jugar conmigo. Más adelante veía a compañeros de clase que quedaban con amigos, salían más… y yo, pues yo me iba a entrenar. La verdad es que en la mayor parte de mi juventud no me gustaba el tenis de mesa. Hacía todos los días lo mismo y me cansaba. Tampoco sé si me gustaba otro deporte, si no pruebas, pues no sabes”.

El tiempo acabaría por convertirse en el mejor aliado de la española en su amor por la modalidad, a la que se dedica profesionalmente desde los 17 años. Xiao no puede evitar soltar una ligera carcajada cuando se le pregunta por los tópicos sobre su deporte. “Escucho muchos comentarios del tipo ‘en el tenis de mesa no hay que moverse mucho porque la mesa es muy pequeña’, pero este es un deporte complejo. Necesitas un poco de todo, el aspecto mental, el tema físico, agilidad y reflejos… Es uno de los deportes más completos que hay”, reflexiona, antes de añadir que “cuando ves a los buenos… Es una pasada, es increíble ver un partido de élite”.

placeholder María Xiao se dispone a sacar durante en el partido de tenis de mesa. (Efe)
María Xiao se dispone a sacar durante en el partido de tenis de mesa. (Efe)

“Mis padres estaban más contentos que yo, jamás les vi así de felices. Todavía parece que ni se lo creen”, cuenta emocionada la palista española. Las restricciones del coronavirus marcarán los próximos e históricos Juegos Olímpicos, ya que está confirmado que no habrá lugar para público extranjero en Japón. Una medida que evitará que María pueda disfrutar del calor de su familia, pero a lo que resta importancia: “Con que esté yo en Tokio es suficiente para ellos”.

Que tus padres sean profesionales del mismo deporte que tú no siempre es fácil. “Cuando ganas un partido, hablas tranquilamente con ellos y todo perfecto. Pero claro, cuando has perdido un partido duro… Te empiezan a hablar de eso y se hace un poco complicado. Todavía estás enfadada contigo misma, pero por otra parte a ellos les sale decirte los fallos porque quieren lo mejor para mí, a veces se hace algo complicado”, reconoce la palista, para puntualizar que “eso sí, tengo ventaja respecto al resto, muchos conceptos y detalles del tenis de mesa son gracias a mis padres. Otra gente está mucho más sola en esos aspectos”.

Nacida en Barcelona, de padres chinos y criada en Portugal

María nació en Barcelona cuando sus padres vivían en España por motivos de trabajo, pero pasó su infancia en Madeira (Portugal). Con el país luso llegó a viajar a sus primeros Juegos Olímpicos, los de Londres 2012, como parte del equipo suplente. Desde entonces pasaría a engrosar las filas de la selección española tras acomodarse en Murcia y firmar por el UCAM. “Buff, no sé”, responde con sinceridad cuando se le pregunta por su sentimiento de identidad: “Cuando estoy en China y me preguntan digo que soy china, en España pues digo que soy española. Es un lío, soy un poco de todo -ríe-. Portugal también fue importante en mi vida”.

Uno de los motivos del aumento de la popularidad del tenis de mesa en países europeos se debe al caso de los padres de María, que abandonaron China -la élite de la categoría- para labrarse una carrera profesional en países con niveles deportivos más bajos. “En Europa seguro que eres uno de los mejores, tienes más posibilidades económicas, de competición…”, reflexiona, aunque apostilla que “estos casos ya no pasan tanto”. Un fenómeno cultural que se vive a la inversa en deportes como el fútbol, cuya tradición en China no estaba tan arraigada y generó que el talento extranjero fuera clave en el 'boom' de la Superliga.

Una mesa en mitad del salón, su salvación durante el confinamiento

El confinamiento provocado por el coronavirus cambió las vidas de todos los españoles, generando un impacto económico y social como nunca antes se había vivido. En el caso de los deportistas de élite, esto impidió que muchos de ellos pudieran entrenar con normalidad. María narra su experiencia: “Lo he llevado un poquito mejor que otros deportistas. Tuve la suerte de quedarme en el confinamiento con mi entrenador y compañero de la selección, Jesús Cantero. El director del UCAM Murcia se ofreció a ayudarnos y Cantero pidió si nos podían llevar una de las mesas reglamentarias. Teníamos de todo, pusimos la mesa en el salón de la casa de Jesús. No había mucho sitio, pero para hacer ejercicios sencillos venía de lujo. Entrenábamos casi todos los días. Si no llega a ser por eso, estamos dos o tres meses sin coger la pala y la verdad es que no es lo mismo”.

Foto: La afición anima conectados desde casa en un partido de la pasada temporada de la Superliga. (Reuters)

A menos de tres meses para el inicio de la cita deportiva más importante del mundo, todavía existe cierta incertidumbre respecto a la celebración de Tokio: “Hasta que no nos digan que se cancela, toca prepararlo a tope”. Con ambición, pero los pies en la tierra, María Xiao representará a España con la ilusión de atraer cada vez más público doméstico al tenis de mesa. “Voy a disfrutar, a hacerlo lo mejor posible. Están las mejores del mundo y el nivel de aquí es el que es. Pero voy a tratar de ganar partidos y cuando pierda, pues nos vemos en tres años en París. Y ya está”, confiesa.

María Xiao Yao tiene 26 años y es una de los más de 200 deportistas españoles que acudirán el próximo verano a Tokio para disputar los Juegos Olímpicos. Nacida en Barcelona, desde que era una bebé creció escuchando el sonido de las pelotas y las palas del tenis de mesa. Con los años seguiría el ejemplo de su madre, Yao Li, y de su padre, Daili Xiao, atletas chinos que emigraron a Europa para triunfar en el coloquialmente conocido como ping pong. Una modalidad olímpica desde Seúl 1988 que cada vez cobra más fuerza en España ya sea como deporte popular o a nivel competitivo.

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