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A zancadas hasta la prehistoria: la carrera por las cuevas de los primeros humanos
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se disputa la Kobaz Koba Trail de Zestoa

A zancadas hasta la prehistoria: la carrera por las cuevas de los primeros humanos

Zestoa (Guipúzcoa) acoge este domingo una carrera de montaña que discurre por las cuevas y caminos que utilizaron los primeros humanos. Desde hace días están agotados los 470 dorsales

Foto: Unos corredores compitiendo en las cuevas (Ardiel).
Unos corredores compitiendo en las cuevas (Ardiel).

Entre la larga lista de carreras de montaña, hay una prueba cuyo espíritu no es tanto avanzar (en kilómetros) sino retroceder (en el tiempo). Más que una competición, la Kobaz Koba Trail de Zestoa, en Guipúzcoa, es un viaje atrás en el tiempo, un salto a la Prehistoria, porque los corredores transitan por los mismos caminos que recorrían los primeros humanos. No falta ni el paso por las cuevas que les servían de hogar y de refugio.

Esta vuelta al pasado está programada para este domingo, cuando tendrá lugar la segunda edición de una prueba que pese a que todavía anda en pañales (por esto de la corta edad) ya ha logrado caer de pie entre los numerosos aficionados al trail running. Los 470 dorsales disponibles para las dos pruebas, de 25 y 17 kilómetros, están agotados desde hace días después de una primera edición que también cubrió las 400 plazas disponibles y que levantó los elogios de los participantes por su recorrido, organización, ambiente y carácter festivo.

Foto: (Foto: Corbis)

El recorrido es su gran reclamo. El entorno de este municipio de algo más de 3.500 habitantes situado a unos 35 kilómetros de San Sebastián es rico en cuevas. En especial, el valle abraza a Ekain, uno de los principales santuarios prehistóricos europeos junto a Altamira o Lascaux con bellos conjuntos de pinturas rupestres en el que destaca sobremanera 'el panel de los caballos'. La cueva, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2008, está cerrada al público para preservar la conservación de sus pinturas, pero es uno de los lugares de paso de una carrera que conecta diferentes cavidades para ofrecer una experiencia “sin igual”.

“Ofrecemos a los corredores la oportunidad de gozar del deporte y de la historia”, resaltan desde la organización, que ha ideado un recorrido para “vivir la Edad del Hielo por los caminos de aquellos primeros humanos” y que dejaron impresionantes muestras de arte rupestre. A través de estas sendas, los participantes serán testigos de los vestigios que dejaron los primeros habitantes tras la última glaciación y que “por suerte han llegado hasta nuestros días”.

Las dos pruebas se han bautizado con el nombre de dos galerías de Ekain en su honor. La carrera de 25 kilómetros, nombrada 'Zaldei bidea' en alusión a la “belleza y la resistencia” del caballo, tiene un desnivel acumulado de 1.560 metros, mientras que el de su hermana menor, denominada 'Artzei bidea' en referencia a los osos que vivían en las cuevas de los alrededores de Zestoa, es de 980 metros. La prueba más larga adquiere la forma de un ‘8’ con el pueblo en el medio, de modo que se pasa por la localidad a los 16 kilómetros.

Ambos circuitos comparten paso por Santa Engracia, considerado como “el punto más espectacular de la prueba” con los corredores cuesta arriba. El recorrido de 25 kilómetros suma una última pendiente “muy exigente”, Endoia, y que se presenta como “un buen lugar para ver sufrir a los corredores”. “Es una prueba exigente y rompepiernas”, asegura un participante de la primera edición que habla “maravillas” de la prueba, si bien este año no podrá repetir por una inoportuna lesión.

A las puertas de su segunda edición, la Kobaz Koba Trail ha entrado ya en el top de las carreras guipuzcoanas con mayor participación junto a la aclamada Zegama-Aizkorri (el ganador de 2016 fue Kilian Jornet) y la Flysch Trail de Zumaia, también consagrada dentro del panorama nacional. El año pasado, en Guipúzcoa se celebraron 55 pruebas de montaña que congregaron a más de 10.000 participantes. Y la presencia sería mucho mayor de no ser por las restricciones de corredores que acompaña a los catalogados como Espacios Naturales Protegidos.

Foto: Una 'runner', realizando estiramientos.

La carrera surgió el pasado año, pero su organización acumulaba varios años en formato de idea en el entorno del pueblo. Finalmente, el club de montañismo de Zestoa Agiro Mendi Kluba y la empresa cultural y turística Arazi, encargada de la gestión de la réplica de la cueva de Ekain, se unieron para dar vida a una prueba que nació con el objetivo principal de posibilitar el disfrute de la “excelente” naturaleza y el “rico” patrimonio cultural del valle. En su primera edición, el ganador de la prueba reina fue Xabier Plazaola en hombres con un tiempo de 2 horas y cinco minutos mientras que Uxoa Irigoyen triunfó en féminas con 2 horas y 32 minutos. Por su parte, Iñaki Mihura (1,24) y Eva González 1,45) vencieron en la prueba 'txiki'.

El “éxito” del estreno de la prueba ha llevado a la organización a introducir “mejoras” en pos del espectáculo y a aportar nuevas experiencias con una categoría en la que los participantes irán descalzos o provistos de calzado “minimalista” carente de desnivel entre el talón y la parte delantera. Será, según su definición, “un recorrido único y espectacular para disfrutar de un entorno natural e histórico que hará disfrutar a corredores de todos los niveles”. Y también a los espectadores y a los acompañantes de los runners, ya que se creará un entorno festivo en el centro del pueblo con música, actuaciones y degustaciones de productos vascos. Todo bajo la atenta mirada de Ekainberri, la réplica de la cueva de Ekain que entre sus actividades ofrece la posibilidad de hacer fuego, cazar y pintar como los hombres del paleolítico.

Entre la larga lista de carreras de montaña, hay una prueba cuyo espíritu no es tanto avanzar (en kilómetros) sino retroceder (en el tiempo). Más que una competición, la Kobaz Koba Trail de Zestoa, en Guipúzcoa, es un viaje atrás en el tiempo, un salto a la Prehistoria, porque los corredores transitan por los mismos caminos que recorrían los primeros humanos. No falta ni el paso por las cuevas que les servían de hogar y de refugio.

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