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La lluvia en MotoGP salvó al Gran Premio de Indonesia del más absoluto desastre
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OLIVEIRA SE LLEVÓ LA VICTORIA

La lluvia en MotoGP salvó al Gran Premio de Indonesia del más absoluto desastre

No es un contrasentido, porque las dadas las condiciones del asfalto, una carrera de MotoGP en seco podría haber resultado devastadora, pero la lluvia fue un bálsamo para los pilotos

Foto: La lluvia salvo el Gran Premio de Indonesia. (EFE/EPA/Adi Weda)
La lluvia salvo el Gran Premio de Indonesia. (EFE/EPA/Adi Weda)

Que el Gran Premio de Indonesia podía ser complicado, se veía venir desde hace semanas, quizá meses. Cuando el trazado de Mandalika se estrenó el pasado mes de noviembre con el Mundial de SBK, el campeonato para motos derivadas de serie, los pilotos ya hablaron de la fragilidad del asfalto en algunos tramos del circuito, una situación que se repitió semanas después, en febrero, cuando los pilotos de MotoGP realizaron sus entrenamientos de pretemporada. Con motos mucho más potentes que las SBK, el firme de Mandalika se deshacía, dejando sobre el asfalto pequeñas piedras que se convertían en proyectiles al paso de las motos, y no pocos pilotos sufrieron pedradas y heridas, además de dejar unos cuantos carenados agujereados como un queso gruyere.

No era un tema menor, no se trataba de poner un parche de asfalto aquí y otro allá. Eran 1.600 metros de trazado, de la curva 17 a la 5, que requerían una intervención inmediata, un reasfaltado completo, y las tareas se acometieron de inmediato, durante dos semanas, finalizando las labores en la semana previa al Gran Premio.

Foto: Momento de la caída de Marc Márquez. (DAZN)

Pero ese no fue el único problema. Luego estaba la cuestión de los neumáticos, porque dadas las condiciones de calor que se pueden llegar a alcanzar en Mandalika, en Michelin tenían dudas de que los neumáticos empleados en las pruebas de pretemporada pudieran garantizar la distancia completa de carrera. De hecho, no todas las marcas hicieron pruebas con los neumáticos enviados allí sobre la distancia de carrera, y ante la duda, el suministrador prefirió enviar a Mandalika un neumático diferente, con una carcasa más dura que asegurara que no se iba a descomponer con el calor.

Porque no se trata solo de temperatura de asfalto o el calor ambiental, sino de la temperatura de trabajo de los neumáticos, dado que esta pista es una de las que alcanza la velocidad media más elevada del campeonato, así que el neumático sufre muchísimo. Por eso, con buen criterio, para evitar correr riesgos y en pos de la seguridad de los pilotos, decidieron enviar una nueva partida de neumáticos con una carcasa más dura, un modelo que no se empleaba desde 2019. Este neumático se introdujo por primera vez en el Mundial en 2017 para asegurar la fiabilidad en el velocísimo Red Bull Ring austriaco y no se empleaba desde el Gran Premio de Tailandia de 2019.

El problema es que este cambio súbito no ha encajado bien en todas las motos ni en todos los pilotos. Por ejemplo, las Honda se han visto perjudicadas, mientras que a las Yamaha y a las Ducati les ha ido mucho mejor: bastaba con ver el increíble ritmo de Fabio Quartararo durante todo el fin de semana, ayudado también por el hecho de que Mandalika tiene rectas cortas (la más larga solo tiene 507 metros), donde la velocidad máxima no es primordial –es su talón de Aquiles–, y muchos tramos enlazados, donde la Yamaha saca a relucir su mayor virtud, que es la velocidad de paso por curva. Así que el resultado es que nada de lo que vimos en febrero, la superioridad de Honda en Mandalika, se ha visto reflejado durante el fin de semana del Gran Premio.

placeholder La lluvia estuvo presente en Mandalika. (EFE/EPA/Adi Weda)
La lluvia estuvo presente en Mandalika. (EFE/EPA/Adi Weda)

Bendita lluvia

Durante todo el fin de semana, los pilotos de MotoGP rodaron en condiciones de seco, con lo que no tuvieron ocasión de probar a fondo el nuevo asfalto en mojado. Aparentemente, el agarre era excelente, y el drenaje del circuito funcionó, porque hora y media antes de empezar la carrera, a la vista de la cantidad de agua que había en la pista, pocos apostaban porque la carrera pudiera realizarse el domingo, y algunos ya se apresuraban a organizar su logística para el lunes.

A pesar de la dificultad, fue una carrera muy segura, con la única caída de Jorge Martín, pero plagada de sustos en diversos momentos. Y la lluvia fue una verdadera bendición, porque de lo contrario no sabemos qué podría haber pasado con el asfalto, que volvió a degradarse de forma alarmante. Ya antes de comenzar, se tomó la decisión de recortar a dos tercios la distancia de carrera en Moto2 y, en MotoGP, se redujo a tres cuartas partes de la distancia original.

La lluvia ha permitido que, a pesar de la masiva degradación del asfalto, no se sufriera un problema de seguridad, aunque ya en la parte final de la carrera de MotoGP el firme se había desmigajado en algunos tramos y los pilotos comenzaban a proyectar pequeñas piedras contra los que les seguían. En seco, la situación habría sido insostenible y muy peligrosa, así que benditos sean los cielos de Lombok por habernos traído esta tormenta.

placeholder El asfalto dejaba mucho que desear. (EFE/EPA/Adi Weda)
El asfalto dejaba mucho que desear. (EFE/EPA/Adi Weda)

Con una carrera en lluvia, hay pocas conclusiones que sacar. Quizás la más importante es el paso adelante que ha dado Quartararo en esta condiciones, porque no hace tanto la lluvia era una asignatura pendiente para él. Otra cosa clara es la preocupante situación de Pecco Bagnaia, el líder de Ducati, 15º hoy, y Jorge Martín, aspirante a un asiento en el equipo de fábrica italiano, que ha sumado su segundo cero del año. Y qué decir de la situación de Marc Márquez, que no pudo correr al sufrir una terrible caída en el entrenamiento matinal, en seco, por seguir intentando darlo todo sobre una moto que no tiene aún bajo control.

No podemos decir que MotoGP 2022 no ha comenzado de forma emocionante: lidera el campeonato un piloto satélite (Bastianini) con la Ducati menos evolucionada de su cuadrilla y KTM manda en la clasificación de fabricantes. Nadie fue capaz de imaginar un guion así.

Que el Gran Premio de Indonesia podía ser complicado, se veía venir desde hace semanas, quizá meses. Cuando el trazado de Mandalika se estrenó el pasado mes de noviembre con el Mundial de SBK, el campeonato para motos derivadas de serie, los pilotos ya hablaron de la fragilidad del asfalto en algunos tramos del circuito, una situación que se repitió semanas después, en febrero, cuando los pilotos de MotoGP realizaron sus entrenamientos de pretemporada. Con motos mucho más potentes que las SBK, el firme de Mandalika se deshacía, dejando sobre el asfalto pequeñas piedras que se convertían en proyectiles al paso de las motos, y no pocos pilotos sufrieron pedradas y heridas, además de dejar unos cuantos carenados agujereados como un queso gruyere.

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