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Doce millones de dólares y una decepción: el año en el que Jon Rahm se hizo mayor
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El golfista más regular del circuito

Doce millones de dólares y una decepción: el año en el que Jon Rahm se hizo mayor

El golfista vasco, número 1 mundial con 26 años, se quedó a un golpe de llevarse también la FedEx Cup y afronta la Ryder como líder europeo tras una temporada accidentada pero fabulosa, oscurecida por dos coronavirus, en la que además fue padre

Foto: Rahm, en la jornada final del Tour Championship. (REUTERS)
Rahm, en la jornada final del Tour Championship. (REUTERS)

El mes pasado, en el BMW Open de Maryland (Estados Unidos), Jon Rahm compartió con la prensa su apego a la teoría del pececillo de colores (‘goldfish’ en inglés) como base de la felicidad del golfista: “Diría que la clave para pasar página de lo que ocurrió el lunes y volver a hacerlo bien aquí es ser un ‘goldfish’, como dice el entrenador en la serie Ted Lasso. ¿Qué es un ‘goldfish’? Es el animal más feliz que existe, porque la memoria le dura sólo diez segundos. Jugué muy bien la semana pasada, sólo tuve un par de malos ‘swings y eso es todo lo que tengo que recordar”.

Para Rahm, que durante su primera juventud ha debido domar un carácter explosivo para poder llegar a la cima del planeta, la temporada de la pandemia ha sido sin duda la más dura y fértil de su carrera. Ni siquiera la teoría del pececillo de colores le ha bastado para superar el disgusto de ser apartado de los Juegos Olímpicos (donde era favorito al oro) por un segundo positivo de coronavirus en dos meses que, asegura, era falso.

Sin embargo, la accidentada 2020-21 ha sido la de su consagración definitiva: quinto en el Masters de Augusta justo después de ser padre por primera vez, con muy poca preparación; octavo en el PGA; iba líder destacadísimo en el Memorial Tournament cuando le obligaron a abandonar el campo por haberse contagiado de COVID. Le dio tiempo justo a restablecerse para participar en el Abierto de Estados Unidos y se convirtió en el primer golfista español que triunfa en el tercer ‘grande’ de la temporada. Después fue tercero en el Open Británico. El ‘falso’ positivo de julio le impidió ir a Tokio a buscar el oro. Pero en agosto y septiembre ha jugado los ‘playoffs’ de la FedEx a un nivel extraordinario.

El golfista más estable

Rahm cierra el año estadounidense como mejor jugador del mundo: sin duda alguna el golfista más sólido y regular del circuito (de 22 campeonatos disputados esta temporada en el circuito americano, ha acabado en 15 de ellos entre los 10 primeros clasificados). “Es el número uno por algo”, dijo Matt Minister, el ‘caddie’ de Cantlay, después de la tensa jornada dominical: “En ningún momento pensé que podíamos tener un minuto de tranquilidad”. “Es el mejor sin discusión, sin ninguna duda”, ha dicho de él esta temporada el ilustre Rory McIlroy, el golfista que más dinero ha ganado en la FedExCup desde que se estrenó el formato de liga anual con desempates.

placeholder Cantlay, tras embocar su último 'putt'. (REUTERS)
Cantlay, tras embocar su último 'putt'. (REUTERS)

La Copa FedEx es una competición que dura toda la temporada de la PGA. Durante el año los jugadores van sumando puntos según los resultados obtenidos en los torneos en los que deciden participar libremente. Una vez terminada la temporada regular, comienzan los ‘playoffs’, tres: el último de ellos, torneo final de la temporada estadounidense, cuenta con 30 finalistas. El líder de la clasificación arranca ese Tour Championship con 10 golpes bajo par en la clasificación. El 2º, con ocho bajo par. El 3º, con siete; y así sucesivamente.

Rahm ha sido abiertamente crítico con el formato actual de los ‘playoffs’ de la FedEx Cup: “Entiendo el sistema”, dijo el mes pasado, “pero no me gusta, no me gusta nada. Puedes ganar los dos primeros ‘playoffs’, y si después juegas mal el tercero, no ganas. Soy fanático de los Patriots, y si los Patriots lo ganan todo y llegan a la Super Bowl y no ganan la Super Bowl, no ganas el Trofeo Lombardi, ¿verdad? No ganan, acaban segundos. Puedes ganar 15 torneos y dos ‘playoffs’ y sólo sales con dos golpes de ventaja en el último ‘playoff’. Entiendo que se hace por la televisión y por la emoción, pero no me parece justo. En un hoyo pierdes esos dos golpes de ventaja. [...] No me parece el sistema más justo, pero es el que tenemos y hay que lidiar con él”.

Líder de la PGA en ganancias

Rahm fue mejor que Cantlay en el cómputo de los cuatro días del Tour Championship la semana pasada, pero no pudo contrarrestar la ventaja original del estadounidense (de cuatro golpes). De cualquier manera, el vasco ha derribado un muro más del golf español, siendo el primero que termina la temporada regular como líder de la lista de ganancias del PGA Tour: 7.705.933 dólares, casi 70.000 dólares más que el segundo clasificado (precisamente Cantlay). Dado que la clasificación se cierra justo antes del Tour Championship, Rahm añade esos cinco millones últimos a su botín. El golfista huyó de la hipocresía el domingo tras perder in extremis contra Patrick Cantlay los 15 millones: “Irte decepcionado el día que has ganado cinco millones... Algo no cuadra, ¿verdad?”

‘Rahmbo’ parece haber alcanzado la madurez y no ha defraudado a los que le consideraban un digno sucesor de su máximo ídolo, Severiano Ballesteros, el pionero que se empeñó en ganar a los americanos en su propia tierra por haberle tratado con desprecio el primer día que el cántabro cruzó el Atlántico con una bolsa de palos. Como 'Seve', Rahm se ha acostumbrado a decir lo que piensa. El último fin de semana de septiembre, con Sergio García y otra decena de jugadores, tendrá en la Ryder Cup una oportunidad inmejorable para rubricar la mejor temporada de su vida.

El mes pasado, en el BMW Open de Maryland (Estados Unidos), Jon Rahm compartió con la prensa su apego a la teoría del pececillo de colores (‘goldfish’ en inglés) como base de la felicidad del golfista: “Diría que la clave para pasar página de lo que ocurrió el lunes y volver a hacerlo bien aquí es ser un ‘goldfish’, como dice el entrenador en la serie Ted Lasso. ¿Qué es un ‘goldfish’? Es el animal más feliz que existe, porque la memoria le dura sólo diez segundos. Jugué muy bien la semana pasada, sólo tuve un par de malos ‘swings y eso es todo lo que tengo que recordar”.

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