'Streetgolf', un deporte de pudientes por cero euros

Es una modalidad callejera que cada vez cuenta con más adeptos. Un 'streetgolf' practicado en un campo rústico, donde el green es brawn y la autogestión el modelo de desarrollo. ‘Colegueo’, pocas normas y respeto. Cualquier descampado cercano a la gran ciudad tiene muchas posibilidades de convertirse en su siguiente objetivo. Los golfistas que practican en el campo rústico de Pozuelo saben que el terreno donde practican su deporte favorito tiene sus días contados, “ya hay topógrafos midiendo el terreno, algo irán a hacer”.

Se trata de un terreno público propiedad del Ayuntamiento de Pozuelo, cualquier persona puede acceder a él. Pero, como no molestan a nadie, tampoco quieren que se les moleste. Así que si alguien va allí, que sea con un palo de golf. Situado junto a la Vía de las Dos Castillas, este campo rústico de nueve hoyos sirve de recreo para aquellos golfistas que no disponen de presupuesto para ser miembro de un club de golf de algún tipo de categoría.

Las instalaciones están cuidadas por los propios socios, son algo más de 50 y gracias a ellos todo el que quiera puede dar unos golpes por cero euros. Tienen una caseta donde guardan material, disponen de rastrillo para que la arena del bunker se parezca lo máximo posible a los de los campos de élite y una especie de alisador con el que se procura que el green -compuesto por arena de playa- esté lo más firme y regular posible.

Nueve banderas y un recorrido con ida y vuelta. Cada hoyo se puede afrontar desde dos puntos diferentes, para sumar un total de 18, como los mejores campos. No hay grandes árboles verdes o pequeños lagos. Tampoco el canto de los pájaros es lo único que se escucha. Por allí circulan coches, está al lado de dos antenas radiofónicas enormes pero se puede ver el mejor skyline de Madrid. Desde las cuatro torres, pasando por las KIO, Picasso, Faro de Moncloa, Plaza España hasta llegar a la Almudena.

En el aparcamiento, en el arcén de la carretera que une Pozuelo con Aravaca, no hay ningún Porche, Mercedes o BMW. Los coches pequeños son los que predominan un espacio que se queda pequeño cada fin de semana. Un domingo llegan a juntarse más de cien personas para disputar torneos que son organizados por los socios. Estos socios son los que pagan una módica cantidad para el mantenimiento del último campo rústico que queda en la Comunidad de Madrid, después de la desaparición de otro situado en Móstoles.