La calidad de Modric es insuficiente para derrotar a la seria Marruecos de Hakimi

Croacia y Marruecos dejaron un empate a nada (0-0) en su debut en el Mundial de Qatar. Fue, pese a la falta de pólvora, un encuentro vibrante, donde sobresalieron dos antiguos compañeros: Luka Modric y Achraf Hamiki. Ambos charlaron y se abrazaron cariñosamente en los instantes previos al silbido inicial, quizás recordando momentos de felicidad pretérita, como aquella temporada 2017-2018 en la que levantaron la decimotercera Champions League con el Real Madrid. Pero en el césped no hubo atisbo de amistad y ambos demostraron que son las piezas claves de sus respectivas selecciones.

Había muchas ganas de ver este Croacia-Marruecos. Por una parte, para ver el inicio en el torneo de la Croacia de Modric, en su último baile en un Mundial, tras conseguir el subcampeonato hace cuatro años, en Rusia. Y, por el otro lado, para comprobar si Marruecos es realmente la 'tapada' y si será capaz de llegar tan lejos como lo hizo en el Mundial de México 1986, cuando cayó derrotada en octavos de final ante la República Federal Alemana por 0-1, con gol de Lothar Matthäus cuando el minutero se agotaba.

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EFE

En su primer partido oficial al frente de los 'Leones del Atlas', Walid Regragui –exfutbolista del Racing de Santander– tenía claro que el peligro de sus pupilos debía proyectarse por la banda derecha, y fueron Achraf Hakimi y Hakim Ziyech los que agitaron el avispero en la primera contienda. Pudo conectar un cabezazo Youssef En-Nesyri que hubiese sido medio gol, pero el delantero del Sevilla no estuvo acertado, como tampoco lo ha estado en lo que va de curso. El delantero es el único jugador que sabe lo que es anotar un tanto en un Mundial, ya que lo hizo contra España en 2018, en aquel 2-2 que casi le cuesta un susto a la Selección dirigida por Fernando Hierro. A David De Gea, en sus cuatro partidos en suelo ruso, le caerían otros ocho goles.

Croacia quiso tomar el control, más experimentada en estas lides, y tener a Modric en el plantel es siempre garantía para ello. No obstante, los croatas no aprovecharon los constantes errores no forzados en la creación marroquí. Perisic tuvo un gran lanzamiento desde su casa que se marchó encima del larguero, pero la gran ocasión la tuvo Nikola Vlasic al filo del descanso, atajada por el siempre solvente Yassine Bounou. Acto seguido, Modric quiso aprovechar el nerviosismo generado pero su disparo se marchó también a la grada. Pese a la falta de goles, el partido estaba entretenida.

Nada cambia en el descanso

La misma tónica continuó tras la reanudación. Los croatas querían madurar el partido hasta poder hincar el diente a la rocosa selección norteafricana, pero el cuadro de Regragui resistía y atacaba con poderosos destellos, aunque sin generar inusitado peligro. Transcurridos los primeros veinte minutos, Hakimi puso en apuros al meta Livakovic con un poderoso tiro libre y, para jolgorio de la ruidosa afición marroquí, el entrenador introdujo a Ez Abde, el 'encarador' futbolista de Osasuna. Este recuerda cómo su hermano le decía media en broma y medio en serio, mientras ambos veían el Mundial de Rusia en la televisión, que en cuatro años jugaría ese torneo en Qatar. Aún era un canterano del Hércules. Luego llegaría al primer equipo alicantino, la llamada del FC Barcelona y, un curso después del debut en Primera, su estreno en la máxima competición del fútbol mundial. Intentó encarar en numerosas ocasiones, aunque sin éxito, y fue tal su ímpetu que alguna vez hasta pareció regatearse a sí mismo, trastabillado cuál peonza.

Con el paso de la segunda mitad, los de Zlatko Dalic procuraron dar un paso adelante, con un Modric mandón, que puso a la orquesta a tocar. El Balón de Oro fue, sin duda, el futbolista más destacado del cuadro balcánico. Pero el entramado ofensivo armado por Regragui parecía inquebrantable. Hubo acercamientos a ambas porterías, pero el marcador no se movió. Así se llegó al final, en este tercer encuentro de la cita qatarí que acaba sin goles. Ambos combinados tendrán que ganarse el pase en los duelos contra Bélgica, la favorita, y Canadá, que aspira a ser algo más que una mera comparsa.