Lo mejor y lo peor | Gayá, el rey entre el bostezo en el sopor de Luis Enrique
España sio un paso de gigante para jugar el Mundial de Qatar, pero lo hizo en un partido aburrido, triste y donde mostramos falta de gol y de ambición en el tramo final
España dio un paso de gigante en su objetivo de jugar el Mundial de Qatar tras su victoria por 0 a 1 sobre Grecia. Ahora, la Selección no solo es primera del Grupo B -gracias al favor que Georgia nos hizo con Suecia (2-0)- sino que con una victoria o, incluso, un empate, sellaremos matemáticamente la primera plaza y, por tanto, conseguiremos el acceso a una Copa del Mundo que, por momentos, llegó a estar comprometida. Pero lo hicimos en un partido soso, aburrido y con un juego tan intranscendente que hasta a los más apasionados del balón les costó digerir noventa minutos que no serán recordados como los mejores de todos los tiempos.
Lo mejor: el golpe de autoridad de Gayá
El lateral izquierdo del Valencia lleva varias temporadas a un nivel impresionante, pero en los últimos años se ha encontrado en la Selección con un jugador del nivel de Jordi Alba. Sin embargo, en un partido tan importante como el de Grecia, Luis Enrique decidió darle la alternativa y no se equivocó lo más mínimo: Gayá firmó un partido perfecto, entendiendo en todo momento qué necesitaba su equipo. Ofreció profundidad, dio siempre una opción de pase en ataque, mostró garra, pelea y lucha y, en defensa, nada de complicaciones. Expeditivo y cerrando perfectamente lo espacios al rival para firmar un partido de muchísimo valor.
Lo bueno: la madurez de Gavi
Cuando el pasado 30 de septiembre Luis Enrique convocaba a Gavi con la Selección, después de jugar escasos 300 minutos con el Barcelona, mucha gente se echó las manos a la cabeza. Tras convertirse en el debutante más joven de la historia de España (17 años y 62 días), empieza a demostrar el recorrido que puede tener. Seamos sinceros: técnicamente no es un sobresaliente -al menos, todavía- y no es un jugador que dé gran profundidad al juego, pero su despliegue, trabajo y su capacidad para presionar alto, desahogan el medio del campo. Este jueves, además lo bordó: 40 pases completos de 40 intentos. Perfecto en un partido de alta exigencia.
Lo normal: por fin, portería a cero
El éxito de los equipos debe de construírse desde la solidez defensiva. Si un conjunto tiene mucho gol, pero encaja demasiado, el día que se cierren las persianas en ataque -que pasará-, tendrá un problema. Por ello, ser rocosos y ser un equipo difícil de superar en un valor cada vez más en alza. Ante Grecia, brilló la pareja formada por Aymeric Laporte e Iñigo Martínez, con gran nivel de Gayá y de Carvajal. Y, si algún balón pasaba por allí, entre la 'escoba' de Rodri y el buena hacer de Unai Simón bajo palos, se solventó en problema. En los últimos diez partidos, habíamos encajado en siete encuentros: por fin, volvimos a echar el cerrojo.
Lo malo: el problema con el gol
Es una evidencia que España tiene severas carencias goleadoras. Se acabaron aquellos partidos en los que pasábamos por encima de otras selecciones tanto en el juego como en el marcador pero, de un tiempo a esta parte, la faceta anotadora se ha complicado. No tenemos un delantero de referencia y, además, las lesiones no nos han beneficiado en ese aspecto. Pero la nómina de delanteros es grande y no tenemos un '9' claro: Gerard Moreno, Ferran Torres, Mikel Oyarzabal, Álvaro Morata, Dani Olmo, Pablo Sarabia, Ansu Fati, Rodrigo Moreno, Raúl de Tomás... Muchos arietes y ninguno que ofrezca grandes porcentajes de gol.
Lo peor: nuestro juego aburrido
El resultado es la mejor lectura que podemos extraer del partido ante Grecia, que nos permite depender de nosotros mismos frente a Suecia, nuestro rival directo. Pero, ¿saben cuántos tiros hicimos entre los tres palos en la segunda parte? Ninguno, en un partido donde el control del balón fue español. O, lo que es lo mismo, si hubiera sido un partido de balonmano, España se hubiera instalado en el pasivo continuo. Pases de un lado a otro, horizontales, sin profundidad y sin ritmo, en un partido donde nos mostramos felices con el gol de penalti y jugando con el freno de mano con más miedo a perder lo que teníamos que a aumentar el marcador.
España dio un paso de gigante en su objetivo de jugar el Mundial de Qatar tras su victoria por 0 a 1 sobre Grecia. Ahora, la Selección no solo es primera del Grupo B -gracias al favor que Georgia nos hizo con Suecia (2-0)- sino que con una victoria o, incluso, un empate, sellaremos matemáticamente la primera plaza y, por tanto, conseguiremos el acceso a una Copa del Mundo que, por momentos, llegó a estar comprometida. Pero lo hicimos en un partido soso, aburrido y con un juego tan intranscendente que hasta a los más apasionados del balón les costó digerir noventa minutos que no serán recordados como los mejores de todos los tiempos.
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