Messi, entre el amago de censura del Barça y el SOS de la selección argentina

Mientras el FC Barcelona volvía a dispararse incomprensiblemente en un pie con un comunicado a las diez de la noche calificando como una "confusión” la decisión de no dejar hablar a todos sus deportistas, el más conocido de la casa, Leo Messi, se entrenaba con su selección en Belo Horizonte (Brasil). Josep María Bartomeu, que defendía la decisión frente a la oposición de su jefe de comunicación Albert Roura, el quinto en los últimos seis años, considera que con los éxitos deportivos no tiene por qué darle ni agua a los medios de comunicación. Mientras esté Messi, no necesita nada más. En Argentina pasa algo parecido: también tienen depositadas todas sus esperanzas en el azulgrana para derrotar a Brasil en el superclásico del fútbol sudamericano. Juan Román Riquelme resume mejor que nadie el sentir de una nación: “Argentina sin Messi es un equipo normal. Si juega Messi, gana Argentina. Si no, se come cuatro contra Brasil”.

Opinión

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Gemma Herrero

El Brasil-Argentina que se jugará en horario de madrugada en España tiene todos los ingredientes para no perdérselo. Una derrota del conjunto albiceleste le pondría prácticamente la soga al cuello para clasificarse para el Mundial 2018 de Rusia. Ahora está fuera, sexto en la tabla de clasificación después de la humillante derrota ante Ecuador y el posterior empate a cero frente a Paraguay. En ninguno de los dos encuentros participó Messi, que se quedó en Barcelona lesionado. Con su vuelta, regresa la esperanza en un choque que le enfrentará por primera vez en un partido oficial a su compañero del Barça Neymar. Hasta el momento, los dos delanteros —que llegaron a Belo Horizonte junto a Mascherano en el avión privado del brasileño— sólo se habían encontrado con sus selecciones en tres partidos amistosos, con dos victorias para Argentina y una para Brasil. Messi marcó cuatro goles; Neymar, ninguno. El único partido oficial entre ambos fue la final del Mundial de clubes en Yokohama en el 2011 en el considerado por muchos como uno de los encuentros más memorables de la era Guardiola y en el que el Barça aplastó al Santos por 4-0 con dos tantos de Leo.

El crack argentino llega además en un extraordinario momento tras una nueva exhibición en el Sánchez Pizjuán. Desde que reapareció ha conseguido marcar ocho goles en seis partidos con el Barça. No es de extrañar que sea considerado el mayor peligro para la selección brasileña, que está primera en las eliminatorias y con una racha de cuatro victorias consecutivas. Uno de los jugadores que tendrá que vigilarle de cerca es su excompañero en el Barça Dani Alves. “No le tengo miedo a Messi. Vamos a intentar neutralizarlo y competir sin miedo”, afirmó este miércoles, aunque dejó claro que se enfrentan al mejor jugador del mundo: “Leo está marcando su época. No tiene comparación, es único. Es un jugador que, más allá del trabajo para ser el mejor, fue hecho casi perfecto… Eso, sino es perfecto”.

Por si el partido de esta noche no tuviera suficiente morbo, el lugar donde se disputa le añade un elemento más. Es el estadio Mineirao, instalado en las pesadillas de la afición brasileña, justo después del Maracanazo. Fue en ese recinto de Belo Horizonte donde se disputó la semifinal entre Brasil y Alemania en el Mundial de fútbol del 2014 que terminó con un escandaloso 1-7. Desde entonces, la canarinha no había vuelto a pisarlo, y el hecho de que el regreso sea ante Argentina, el archienemigo deportivo histórico de Brasil, es el toque definitivo.

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