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Messi siempre frota la lámpara para frenar a una prensa con el hacha preparada
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argentina evita el cataclismo ante suiza

Messi siempre frota la lámpara para frenar a una prensa con el hacha preparada

La sensación es que el astro argentino aparece cuando se le necesita. Que un gesto suyo basta para sanar la zozobra y la falta de ideas de Argentina

Foto: Messi celebra junto a Di María el agónico triunfo de Argentina ante Suiza en los octavos de final del Mundial.
Messi celebra junto a Di María el agónico triunfo de Argentina ante Suiza en los octavos de final del Mundial.

"Por suerte el enano frotó la lámpara y vencimos”. Nunca se pudo decir tanto con tan poco. Sin rodeos, el guardameta argentino Sergio Germán Moreno resumíala victoria de Argentina en el segundo partido de la primera fase ante Irán. Apenas tres minutos antes, Messi había tenido que enfundarse el disfraz de salvador para rescatar de la hoguera a un equipo insulso e inoperante, algo que ya había hecho ante Bosnia y Nigeria, aunque en menor medida. A pesar de rayar lejos de su mejor nivel, una carrera acertada deshace el embrollo. Argentina baila al son cansino de su supernova.

Algo así volvió a suceder en el titubeante encuentro de octavos ganado 'in extremis' ante Suiza. Pese a ceder la ejecución a Di María, fue Messi quien arrancó en estampida desde la medular para cocinar un gol vital y evitar una derrota que habría supuesto un fusilamiento al amanecer en cualquier plaza bonaerense. Luego llegó ‘el palo de Dios’, titular elegido por el Diario Olé aludiendo a la agónica acción de Dzemailien el minuto 120 de partido. "Hubo de todo en esa jugada, pensé en jugármela pero apareció 'Fideo' (Di María) y decidí dársela a él y pudimos festejar", reconocía mitigado Messi.

Con medio mundo asistiendo desconcertado a la pobre versión del combinado argentino, su técnico, Alejandro Sabella, optó por lavar la ropa en casa y mostró su conformidad con el papel desempeñado por los suyos. "Merecimos ganar dentro de los noventa minutos. Normalmente soy una persona autocrítica, pero creo que el equipo hizo un buen partido, que cubrió bien los espacios. Tengo que felicitar a los jugadores y no tengo críticas para hacerles a ellos o a mí". Ladiosa fortuna estuvo desu lado y se evitó un sonrojo monumental. Aunqueen Argentina rebajaron el tono y centraronla importancia el afortunado desenlace ante los suizos,nadie duda que una derrota habría desatado una tormenta argentina con Messi en el ojo del huracán como nunca.

La Copa América de 2011 marcó un antes y un después en la relación de amor-odio de Messi con el país que le vio nacer hace 27 años. Tras caer en la tanda de penaltis de cuartos anteUruguay, Argentina estalló en una catarata de improperios y exabruptos que tuvieron en Messi al principal damnificado. "No corre una", afirmaba un seguidor. "Es un pechofrío", completaba otro, utilizando una popular expresión en el país latinoamericano que simboliza la falta de actitud e interés. Otros eran más tajantes, al utilizar palabras como"fracaso","invento"o"mentira"para referirse al cuatro vecesBalón de Oro. "No tiene huevos ni alma", comentó otro seguidor, decepcionado con el jugador.Por entonces, la descontenta hinchada se apresuró a proponer algunos cambios al por entonces técnicoSergio Batista. "Necesitamos un 10", se llegó a afirmar, dando por sentado que Messi no era merecedor de lazamarraque en su día luciera con eleganciaDiego Armando Maradona.

Tres años después, el Mundial de Brasil se interpretó como una redención, otra oportunidad para rebajar las tensiones ycallar la boca a muchos de sus compatriotas."Escuché todos los comentarios. Las personas dicen que no tengo deseo por jugar en la selección, que no canto el himno, que no siento la camiseta. Duele llegar a mi país yser injustamente atacado", afirmó Messi antes de volar a Brasil. Consciente de que su papel es hablar con el cuero en los pies, el genio se comprometió a dar todolo posible para su país."Argentina es mi país, es mi familia. Cambiaría todos mis récords para que las personas de mi país sean felices", manifestó en los días previos al Mundial. Una tensa calma de la que sólo podrá escapar si se llega lejos en el torneo.

PorqueArgentina es Messi y Messi es Argentina. Sabella, cuya continuidad no parece probable después del Mundial, se limita a ser un siervo de Leo, origen de infinidad de reproches. Desde la exclusión deTévez, el ‘bravucón’ chico del pueblo con quien Messi no logró mojar en Sudáfrica (2010) ni en la Copa América (2011), hasta el regreso al4-3-3.Dos decisiones que complacen a Leo y que dejan entrever un cortijo dominado a su antojo por el ‘10’. Sólo traspasó la línea roja cuando descartó aEver Banegade la lista de 23 para el Mundial, algo que Leo no asimiló de buenos modos y que, cierto es, Argentina he echado en falta.

Tras el fogonazo ante Irán, un diario argentino resumía con maestría lo que es la albiceleste, digo, Messi. “El partido de Messi, a esa altura, ya era vergonzoso. Fastidioso, desconectado, sin gravitar. Pero, claro, es Messi”. Un genio y una lámpara que de momento siguen con vida en el Mundial. La sensación generalizadaes que el astro argentino aparece cuando se le necesita. Que un gesto suyo basta para sanar la zozobra y la falta de ideas de las que adolece la albiceleste. Su catarsis dependerá del ánimo y el alma de su número ‘10’.

Sin embargo, pese a unosarranques extraterrestres que han valido hasta la fecha, es evidente queMessi no está al nivel que se le esperaba.Una opinión que trasciende a los mentideros oficiales. Hace unos días, en una entrevista con un canal de Rosario, su abuelo materno de Messi,Antonio Cuccitini, aseveró que sunieto no leconvence porque no corre como años atrás. "Soy sincero y no me gusta la fanfarronería. Lo veo medio flojo. No corre como años atrás. En España es eléctrico, se marea a los veintidós jugadores. Ahora no corre, no me convence", confesó con alegre naturalidad.En el horizonte (sábado, 18.00 horas)se encuentra unaBélgicaque también lleva invicta y con un juego en ascenso que empieza a engrasar su joven engranaje. Bonito duelo.

Los vómitos, una rutina que preocupa

En el descanso previo a la prórroga ante Suiza, con Argentina contra las cuerdas, una cámara cenital recogía a un Messi vomitando sobre el verde. Una imagen que por desgracia se ha convertido en habitual en los últimos meses. Luego llegaría la exuberante arrancada desde la medular y todo volvió a su ser. Lo cierto es que la salud de Leo preocupa. "Lo veo vomitar y me da miedo,no sé qué será eso. Dicen que son nervios, pero yo no me confío. Le han hecho de todo y no le encontraron nada”. Con meridiana claridad, su abuelo, un hombre alejado de los focos, sintetiza la opinión que suscitan tan extrañas y (al menos públicamente) inexplicables reacciones físicas.

"Por suerte el enano frotó la lámpara y vencimos”. Nunca se pudo decir tanto con tan poco. Sin rodeos, el guardameta argentino Sergio Germán Moreno resumíala victoria de Argentina en el segundo partido de la primera fase ante Irán. Apenas tres minutos antes, Messi había tenido que enfundarse el disfraz de salvador para rescatar de la hoguera a un equipo insulso e inoperante, algo que ya había hecho ante Bosnia y Nigeria, aunque en menor medida. A pesar de rayar lejos de su mejor nivel, una carrera acertada deshace el embrollo. Argentina baila al son cansino de su supernova.

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