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Ronaldo, Capello, Lippi, Domenech, y los árbitros, los fracasados del Mundial
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A FALTA DE OCHO PARTIDOS, YA SE CONOCEN LOS 'ANTIHÉROES' DE LA COPA DEL MUNDO

Ronaldo, Capello, Lippi, Domenech, y los árbitros, los fracasados del Mundial

El nombre del triunfador, tanto a nivel individual como colectivo se conocerá en once días, pero cuando tan sólo faltan ocho partidos para el término del

Foto: Ronaldo, Capello, Lippi, Domenech, y los árbitros, los fracasados del Mundial
Ronaldo, Capello, Lippi, Domenech, y los árbitros, los fracasados del Mundial

El nombre del triunfador, tanto a nivel individual como colectivo se conocerá en once días, pero cuando tan sólo faltan ocho partidos para el término del Mundial es el momento idóneo para señalar los grandes fracasos de la Copa del Mundo. Alrededor de un torneo así se forjan muchas leyendas y por eso se convierte en el escaparate perfecto. La contrapartida llega cuando durante los meses anteriores aparecen las campañas publicitarias, las promociones y las declaraciones de unos y de otros, colocándose en el podio de los mejores de manera gratuita. Más dura será la caída, que decía aquel. Y si no lo creen así pregunten a Cristiano Ronaldo, Capello, Domenech, Lippi y al colectivo arbitral.

Abriremos la galería de los horrores mundialistas con el jugador del Real Madrid. "Quiero ser el mejor del mundo y con esa idea de ser el número uno llego al Mundial", decía Cristiano Ronaldo unas semanas antes del inicio de la cita sudafricana.  Lo que no esperaba era que una fría noche de Ciudad del Cabo iba a terminar abucheado por sus aficionados, por los rivales y hasta por los miles de espectadores neutrales que llenan todos los estadios mundialistas.

Los gestos y, sobre todo, el escupitajo final a una cámara de televisión, que en realidad fue a millones de espectadores de todo el mundo, fue la puntilla que debe hacer reflexionar al buen jugador madridista. El fútbol es un deporte de equipo y el capitán debe estar al lado del equipo en todo momento. Debe jugar para el equipo y no el equipo para él. Luis Figo se lo recordó veinticuatro horas después de su fracaso mundialista y Queiroz se lo insinuó. El problema para Ronaldo es que ha quedado muy señalado ante la afición de todo el mundo.

Fabio Capello ocupa el segundo lugar. El fallo arbitral de Larrionda ante Alemania no debe servir de excusa de la imagen que ofreció su selección durante todo el Mundial. Se esperaba mucho del entrenador italiano y ahora lo que se oye son voces críticas a su gestión. En Inglaterra piden su dimisión con carácter inmediato, pero los 14 millones de euros, son la barrera que, por el momento, garantiza su continuidad en el banquillo inglés. Capello ha fracasado y lo ha hecho con los jugadores de la, para muchos, mejor Liga del mundo.

Italia y Francia, dos casos aparte

La ausencia de Italia se podía intuir, pero de una selección y de un técnico campeón del mundo se podía esperar bastante más de lo hecho por Lippi y por algunos de los jugadores mejores pagados del mundo. Los empates ante Paraguay y Nueva Zelanda sembraron la inquietud, pero todo el mundo esperaba el golpe mágico de un técnico con muchas tablas y toda la experiencia que se puede acumular en muchos y muy diferentes banquillos. Pero lejos de reaccionar, de recuperar parte de su estilo de siempre, Italia se hundió ante Eslovaquia en el que puede ser el fin de jugadores como Cannavaro o Buffon y un hasta pronto de Marcelo Lippi, otrora campeón del mundo y hoy repudiado por toda Italia.

El cuarto puesto del ránking del estrépito mundialista es para Raymond Domenech y la 'casa de los líos' en la que se convirtió la concentración francesa desde su inicio en el campeonato del mundo. Las críticas de la ministra de cultura y deporte primero a las primas a percibir por los jugadores y después al hotel en donde residía Francia fueron el punto de partida de la tormenta que se anunciaba desde el pasado mes de marzo, momento en el que España puso de acuerdo a toda la afición francesa que estuvo en Saint Dennis presenciando la derrota gala ante la campeona de Europa.

Lo que nadie esperaba es que los jugadores criticaran abiertamente a su técnico, que Anelka fuera expulsado de la concentración por insultar a Domenech, que un día los jugadores se negaran a entrenar o que Abidal dijera 'no' a jugar el partido ante Sudáfrica. La consecuencia no ha sido otra que el adiós del seleccionador, ya estaba sentenciado antes del Mundial, y la dimisión del presidente de la Federación. Antes, han tenido que pasar por la Asamblea francesa para dar explicaciones. ¿Qué hubiera ocurrido si esto hubiera pasado en épocas pasadas en las que la guillotina era algo habitual en el país galo? Piensen mal.

El quinto capítulo es para el colectivo arbitral o mejor dicho la pertinaz resistencia que presenta Blatter a evolucionar en este sentido. Los clamorosos fallos del uruguayo Larrionda no dando validez a un gol que entró dos metros dentro de la portería alemana y del italiano Rosetti al dar un gol en fuera de juego conseguido por Tévez ante México en un claro fallo técnico, han puesto en duda al sistema arbitral. Uno era candidato a pitar la final, mientras que el segundo venía de arbitrar la final de la pasada Eurocopa. ¿Si fallan los mejores, qué se puede esperar del resto de árbitros? Cuál será la importancia del asunto para que Blatter se viera obligado a pedir perdón. El orgulloso presidente de la FIFA reconociendo fallos arbitrales y por primera vez reconociendo la posibilidad de aplicar la tecnología al fútbol.

El nombre del triunfador, tanto a nivel individual como colectivo se conocerá en once días, pero cuando tan sólo faltan ocho partidos para el término del Mundial es el momento idóneo para señalar los grandes fracasos de la Copa del Mundo. Alrededor de un torneo así se forjan muchas leyendas y por eso se convierte en el escaparate perfecto. La contrapartida llega cuando durante los meses anteriores aparecen las campañas publicitarias, las promociones y las declaraciones de unos y de otros, colocándose en el podio de los mejores de manera gratuita. Más dura será la caída, que decía aquel. Y si no lo creen así pregunten a Cristiano Ronaldo, Capello, Domenech, Lippi y al colectivo arbitral.

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