Tensión entre los asalariados de Villar por su detención: "Aquí no se mueve nadie":

"Las reuniones de los órganos señaladas para los días 19, 20 y 21 de julio de 2017 quedan aplazadas hasta nueva fecha". A última hora de la tarde de este martes, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) emitía un comunicado en el que anunciaba que todo el programa previsto para esta semana quedaba en 'stand by' hasta nueva orden. La jornada fue tensa en las dependencias federativas, con todos sus empleados viviendo unas horas cargadas de incertidumbre tras conocerse las detenciones de Ángel María Villar, su hijo Gorka, Juan Padrón, eterno vicepresidente económico, y Ramón Hernández Baussou, secretario general de la Federación Tinerfeña de Fútbol.

"Aquí no se mueve nadie". Fue la tajante orden que los efectivos de la Guardia Civil dieron a todos los empleados de la federación al llegar a sus dependencias. Desde ese mismo momento, toda la actividad quedó paralizada. Por completo. Todos los asalariados quedaron totalmente controlados por la autoridad. Un pasillo y la cafetería fueron los espacios que pudieron pisar. Nadie pudo moverse más allá de esos metros cuadrados, solo para ir al servicio, solicitando el pertinente permiso. Todos fueron pertinentemente informados de lo que los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil iban a hacer.

Despachos

Algún empleado trató de acudir a su habitual lugar de trabajo, pero sin suerte. Al que lo intentó, se le comunicó de manera tajante que hasta nueva orden nadie podría abandonar los espacios marcados para que el personal aguardara acontecimientos. Fueron seis los despachos, precintados, que se registraron de manera concienzuda a lo largo de una jornada que nunca olvidarán en la RFEF.

Cuando a primera hora de la tarde llegó a las dependencias de la RFEF Ángel María Villar, para entonces ya se habían registrado cinco despachos, quedando solo el presidencial. Llegado el momento, el mando pertinente informó al departamento de Recursos Humanos de que todos los empleados ya tenían permiso para abandonar las instalaciones y marcharse a sus respectivos domicilios.

Dimisiones

En otros escenarios de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, otros empleados aguardaban acontecimientos, atentos a todo lo que sucedía en el edificio principal. Los que no estaban en la zona noble sí tuvieron libertad de movimientos, abandonando el recinto federativo cuando lo estimaron oportuno.

La situación en el interior de la RFEF no ha sido sencilla en los últimos tiempos. Algunos ejecutivos estimaban que en algún momento estallaría por los aires el órgano que Ángel María Villar ha presidido durante tantos años. Más de uno ya manejaba la dimisión como mejor decisión a la vista de las actuaciones del presidente y de sus personas más cercanas.

Jorge Pérez y Miguel Cardenal

Se espera la opinión de Jorge Pérez, durante años mano derecha de Villar y desde hace tiempo encarnizado opositor del mandatario. "No es momento de hablar, toca esperar", dicen desde su entorno. Candidato a presidir la RFEF en el último proceso electoral, apenas contestó llamadas en la larga y agitada jornada, tampoco la de este periódico. Igual actitud que la de Juan Luis Larrea, tesorero de la federación, que tampoco quiso responder a la llamada de El Confidencial.

Toca esperar unas horas para saber qué sucederá ahora, pues este miércoles se iba a elegir a la nueva junta directiva, igual que el jueves, en la asamblea anual del fútbol, iba a quedar conformado el calendario de liga en Primera y Segunda división. El Consejo Superior de Deportes entrará en acción cuando lo considere pertinente, y en este sentido emitió un comunicado en el que deja claro que utilizarán "todos los resortes" a su alcance "para que la competición no se vea afectada".

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"Tú y yo vamos a ver entrar a Villar en la cárcel...". Frases como esta circulaban desde hacía mucho tiempo en el interior del Consejo Superior de Deportes (CSD). La batalla que libró Miguel Cardenal, el expresidente, vivió capítulos cargados de tensión, que acabaron enfrentando a ambos organismos. El tiempo dirá si esa sentencia que más de uno deslizaba se cumple finalmente.