Un David Villa agradecido decide 'apearse' de la intensidad de Simeone

La nave atlética reposa tras un frenético año donde su velocidad de crucero ha alcanzado límites impresionantes. Mientras se hace recuento de bajas seguras y probables y se empiezan a acotar las posibles altas que vendrán, David Villa ha decidido que no habrá segundo viaje rojiblanco. Con 32 años, ha aceptado el que será con probabilidad el último gran contrato de su carrera. Un paso atrás a nivel competitivo pero uno adelante económicamente y a nivel de innovadora experiencia personal.

A partir de febrero comenzará a entrenarse con el New York City, franquicia del todopoderoso Manchester City recién creada para que compita en la Major League Soccer norteamericana. Desde agosto hasta entonces, se ejercitará en las instalaciones del club inglés junto a las otras estrellas que logren reclutar para el proyecto estadounidense. De esta manera, no se ha prolongado el contrato que el delantero internacional firmó con el Atlético el pasado verano, renovable año a año. Y eso a pesar de que este domingo en su despedida pintó toda la experiencia en el Manzanares como idílica.

Desde los compañeros y los miembros del club hasta la afición, pasando por la ciudad y los éxitos deportivos, a los que encima auguró una continuidad de la mano de Simeone. De todo ello se mostró agradecido y satisfecho el Guaje antes de embarcarse con España para disputar el que será su tercer Mundial y seguramente el último. Pero a pesar de este año casi perfecto donde “se han superado todas mis expectativas”, el delantero ha entendido que era el momento de bajarse de un proyecto tan exigente que no espera absolutamente a nadie.

Eso es lo primero que oyó Villa al hablar con el Cholo antes de llegar. Nada de privilegios, su calidad y experiencia debían estar al servicio del equipo en todo momento, y por ello le exigiría siempre como al que más. El asturiano, uno de los más veteranos de una plantilla en plenitud física, se ha cuidado en consecuencia, y sus piernas han alcanzado un rendimiento óptimo hasta el último momento. Así quedó patente en la final de Lisboa donde, pese a caer derrotados, tanto él como el resto de sus compañeros lo dejaron absolutamente todo en el intento.

En julio sería volver a empezar

Sin embargo, la segunda semana de julio, cuando todavía se esté disputando el Mundial, el Atlético de Madrid comenzará nueva aventura. Una travesía con el listón muy alto y donde de nuevo nada de lo conseguido servirá para obtener salvoconductos en el esfuerzo y rutina diarios, esos que obligaron a Villa a dedicar un extra en los cuidados y dedicación que su profesión y caché le exigían.

Y es ahí donde Villa lo ha visto más claro. ¿Su apuesta? Una enriquecedora vivencia como es residir en Nueva York; ser icono en una liga donde el fútbol se enfoca desde el punto de vista del espectáculo más que por la tradición competitiva de la vieja Europa; y embolsarse una sustanciosa nómina en la fase final de su carrera.

Todo eso ha hecho que el Guaje opte finalmente por apearse de la intensa vida que propone Simeone. Se va orgulloso con lo hecho y agradecido a todos con los que ha convivido. Él, que sabe muy bien como son las mañanas a diario por el Cerro del Espino de Majadahonda, quizá sólo pueda lamentar que esta breve etapa en el Atlético no le haya cogido con dos o tres añitos menos.