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El último Barça sin títulos, el de Rijkaard, germinó en el 'sextete' de Guardiola y Tito
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probable año en blanco culé

El último Barça sin títulos, el de Rijkaard, germinó en el 'sextete' de Guardiola y Tito

El empate ante el Getafe no le permite acercarse al líder y éste podría ser la primera temporada en blanco desde la 2007-08, la última de Ronaldinho

Foto: Alexis y Pedro se lamentan en el duelo ante el Getafe (Reuters).
Alexis y Pedro se lamentan en el duelo ante el Getafe (Reuters).

Las puertas de los vestuarios se abrían. Al final del pasillo había una escalera pintada de azul dividida por una mampara que separaba los caminos de los dos equipos hacia el césped. Arriba, sobre el último escalón, estaba el Bernabéu y el rostro de Carles Puyol era distinto al de otros partidos grandes. Ese día de mayo la tensión de la competición ya no se sentía; hacía poco más de una semana que la última opción de título del Barcelona se había esfumado en Old Trafford, y la Liga había sido una quimera todo el año. Era la hora. Había que saltar al campo y formar dos filas enfrentadas para recibir al enemigo íntimo con aplausos y vítores fingidos, pero es lo que manda la tradición. Había que hacer el pasillo al Real Madrid. Y el Barça lo hizo y participó en la fiesta blanca perdiendo 4-1. Era 2008, el que fue el último año culé sin títulos hasta esta temporada.

Hacía seis años que el respetable culé no ovacionaba a estas alturas o bien a Puyol o bien a Xavi mientras estos, como capitanes, levantaban al cielo de Barcelona alguna copa ganada. Fue en ese curso, el del ‘Pasillo’ al Madrid, cuando el Barça de Frank Rijkaard se quedó sin la felicidad de una victoria final en una competición grande. Fue el doloroso fin de una época gloriosa de un Barcelona que había vuelto a reinar en Europa con la conjunción de una plantilla de enorme calidad y la renovada apuesta por el fútbol de toque de la Masía recobrado por el técnico holandés. Ese equipo se descompuso progresivamente hasta acabar humillado en casa del eterno rival.

Esa deshonra no la ha sufrido en sus carnes el conjunto del Tata Martino, o al menos de una forma tan evidente y de tal trascendencia histórica. Pero el recuento de títulos es apenas ligeramente favorable para el argentino en comparación con lo conseguido en ese curso 2007-08 por Rijkaard. Ganó al Atlético de Madrid la Supercopa de España en verano y ahí acaba el recuento de éxitos azulgranas en 2014, confirmado de forma oficiosa por el cabezazo de Ángel Lafita que ponía el empate a dos en el Camp Nou este sábado. Tres puntos le separan del Atlético después de la derrota colchonera ante el Levante (2-0). Ese pinchazo inesperado del Atleti los deja con opciones todavía de ganar el título. Podría ponerse por delante de los rojiblancos en la última jornada, cuando se enfrentan en el Camp Nou. Pero aun así seguirían dependiendo de un pinchazo del Real Madrid.

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Los paralelismos entre esos días sin victorias previos a la salida de Rijkaard son evidentes con algunos de los detalles que han marcado o van a marcar el devenir blaugrana. Lo más traumático es, sin lugar a dudas, la confirmación del final de una era histórica, sin duda la mejor de los 115 años del club. Cinco años en los que siempre se ha obtenido algún título, siendo lo más normal ganar más de uno, y más de dos. Inició la senda Pep Guardiola junto a Tito Vilanova con un ‘sextete’ inigualable. Vencieron allá donde podían vencer y de camino infligieron la más dolorosa de las derrotas al Real Madrid, el 2-6 de 2009. A esos seis títulos sumaron ocho más hasta que Pep dejara el equipo en 2012. Tito y Roura finalizaron el paseo triunfal con la mejor Liga del Barça, la de los 100 puntos.

Aquel Barça de 2008 había sido admirado por toda Europa. Ganó dos Ligas con una autoridad aplastante para la época, porque ahora si se corona un equipo con menos de 95 puntos parece una excepción, pero antes también se ganaban Ligas con diez puntos menos. Ronaldinho enamoró a culés, imparciales y rivales con un fútbol diferente a lo visto hasta entonces, preciosista, eléctrico y a la vez efectivo. Era el Barça del coraje y la energía inagotable de Eto’o y el talento, de la mentalidad ganadora de Deco, de la aparición del gran Valdés que ya nunca dejó de ser grande. Fueron los primeros años de fogueo del que sería el mejor jugador del mundo, Leo Messi.

Pero aquel grupo acabó desunido, harto de sí mismo, cansado de ganar. Ronaldinho aparecía en más portadas por temas extradeportivos que por lo que hacía sobre el campo. El juego azulgrana no se parecía en nada al que mostraron para llegar a la final de la Champions de París. La salida de Rijkaard era inevitable, lo pedían los acontecimientos. El 8 de mayo de 2008, Joan Laporta despedía al holandés y nombraba a Pep Guardiola como su sucesor. Desde ese día se rumoreaba con algo que el tiempo confirmaría. El de Sampedor no quería a ‘Dinho’, Deco ni Eto’o. Eliminó a los dos primeros en cuanto pudo y por el camerunés se tuvo que conformar con tenerlo un año más.

placeholder Messi, Deco, Rijkaard y Xavi, cabizbajos tras caer en Champions en Manchester (Imago)

Pesos pesados abandonaban el barco, como ocurrirá en ‘Can Barça’ este verano. Saldrán Víctor Valdés y Carles Puyol, eso es seguro, pero no es descartable que la ‘gran remodelación’ pendiente de la directiva presidida por Bartomeu traiga consigo más bajas. La continuidad de jugadores importantes como Cesc Fàbregas o Xavi no está asegurada al cien por cien, Dani Alves parece más fuera que dentro, mientras que siguen las dudas en torno a la renovación de Leo Messi, que no termina de confirmarse. Cambiará mucho la plantilla del Barcelona y dependerá de Zubizarreta y de la presidencia recomponerla para que el club pueda seguir aspirando a todo.

Rijkaard se marchó dejando en el equipo los posos que poco tiempo después germinarían en el Barça del ‘sextete’. Algunos de esos posos fueron los grandes fichajes de su última temporada. Llegaron varios jugadores que dejaron grandes recuerdos en años sucesivos a la afición azulgrana, como son Thierry Henry, Yaya Touré y Éric Abidal. Ese año ninguno alcanzó su mejor nivel futbolístico, pero con el paso del tiempo y el asentamiento del sistema de Guardiola, acabaron triunfando. Eso esperan los culés con el fichaje estrella del primer proyecto de Martino (si bien no era decisión del argentino, claro está). Neymar llegó haciendo mucho ruido, los papeles de su contratación generaron aún más desconcierto y sus números no le han ayudado para aceptar como idóneo su aterrizaje. El futuro marcará si fue acertado. Cualidades tiene de sobra para ello.

Pero lo más importante para el Barcelona será acertar en la sucesión en el banquillo. El mismo Martino dejaba entrever que vería normal no seguir la próxima temporada. “Las oportunidades se reclaman cuando es lógico hacerlo. Soy yo el máximo responsable del mal año del equipo”, sentenció el Tata. Pocos confían en su continuidad. Suenan muchos nombres pero si algo destaca en muchos de ellos es su conocimiento de la casa. Luis Enrique y Valverde saben cómo es el Barça, a lo que juega el equipo. El club volvería así a sus orígenes.

Las puertas de los vestuarios se abrían. Al final del pasillo había una escalera pintada de azul dividida por una mampara que separaba los caminos de los dos equipos hacia el césped. Arriba, sobre el último escalón, estaba el Bernabéu y el rostro de Carles Puyol era distinto al de otros partidos grandes. Ese día de mayo la tensión de la competición ya no se sentía; hacía poco más de una semana que la última opción de título del Barcelona se había esfumado en Old Trafford, y la Liga había sido una quimera todo el año. Era la hora. Había que saltar al campo y formar dos filas enfrentadas para recibir al enemigo íntimo con aplausos y vítores fingidos, pero es lo que manda la tradición. Había que hacer el pasillo al Real Madrid. Y el Barça lo hizo y participó en la fiesta blanca perdiendo 4-1. Era 2008, el que fue el último año culé sin títulos hasta esta temporada.

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