Es noticia
El Barça vuelve a ganar de penalti y Martino insiste en que sólo se hable de fútbol
  1. Deportes
  2. Fútbol
el argentino quiere alejarse de la polémica

El Barça vuelve a ganar de penalti y Martino insiste en que sólo se hable de fútbol

Alejado del ruido y de la teoría de la conspiración, el Tata no quiere saber nada de las decisiones puntuales de los colegiados y sólo piensa en fútbol

Foto: El Tata Martino da instrucciones a sus jugadores durante el encuentro en Cornellà-El Prat. (Efe)
El Tata Martino da instrucciones a sus jugadores durante el encuentro en Cornellà-El Prat. (Efe)

Se resistía Cornellà-El Prat a los encantos de Leo Messi. Hasta el pasado sábado. El argentino convirtió un penalti tras una mano en el área de Javi López para desnivelar un encuentro (0-1) vibrante entre los dos vecinos de la Ciudad Condal. Un penalti que, tal y como ocurriera con los dos convertidos por el argentino en el Clásico ante el Real Madrid, sirve de aliento para dar la vuelta a la tortilla y, gracias al tropiezo de los blancos ante el Sevilla el pasado miércoles, permite afrontar las últimas siete jornadas del campeonato con las opciones de hacerse con el título intactas. Alejado del ruido y de la teoría de la conspiración que defienden algunos, el Tata Martino insiste en hablar de fútbol y no quiere saber nada de las decisiones puntuales de los colegiados.

“Me parece lamentable que aquí no se hable más de fútbol. A diez mil kilómetros pensaba que aquí se hablaba más de fútbol, pero estoy seguro de que no se va a hablar del partido. Ha sido un partido intenso, bien jugado por los dos equipos. No sé si da como para hablar tanto del arbitraje". En relación al derbi ante el Espanyol, para el Tata simplemente se trató de un partido "muy difícil de arbitrar, con muchos cortes en el juego” dada la intensidad con la que vivieron ambos equipos el partido. Siendo fiel a los principios que rigen su discurso, sobre la acción que dio lugar al penalti, el técnico culé no quiso entrar en valoraciones. “En el penalti presumo que debe haber habido una mano porque yo estaba muy lejos", sentenció con gesto serio.

No es la primera ocasión en la que el Tata alude al supuesto gusto por el debate en torno a las decisiones arbitrales y no hacerlo en base a criterios estrictamente futbolísticos. Con toda la polémica del último Clásico aún coleando, el pasado martes, en la rueda de prensa previa al encuentro liguero ante el Celta de Vigo, el técnico rosarino quiso huir de la controversia y zanjar la insistencia de las preguntas de los periodistas con una frase reveladora: “El partido del otro día da mucha tela para hablar de fútbol, pero se ve que no. Pensaba que se hablaba mucho más de fútbol aquí”.

Planteaba el Espanyol un encuentro intenso, serio, donde supo contener a las fieras azulgranas durante buena parte del choque. Ya en la ida Javier Aguirre salió del Camp Nou repleto de merecidos halagos tras caer por la mínima (1-0, gol de Alexis Sánchez). Sin embargo, los detalles jugaron a favor del Barcelona. Corría el minuto 75 cuando Dani Alves se plantaba en las proximidades del área perica para, con pronunciada rosca, servir un centro desde la derecha. Tras botar dentro del área, el esférico fue controlado por Neymar con el pecho, según algunos, o con la mano, según otros. La jugada siguió y, en el intento de frenar la acción, el cuero impactó en la mano derecha del lateral del Espanyol, Javi López.

Clos Gómez no lo dudó y, tras interpretar como voluntaria la mano del carrilero del Espanyol, señaló la pena máxima, tarjeta amarilla incluida según marca el reglamento. La indignación volvía a apoderarse de los aficionados pericos que en la primera parte reclamaron una posible falta dentro del área de Mascherano sobre el propio Javi López. Pese al ahínco con el que Martino trata de eludir la controversia, es inevitable que las decisiones arbitrales, en una u otra dirección, adquieran un peso específico decisivo en la opinión pública. Porque aunque no lo quiera, sabía que tras el partido no se hablaría de fútbol. Con siete jornadas para el final del campeonato, de los tres aspirantes a hacerse con el título, el Barcelona (10-3) es el equipo con mejor ratio de penaltis a favor y en contra, por delante de Atlético de Madrid (7-3) y Real Madrid (6-6). Para algunos, una evidencia de la hipotética parcialidad arbitral reinante; para otros, la prueba irrefutable del dominio culé. Y en medio, el fútbol, ese gran olvidado en el mar de irracionalidad que inunda los corazones de los aficionados.

Messi, una vez más

Con una sangre fría insultante y la experiencia que otorga el haber estado antes en la misma situación, Leo Messi convirtió la pena máxima sin pestañear. Su estreno goleador en Cornellà-El Prat mantiene al argentino como tercer máximo artillero de la Liga con 23 goles, sólo por detrás de Cristiano (28) y Diego Costa (25). De todos, cinco han llegado desde los once metros. Los tres últimos, decisivos. A Diego López le superó dos veces, ambas por el lado izquierdo pero variando la altura: el primero raso y el segundo con un solemne disparo directo a la escuadra. A Kiko Casilla le amagó el remate para que hincara la rodilla y, cuando le tuvo a su merced, rebasarle con parsimonia por el lado derecho. Un tanto que frenaba en seco las aspiraciones de un aguerrido Espanyol. Aunque el partido pareció resuelto con el noveno gol de Messi ante el cuadro perico (el quinto de penalti), nunca entregaron la cuchara los blanquiazules, que mostraron una imagen formidable con 0-0 y con 0-1, con y sin portero, tras la expulsión de Casilla en la recta final por una mano fuera del área bastante clara. Tras el 0-2 del pasado curso, los azulgranas logran poner fin a una racha de ocho años sin ganar en dos visitas consecutivas a la plaza perica.

Pese a no cuajar un actuación especialmente destacada, el crack de Rosario volvió a ejercer como factor diferencial. Y eso que antes de su sutil disparo desde el círculo de cal, el argentino dilapidó dos opciones para sentenciar en el primer acto. La primera, en el minuto 10 de partido, cruzando demasiado su remate ante la salida de Kiko Casilla. Siete minutos después, su cabezazo tras un buen centro de Dani Alves se fue arriba. "Estaba preocupado porque había fallado dos ocasiones antes del descanso, aunque con él en el campo la historia siempre acaba más o menos de la misma forma", reconocía el Tata. Y el sábadono fue una excepción.

Tras el duelo, ambos entrenadores hicieron gala de su talante y no quisieron alimentar la habitual porfía que suele originar un encuentro intenso donde ambos contendientes libran una lucha encarnizada en busca de una victoria vital para sus intereses. Miradas, piques y piropos entre rivales dominaron un partido bravo, frenético, capaz de despertar irrefrenables pasiones en ambos bandos. Tanto es así que, durante la primera mitad, los dos entrenadores, con el cuarto árbitro como testigo de excepción, compartieron pareceres y terminaron fundiéndose en un amistoso abrazo. Un arranque de sinceridad exótico en los tiempos que corren. "¿La charla con Tata? Se queda en el campito, así estamos todos contentos", reconocía ‘El Vasco’ Aguirre sobre el inusual diálogo. Lejos del litigio arbitral permanente, se encuentra la esencia de un fútbol del que, como dice Martino, parece que nadie quiere hablar.

Se resistía Cornellà-El Prat a los encantos de Leo Messi. Hasta el pasado sábado. El argentino convirtió un penalti tras una mano en el área de Javi López para desnivelar un encuentro (0-1) vibrante entre los dos vecinos de la Ciudad Condal. Un penalti que, tal y como ocurriera con los dos convertidos por el argentino en el Clásico ante el Real Madrid, sirve de aliento para dar la vuelta a la tortilla y, gracias al tropiezo de los blancos ante el Sevilla el pasado miércoles, permite afrontar las últimas siete jornadas del campeonato con las opciones de hacerse con el título intactas. Alejado del ruido y de la teoría de la conspiración que defienden algunos, el Tata Martino insiste en hablar de fútbol y no quiere saber nada de las decisiones puntuales de los colegiados.

Leo Messi
El redactor recomienda