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Diego Costa se 'asustó' ante los que serán sus compañeros con España
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SE MARCHÓ ABRAZADO A NEYMAR

Diego Costa se 'asustó' ante los que serán sus compañeros con España

Decepción. Esa fue la sensación que rojiblancos y azulgrana transmitieron tras el esperado duelo de los líderes de la Liga. Ni uno ni otro equipo demostraron

Foto: Diego Costa peleando un balón con Pedro.
Diego Costa peleando un balón con Pedro.

Decepción. Esa fue la sensación que rojiblancos y azulgrana transmitieron tras el esperado duelo de los líderes de la Liga. Ni uno ni otro equipo demostraron capacidad suficiente como para derrotar al rival, tal y como sucedió en la pasada Supercopa. Esta igualdad es un detalle que agradecen por el Bernabéu, ya que ayuda ver el título como posible pese a los miedos que despiertan Ancelotti y los suyos.

Tampoco las esperadas individualidades, rubricadas por Diego Costa, Neymar, Messi o Villa, brillaron como en ellos es habitual, aunque los jugadores del Barcelona pueden esgrimir su ausencia del once titular en eso de estar lejos de su nivel. Los cuatro se diluyeron entre tanta tensión y tan poco fútbol. Si hay alguno que en nada mostró su habitual manera de entender el fútbol, ese fue el que se presume como internacional de Vicente del Bosque en el Mundial de Brasil.

Diego Costa, tras un anodino partido, se marchó del césped del Calderón abrazado a Neymar, con Filipe Luis de testigo. Igual le traicionó su nacimiento o el pasado común en la selección brasileña, pero el rojiblanco se mostró timorato, como queriendo estar lejos de la pelea, esa en la que se mueve tan bien el brasileño con pasaporte español. La presencia de muchos de los que serán sus compañeros con España, le maniataron. No mordió, no peleó como en anteriores partidos pese a las cuatro faltas que cometió.

El rojiblanco no consiguió marcar al Barcelona en la Súpercopa y ayer tampoco. Sólo ha dejado su casillero a cero en dos partidos disputados en el Calderón y en las dos ocasiones el rival era los de Tata Martino. Disparó en cuatro ocasiones, pero sólo una de ellas tuvo como destino los tres palos de la portería de Víctor Valdés.

Miró como compañeros, no como rivales

El Atlético acusó esa ausencia de sangre, de tensión. Sin Diego Costa a tope, el equipo de Simeone es menos asesino. Además, su compañero en ataque tampoco ayudó en el que fue su vuelta al pasado. Villa tan solo chutó a puerta en una ocasión y su aportación no fue más allá de la pelea y la entrega. Este Atlético es un mucho de su técnico, estuvo a la altura, y otro poco de Diego Costa, que no respondió como se esperaba. Los Piqué, Jordi Alba, Iniesta y Busquets le impresionaron. Los miró como compañeros y no como rivales.

Messi y Neymar descubrieron que son terrenales y lo hicieron a la altura del Manzanares. No era el partido de las estrellas extranjeras del Barcelona y el Tata Martino lo dejó patente con la suplencia de ambos. El argentino salió tras el descanso y tuvo tiempo para asustar por su delgada figura y a dos minutos del final con una contra de las suyas. Mientras, el brasileño rompió por la izquierda, pero sin peligro. Ya saben... no fue el partido de las estrellas y sí el del respeto.

Decepción. Esa fue la sensación que rojiblancos y azulgrana transmitieron tras el esperado duelo de los líderes de la Liga. Ni uno ni otro equipo demostraron capacidad suficiente como para derrotar al rival, tal y como sucedió en la pasada Supercopa. Esta igualdad es un detalle que agradecen por el Bernabéu, ya que ayuda ver el título como posible pese a los miedos que despiertan Ancelotti y los suyos.

Tampoco las esperadas individualidades, rubricadas por Diego Costa, Neymar, Messi o Villa, brillaron como en ellos es habitual, aunque los jugadores del Barcelona pueden esgrimir su ausencia del once titular en eso de estar lejos de su nivel. Los cuatro se diluyeron entre tanta tensión y tan poco fútbol. Si hay alguno que en nada mostró su habitual manera de entender el fútbol, ese fue el que se presume como internacional de Vicente del Bosque en el Mundial de Brasil.

Diego Costa, tras un anodino partido, se marchó del césped del Calderón abrazado a Neymar, con Filipe Luis de testigo. Igual le traicionó su nacimiento o el pasado común en la selección brasileña, pero el rojiblanco se mostró timorato, como queriendo estar lejos de la pelea, esa en la que se mueve tan bien el brasileño con pasaporte español. La presencia de muchos de los que serán sus compañeros con España, le maniataron. No mordió, no peleó como en anteriores partidos pese a las cuatro faltas que cometió.

El rojiblanco no consiguió marcar al Barcelona en la Súpercopa y ayer tampoco. Sólo ha dejado su casillero a cero en dos partidos disputados en el Calderón y en las dos ocasiones el rival era los de Tata Martino. Disparó en cuatro ocasiones, pero sólo una de ellas tuvo como destino los tres palos de la portería de Víctor Valdés.

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