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El adiós de Mourinho sigue sobre la mesa de Florentino Pérez de manera oficiosa
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EL TÉCNICO SE SIENTE LIBERADO POR TERMINAR CON EL DOMINIO DEL BARCELONA

El adiós de Mourinho sigue sobre la mesa de Florentino Pérez de manera oficiosa

Nada ha cambiado. La continuidad o no de José Mourinho no dependía de la clasificación para la final de Copa. Es un estado de ánimo. El

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El adiós de Mourinho sigue sobre la mesa de Florentino Pérez de manera oficiosa

Nada ha cambiado. La continuidad o no de José Mourinho no dependía de la clasificación para la final de Copa. Es un estado de ánimo. El éxito del Camp Nou ayuda a que la convivencia sea más tranquila y a que todo el madridismo mire el partido del próximo martes ante el Manchester United rebosando optimismo. La decisión del portugués obedece más a asuntos personales, a cuestiones de índole privada relacionadas, claro está, con el equipo, que a los éxitos deportivos del mismo. El técnico ni ha confirmado ni ha desmentido a Florentino Pérez la posibilidad de su marcha, pero sí que le ha hecho llegar su deseo de poner el epílogo a su etapa en el Bernabéu. No han hablado sobre ello, pero por si acaso el dibujo de un nuevo Real Madrid ya está en la mente de un presidente que respira aliviado tras lo sucedido el martes y que espera repetir la próxima semana.

La historia se repite a la vivida un año atrás. La diferencia es que hace doce meses se llegaba tras la eliminación a manos del Barcelona y ahora lo hace con el equipo azulgrana viviendo un estado de zozobra y fuera de la Copa. Del párking del Camp Nou ha pasado a posar sonriente con sus ayudantes en el vestuario del mismo estadio. "Es lo mismo de hace un año. Nos hacen llegar que se quiere ir, pero nadie oficialmente nos ha dicho nada", afirma un directivo madridista a El Confidencial. "Nosotros contamos con él, pero..." ratifica el mismo portavoz.

Es curioso, pero Mourinho maneja a la perfección los medios de comunicación pese a esa antipatía que siente hacia ellos. Doce meses atrás filtró su adiós y semanas atrás la maquinaria se puso a funcionar de la misma manera. En la campaña anterior todo se solucionó con un nuevo contrato, en ésta todo parece indicar que el desenlace no será el mismo. "Hablaremos a final de temporada", repite el técnico mientras cierra la próxima pretemporada en Los Ángeles.

Mourinho se siente liberado tras silenciar al Camp Nou, tal y como hizo cuando era entrenador del Inter. Llegó al Real Madrid en el verano de 2010 con la misión de acabar con el dominio del Barcelona y cree que ya lo ha logrado. Los datos y el cambio de tendencia mostrados en los últimos clásicos denotan que el club blanco ha conseguido invertir la situación. El triunfo en la pasada Liga, la Supercopa y el de ahora en la Copa han instalado en el banquillo del Bernabéu la sensación del deber cumplido. Primero logró que Guardiola reventara y dejara atrás su etapa azulgrana y ahora ha logrado, pese a la Liga que ya tiene en el bolsillo, dar la vuelta al calcetín de los resultados y, por momentos, del juego. Motivos para pensar que es el momento adecuado para buscar nuevos horizontes.

Desde la normalidad

La mejor versión del Real Madrid de Mourinho ha llegado de la mano de la normalidad, sin expresiones forzadas, sin gestos inadecuados para la salud deportiva del equipo y de los rivales. La mejor sinfonía ha coincidido con una lucha de igual a igual con el Barcelona, con el balón de por medio eso sí. Los jugadores querían algo así y demostraron que fueron mejores abandonando la crispación, que solo apareció con Pepe sobre el campo. 

La elegancia y las prestaciones de Varane (ninguna falta en la eliminatoria) son el mejor reclamo del otro fútbol en una apuesta personal de Mourinho. Y es que el técnico le ha sabido dar su tiempo y espacio para hacerse jugador... del Real Madrid. El francés llegó en el verano de 2011 y lo primero que hizo como madridista fue presenciar a dos metros, en el túnel de vestuarios, los lamentables sucesos de la vuelta de la Supercopa en el Camp Nou. Año y medio después, el protagonista, en este caso en el césped, fue él gracias a la confianza del técnico.

La relación de Mourinho con la mayoría del grupo no ha cambiado. Su enfrentamiento directo con los dos capitanes, Casillas y Ramos, sigue vivo, tal y como quedó demostrado con el paso de Iker por la sala de Prensa sin haber jugado. Tanto desgaste le ha pasado factura, en especial en el apartado moral. Otra temporada así no está dispuesta a aguantarla, así que piensan en la solución. No son los únicos jugadores distanciados con el técnico, y aunque ahora hayan firmado un pacto de no agresión, las posiciones de unos y otros están muy lejanas, pero la profesionalidad de uno y la ambición de los otros han llevado al Real Madrid a la final de Copa a la espera de lo que suceda en Old Trafford.

Nada ha cambiado. La continuidad o no de José Mourinho no dependía de la clasificación para la final de Copa. Es un estado de ánimo. El éxito del Camp Nou ayuda a que la convivencia sea más tranquila y a que todo el madridismo mire el partido del próximo martes ante el Manchester United rebosando optimismo. La decisión del portugués obedece más a asuntos personales, a cuestiones de índole privada relacionadas, claro está, con el equipo, que a los éxitos deportivos del mismo. El técnico ni ha confirmado ni ha desmentido a Florentino Pérez la posibilidad de su marcha, pero sí que le ha hecho llegar su deseo de poner el epílogo a su etapa en el Bernabéu. No han hablado sobre ello, pero por si acaso el dibujo de un nuevo Real Madrid ya está en la mente de un presidente que respira aliviado tras lo sucedido el martes y que espera repetir la próxima semana.

Florentino Pérez José Mourinho