Florentino ya sabe qué tipo de jugadores quiere la afición del Bernabéu tras la ovación a Silva

La remontada final, el triunfo de la épica, la aparición de ese espíritu que ha hecho al Real Madrid diferente a otros muchos equipos, silenció un tanto lo que el Bernabéu, puesto en pie, gritó minutos antes coincidiendo con la salida de David Silva del terreno de juego. La afición madridista, en un anodino partido del canario, quiso reconocer lo mucho y bueno que el exvalencianista ha hecho por el fútbol español en los últimos años y, de paso, mandar un mensaje muy directo respecto a lo que quieren ver sobre el césped de su estadio: jugadores de calidad y, si puede ser, españoles. De la cantera, mejor no hablar, pero sería el éxtasis para los seguidores madridistas.

Florentino Pérez recibió y entendió el mensaje. Los aplausos iban cargados de intención. Si el famoso día de Ronaldinho fue una reacción ante el repaso que el Barcelona estaba dando al Real Madrid en el terreno de juego, lo de la noche del martes fue un aviso de lo que quieren. La afición blanca, a la que se le acusa de fría en muchas ocasiones, cuando abre la boca sentencia. Ha echado entrenadores y hasta presidentes, y lo que hizo en pleno partido ante el Manchester City con el marcador repleto de incógnitas, fue reivindicar la presencia de jugadores cercanos, de la necesidad de dar un giro hacia lo de casa, a lo que se cría futbolísticamente hablando en las cercanías. El presidente y sus directivos han recogido el guante lanzado por la grada y más de uno se pregunta si ese papel no lo podría haber desempeñado Santi Cazorla. Demasiado tarde.

En este debate que siempre se monta alrededor del Real Madrid y de sus fichajes y del que ahora parece que también participa la afición -los directivos blancos siempre remiten cuando se les pregunta el motivo por el que no aparecen jugadores españoles por el Bernabéu- hablan de la intransigencia del resto de equipos a negociar con el Real Madrid. Sostienen que si venden a la entidad madridista pasan a la historia negra de sus respectivos clubes y se niegan, si quiera, a negociar. El último ejemplo ha sido el de Josu Urrutia y Javi Martínez. El Real Madrid llamó, preguntó por el centrocampista y la respuesta fue la del silencio, la de la negativa a negociar. El caso de Cazorla fue distinto, pero fue Mourinho el que frenó cualquier movimiento.

El caso de Silva es distinto. Probó por el Real Madrid cuando contaba 12 años de edad, momento en el que Vicente del Bosque trabajaba en el primer equipo, y el informe que se preparó sobre sus aptitudes fue positivo, pero el club no consideró oportuno fichar al jugador. La relación de Silva con el club blanco es de amor-odio. Hasta en dos ocasiones ha estado a un paso de fichar por el equipo del Bernabéu. La primera de ellas fue cuando Florentino Pérez preparaba su vuelta a la presidencia blanca. Su objetivo siempre fue Silva y no Villa, pero la aparición de un informe negativo sobre el canario frenó en seco la operación. Además, el Valencia no hacía más que poner trabas al acuerdo. La segunda llegó un año después, 2010, pero la aparición de Mourinho en el horizonte frenó su llegada. Pellegrini había dado el 'ok', pero el fútbol del actual jugador del City no entra en su manera de ver el fútbol.

Florentino Pérez ha tomado nota, ha recibido la petición y la ha asimilado. Ahora, solo falta que las encuestas que hace entre los socios, que tan de su gusto son, ratifiquen lo dicho el martes por la grada del Santiago Bernabéu, que ya sería feliz si ve a algún jugador de la cantera con algo de protagonismo dentro del equipo. Cuestión de gustos, de sentimientos.