Desde el regreso de Figo, no se vivía un ambiente tan hostil antes del clásico

La tensión se palpa con facilidad en las horas previas al clásico. El Barça-Madrid más igualado de los últimos años ha encendido a ambas aficiones y este domingo tuvieron lugar en la capital catalana momentos de tensión no vividos desde que Luis Figo regresara por primera vez a la Ciudad Condal con la camiseta madridista hace ya diez años.

El Real Madrid aterrizó en el aeropuerto de El Prat a primera hora de la noche y fue recibido por una legión de 2.000 incondicionales que protagonizaron escenas más propias de los fans de las estrellas de la música o el cine que de aficionados al fútbol. Como si se tratara de los integrantes de The Beatles, los jugadores madridistas fueron jaleados y fotografiados mientras recorrían el vestíbulo de la terminal para subirse después al autocar.

Cuando la expedición blanca llegó al hotel, se vivió el episodio más desagradable de la víspera. Entre los cientos de madridistas que también recibieron a los jugadores a las puertas del lujosos Hesperia Tower (curiosamente, propiedad del ex presidente barcelonista y anti madridista confeso Joan Gaspart), había algún radical barcelonista que apedreó el autocar, rompiendo una de las ventanas del mismo, concretamente la de las plazas que ocupaban Raúl Albiol y Álvaro Arbeloa. Además, alcanzaron a un miembro de la seguridad privada del club de Chamartín que, por suerte, no resultó herido.

Nunca se había visto antes de un clásico un acto de tanta hostilidad el día anterior y en el hotel visitante. Sí es cierto que la llegada del Madrid al Camp Nou siempre es conflictiva porque se trata de una ratonera y el conductor se ve obligado a detener unos segundos el autocar, produciéndose tradicionalmente escenas de bastante tensión.

Impresionante mosaico con 105.000 espectadores

El recibimiento sobre el césped a ambos equipos estará protagonizado por un impresionante mosaico colectivo formado por los 105.000 espectadores que abarrotarán las gradas del estadio culé y que recordará a las grandes noches de la 'era Cruyff'. Existe una propuesta popular para mostrarle indiferencia al Real Madrid recibiéndole con un silencio sepulcral, pero no ha cuajado lo suficiente y se espera una pitada monumental que peleará por establecer el récord de decibelios que en su día hizo taparse los oídos a Figo.

Habrá que desear que esta noche todo transcurra con relativa normalidad, aunque parece difícil evitar que se produzcan nuevos episodios negativos. Y es que hacía tiempo que no se mostraba tanta hostilidad hacia el Real Madrid. La llegada de José Mourinho, personaje que ayuda poco a crear simpatías en las aficiones rivales, como bien saben los culés, y la mejoría del nivel competitivo del Madrid, que por primera vez es una alternativa seria al exitoso proyecto de Pep Guardiola, son los dos factores que han levantado el ánimo de la afición barcelonista.

Y como siempre ocurre en toda hinchada, los peores miembros de ésta son los que malinterpretan la tensión y la convierten en indeseable violencia.

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