Florentino recomendó a Rosell no llevar a la Asamblea la denuncia a Laporta

No es la primera vez que hablamos de la excelente relación que mantienen Florentino Pérez y Sandro Rosell, una amistad que se inició en los meses anteriores al fichaje de Ronaldo por el Real Madrid procedente del Inter y que hoy todavía sigue viva. La confianza es total y ahora el entendimiento entre los dos clubes es absoluta. En muchos asuntos han estudiado una estrategia común para sacar mayor beneficio y parece que les ha dado resultado.

El presidente del Real Madrid es el que lleva la voz cantante por aquello de la antigüedad en el cargo y por eso es el que se atreve a dar consejos al recién llegado al sillón presidencial. El último se produjo la semana pasada. Horas antes de la ya famosa Asamblea de compromisarios del Barcelona, los dos mandatarios hablaron y Florentino Pérez le recomendó a Sandro Rosell que no masacrara a Laporta ante los socios y la opinión pública. Fue una recomendación de amigo ante lo que el presidente del Real Madrid considera que hay que tratar de otra manera, tal y como hizo él cuando llegó al palco del Bernabéu.

Florentino Pérez cree que un club no puede denunciar a un socio que ha sido presidente de la sociedad porque considera que la imagen de la entidad queda dañada y se abre el turno para la aparición de nuevas batallas y enfrentamientos personales, que terminan dañando al club. No hay comparación alguna entre los dos momentos sociales que vivía el Real Madrid cuando llegó al poder en el año 2000 y 2008.

Cuando sucedió a Lorenzo Sanz la transición no fue sencilla, pero en ningún caso se masacró al ex presidente ni a su Junta públicamente. Con Ramón Calderón las circunstancias han sido distintas porque muchas de las actuaciones del que fuera presidente están en diferentes procesos jurídicos y si esos demuestran que es el culpable, entonces sí que Florentino Pérez pondrá en marcha los mecanismos para que sea expulsado como socio del Real Madrid, tras recibir el 'sí' de la Asamblea de compromisarios.

Sorpresa generalizada con Rosell

A la clase dirigente del fútbol le ha sorprendido la manera de actuar de Rosell contra Laporta. Todos coinciden en señalar que hay otras maneras de denunciar pasadas situaciones, sin que sea el club directamente el que lo haga. Una de ellas habla del deterioro mediático a través de filtraciones a los medios de comunicación, algo muy habitual por cierto y que suele tener un efecto inmediato.

La segunda habla de la denuncia a título individual de algún socio dispuesto a 'colaborar' para salvar el honor y el nombre del club, algo bastante sencillo de conseguir. Ninguna de las dos fórmulas han sido atendidas por el actual presidente del Barcelona, que dando la espalda a todo tipo de consejos, prefirió dar el paso a medias de abrir la caja de los truenos en la Asamblea y pedir la denuncia a Laporta (con toda la razón de su lado), pero sin dar su voto a favor. Curioso. Vamos, que tiró la piedra y escondió la mano.

El presidente del Real Madrid se propuso lograr, tanto en 2000 como en 2008, lo que él denominó la paz social del madridismo. El cree que su éxito en ese sentido fue el de 'no tirar de la manta' porque de esta manera evitaba debates que conducen a enfrentamientos que se pueden reflejar en la entidad y en el rendimiento del equipo.

En Barcelona no ha sorprendido la maniobra, ya que en los grandes momentos de la entidad azulgrana siempre aparecen acontecimientos que vienen a romper los mejores momentos deportivos del club. No es nuevo. Es lo que se denomina el espíritu autodestructivo del Barcelona según reconocen socios y seguidores del actual campeón de Liga.