Villa, el jugador más frustrado del mundo

Frustración, tristeza, desilusión, impotencia. Esos sentimientos son los que han irrumpido la tranquilidad de Villa. Para el internacional español no será fácil asimilar que pudo haber recalado en uno de los dos mejores equipos de la Liga Española. Madrid y Barça se pelearon por él, trabajaron a marchas forzadas intentando convencer al Valencia para que dejara salir al asturiano. También pujaron el Manchester United y el Chelsea, los dos equipos más poderosos de la Premier. Pero no hubo forma de satisfacer ni al conjunto ‘ché’ ni a su presidente.

 

Villa no se vende. Ni se venderá. Si ninguno de los cuatro equipos más poderosos económicamente del mundo lograron ficharlo, nadie logrará hacerlo. Manuel Llorente, presidente valencianista, salió airoso de una batalla que desde un principio parecía tener perdida. Eso sí, a cambio de la victoria, tuvo que romper el sueño de su más preciada joya. Villa soñó un día con vestirse de blanco y jugar al lado de Kaká. Al otro, que se enfundaba la camiseta del Barça y compartía equipo con Messi. Pero lo que fueron alguna vez sueños, se convirtieron en pesadillas después de que el Valencia decidiera no cumplir sus expectativas.

El Madrid desistió de la ‘misión Villa’ y fichó a Benzema. El Barça está cerrando la ‘operación Ibrahimovic’, aunque hasta ayer, Laporta no descartaba al asturiano. Los dos grandes se vieron obligados a buscar otras alternativas, aunque la que más se acercaba a sus intereses era la del ‘Guaje’. ¿Cómo le hizo el Valencia para quitarse de en medio a dos ‘depredadores’ como Florentino y Laporta? Diciendo no una y otra vez y tazando al jugador a un precio que ninguno de los dos estaba dispuesto a pagar, 50 millones de euros. ¿Pero Villa los valía?

Sin duda. El delantero asturiano es un jugador contrastadísimo. Nunca, como profesional, ha marcado menos de 15 goles por temporada, se ha consolidado en la selección española como jugador imprescindible, es disciplinado, trabajador, tiene velocidad, arranque, potencia, gol, disparo y mucha movilidad. Es joven, mediático, campeón de Europa. No le envidia nada a los mejores delanteros del planeta tierra. Es humilde, sencillo y carismático. Sin embargo, el Madrid no estuvo dispuesto a pagar 50 millones de euros por él, pero sí 96 por Cristiano, 65 por Kaká y 35 por Benzema. Tampoco lo hizo el Barça, pero Laporta sí está dispuesto a pagar 42 millones, regalar a Eto’o y ceder a Hleb al Inter para traer a un delantero llamado Ibrahimovic que, es impresionantemente técnico, pero más problemático que Eto’o. 

David Villa seguirá deleitando con sus maravillas a la afición de Mestalla, que no tomará represalias con su futbolista insignia. Los seguidores valencianistas le quieren, le seguirán queriendo y le recibirán con los brazos abiertos. No les importa que su sueño pasara por Madrid y después por Barcelona. A él le deben gran parte de los méritos del club en años recientes. Otra cosa será la actitud con la que Villa regrese al trabajo. Su tristeza es innegable, como innegable es su descontento con el Valencia por no venderle este verano. Con el tiempo las heridas cicatrizan, pero la de Villa es bastante profunda.