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Europa entierra la gloria del Real Madrid
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EL CLUB BLANCO TOCÓ FONDO EN LIVERPOOL

Europa entierra la gloria del Real Madrid

No lo recuerdan ni los más viejos del lugar porque simplemente nunca ocurrió. De hecho, el batacazo que el Real Madrid se dio en Anfield el

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Europa entierra la gloria del Real Madrid

No lo recuerdan ni los más viejos del lugar porque simplemente nunca ocurrió. De hecho, el batacazo que el Real Madrid se dio en Anfield el martes se puede calificar, sin exageración alguna, como histórico. Pero aún lo son más las pésimas sensaciones y la mala imagen que el mejor club del siglo XX transmitió durante los 180 minutos de la eliminatoria que le enfrentó al Liverpool. Y es que esta nueva eliminación en los octavos de final de la Liga de Campeones –y ya van cinco consecutivas- es la más vergonzosa de todas las sufridas por los blancos en competiciones europeas. Y viene a significar mucho más que una dolorosa derrota.

Precisamente, han sido los múltiples éxitos en estas competiciones internacionales los que le encumbraron como el mejor equipo del mundo. Sin embargo, en el último lustro, ese mismo escenario continental le está arrebatando todo el prestigio ganado durante décadas. Para encontrar lo más parecido al 5-0 que el Real Madrid recibió en el cómputo global de la eliminatoria ante los ingleses, hay que remontarse veinte años, cuando el 19 abril de 1989, el Milan de Arrigo Sacchi le endosó, en la vuelta de las semifinales de la Copa de Europa, un humillante 5-0 en Italia.

Aquella derrota sigue escociendo entre los que la vivieron, pero es recordada como una mala tarde ante el mejor equipo del momento, y uno de los mejores que ha dado el fútbol. El Real Madrid de la ‘Quinta del Buitre’ se encontró con su bestia negra aquella noche aciaga. La ida había terminado con empate a uno y así de igualada se presentaba la vuelta de una eliminatoria que enfrentaba a los dos mejores equipos del planeta. Pero los Maldini, Baresi, Ancelotti, Van Basten, Gullit, Rijkaard y compañía anularon completamente durante 90 minutos al conjunto español.

Por entonces, esa plantilla venía de estar 31 partidos invicta en Liga (récord histórico del club de Chamartín) y esa generación de futbolistas dominó con autoridad durante cinco años el campeonato doméstico, a la vez que rozaba año tras año la ansiada Séptima. Por todo ello, y aunque la derrota hirió el orgullo madridista, el 5-0 de San Siro se analizó siempre como una mala tarde ante un grandísimo equipo.

Síntomas de enfermo muy grave

También ha habido más partidos donde el Madrid salió goleado en el Viejo Continente. En 1982, en la Copa de la UEFA, el Kaiserlautern le ganó por otro 5-0, que le sirvió para remontar el 3-1 del Bernabéu. Dos años antes, el Hamburgo le endosó un 5-1 para dar la vuelta al 2-0 de la ida, en las semifinales de la Copa de Europa. Y en la ida de la misma ronda de la misma competición del año 1964, el Benfica también le metió un 5-1 que fue respondido en la vuelta con un estéril 2-1 a favor de los blancos. Todas esas fueron también malas tardes, intercaladas con años de gloria, títulos, finales o semifinales continentales.

Pero lo del Liverpool es otra historia. Lo que en el 0-1 de la ida se camufló como una partida de ajedrez magistralmente ganada por Rafa Benítez, el 4-0 de la vuelta se encargó de demostrar que es, en realidad, el batacazo de un gigante en caída libre. Y es que el Real Madrid tiene síntomas de enfermo en estado grave. Eso es lo que verdaderamente ha sorprendido a propios y a extraños. Esa sensación jamás la ha transmitido un club cuya salud ha tenido sus altibajos, es cierto, pero que nunca se le ha visto en la UVI.

La prensa nacional e internacional ha destacado este último punto. Lo vulnerable que se vio a un equipo que, de no ser por la gran actuación de Iker Casillas (el único a la altura de las circunstancias), podía haber encajado una goleada de escándalo. Hasta aquellos que sienten la mayor de las animadversiones por el conjunto madridista debieron sentir una pizca de lástima durante el partido del martes. Precisamente, la grandeza de ese club es la que ha levantado tantos odios como alabanzas a lo largo de los años. Y ver tan pobre a un equipo con tanta gloria detrás, empequeñece la hazaña del Liverpool. Seguramente Benítez, gran conocedor de la ‘Casa Blanca’, ni en sus mejores sueños imaginó infligirle al equipo de las nueve Copas de Europa tan tremendo repaso.

Unas elecciones muy oportunas

Los cinco años seguidos cayendo en octavos de la ‘Champions’ han coincidido con la etapa más convulsa en el seno de la centenaria institución. Y no es casualidad. Desde el fracaso en el proyecto de los ‘Galácticos’ de Florentino Pérez, se han sucedido los presidentes, los escándalos y las medidas de urgencia en el plano deportivo. La evidente devaluación de la Liga, le ha permitido conseguir dos títulos en las dos últimas temporadas, tras cuatro años de sequía absoluta. Pero Europa es el verdadero patrón con el que se mide al Real Madrid. Y ahí es donde se ha visto la realidad de un club enfermo.

Las elecciones que se avecinan no pueden ser más oportunas. Ya nadie es capaz de negar que el club más laureado de España necesita un golpe de timón y un proyecto serio y ambicioso. Urge recuperar el orden dentro de casa, para después volver a ponerse altas metas dentro y fuera de España. Y sobre todo, urge devolverle la ilusión a una afición acostumbrada a pasear por el mundo el orgullo de pertenecer a un equipo campeón donde los haya. Lo que será más difícil de reparar será el recuerdo de la primera vez que el Real Madrid visitó Anfield.

No lo recuerdan ni los más viejos del lugar porque simplemente nunca ocurrió. De hecho, el batacazo que el Real Madrid se dio en Anfield el martes se puede calificar, sin exageración alguna, como histórico. Pero aún lo son más las pésimas sensaciones y la mala imagen que el mejor club del siglo XX transmitió durante los 180 minutos de la eliminatoria que le enfrentó al Liverpool. Y es que esta nueva eliminación en los octavos de final de la Liga de Campeones –y ya van cinco consecutivas- es la más vergonzosa de todas las sufridas por los blancos en competiciones europeas. Y viene a significar mucho más que una dolorosa derrota.