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A Mourinho le crecen los enanos en el Manchester United, ¿les suena de algo?
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SE REPITE LA HISTORIA DE REAL MADRID Y CHELSEA

A Mourinho le crecen los enanos en el Manchester United, ¿les suena de algo?

José Mourinho sigue haciendo amigos allá donde va. Su segundo ejercicio en Manchester está siendo de lo más movido: Mkhitaryan, Lindelöf, Darmian, Pogba, Rashford… Hasta Ibrahimovic

Foto: José Mourinho la pasada jornada en Old Trafford. (Reuters)
José Mourinho la pasada jornada en Old Trafford. (Reuters)

Se dice que el hombre es el único ser vivo que tropieza dos veces en la misma piedra. Pero en el mundo del balompié, como en todo, existe una excepción que confirma la regla. Y, como es natural, ésta sólo podía llevar el nombre y apellido del autoproclamado ‘Special One’: José Mourinho. El preparador portugués del Manchester United lleva meses forzando en el vestuario de Old Trafford la misma clase de tensiones con las que ya dinamitó la armonía en los de Real Madrid y Chelsea (en su segunda etapa).

“La última Premier que gané fue hace tres años. Sé cómo ganar, creo en mí mismo. No se ganan títulos con inconsistencia. Hay que tener consistencia a todos los niveles, no sólo en las actuaciones sino también mentalmente y en el día a día”. El último aviso para navegantes del de Setúbal, lanzado el pasado domingo después de que los ‘Diablos Rojos’ naufragaran en su propio estadio frente al West Bromwich, poniéndole de paso el lazo al título liguero del City de Guardiola, ejemplifica a la perfección un ‘modus operandi’ que acostumbra a sacar a paseo en toda su extensión durante el segundo ejercicio al mando de sus escuadras.

Mou echa ‘balones fuera’ cada vez que su ManU pincha en hueso. Cuando no son puyas vedadas, como la mencionada anteriormente, son ataques directos con nombres y apellidos, que vienen a poner de manifiesto sus abiertas diferencias con algunos miembros de la plantilla mancunian. En su afán por ejercer un control dictatorial dentro de los vestuarios que gobierna, el lusitano continúa haciendo ímprobos esfuerzos por dejar en evidencia ante los medios y la afición a todo el que le sale respondón.

Foto: Mourinho, durante el partido del Manchester United contra el Burnley en Old Trafford. (Reuters) Opinión

Al importante ramillete de ‘víctimas’ que dejó a su paso por las capitales de España e Inglaterra (Casillas, Sergio Ramos, Pepe, Ozil, Cristiano Ronaldo, Juan Mata, Hazard, Petr Cech, Fábregas, Diego Costa, Ivanovic, Eva Carneiro…), se han unido ahora en Manchester Schweinsteiger, Darmian, Lindelöf, Mkhitaryan, Pogba o Rashford. El exinternacional alemán, primer gran damnificado del aterrizaje en Old Trafford del técnico que llegó a decir después de una derrota en Stamford Bridge ante el Leicester que se sentía “traicionado por sus jugadores”, padeció en sus carnes seguramente la peor humillación tejida hasta la fecha por el luso cuando éste lo apartó del primer equipo y lo mandó a entrenar con los juveniles hasta que se buscara equipo. Bien es cierto que el expreparador del Madrid acabaría reconociendo su error en el trato dispensado al bueno de ‘Schweini’, pero para entonces el volante germano ya había hecho las maletas y se había ido a la MLS para recuperar su autoestima futbolística a las órdenes de Veljko Paunovic.

Darmian, cuatro meses sin jugar

El polivalente lateral internacional italiano tampoco es santo de la devoción del portugués, con el que no juega un minuto desde primeros de diciembre. Darmian pagó los platos rotos del escarnio sufrido por el United en Copa de la Liga ante el modesto Bristol City. El propio zaguero, que trató sin suerte de abandonar Manchester en el mercado invernal, denunció públicamente que su relación con Mourinho “está totalmente rota” y su representante llegó a calificar de “vergonzoso” el trato que el ex del Torino está recibiendo de parte del controvertido entrenador luso, quien prefiere usar en los laterales a Valencia o Young, dos extremos reconvertidos, antes que al transalpino.

La relación de Mourinho con Mkhitaryan ha sido de amor-odio a lo largo del año y medio que el exquisito media punta armenio ha aguantado en Old Trafford. El luso le castigó a galeras al poco de llegar por una desafortunada actuación ante el City, en su primer duelo con Guardiola por el cetro de Manchester. A partir de ahí, un recorrido plagado de lesiones y suplencias que impidieron a ‘Micki’ asomarse mínimamente al jugadorazo que demostró ser en Donetsk o en Dortmund. Tampoco encontró la complicidad de un técnico privado del tacto con los jugadores diferentes de Klopp o Lucescu. Su salida al filo del mercado invernal rumbo al Arsenal, a cambio de Alexis, fue una liberación para el genio de Yerevan.

El ‘pecado’ del sueco Lindelöf fue admitir públicamente que se sentía más cómodo actuando de central que de lateral, la posición en la que su entrenador le colocó frente a Leicester y Everton. Pese a ser una petición expresa suya el pasado verano y que el ManU abonara 35 millones de euros al Benfica por su traspaso, el zaguero sueco ha visto hasta diez partidos de la Premier desde la tribuna, habiendo participado en apenas 26 duelos sumando todas las competiciones. Su contratación ha recibido no pocas críticas de parte de la Prensa por no haber sido capaz de hacerse con un puesto en el eje de la zaga, algo complicado cuando el técnico te tiene apuntado en su ‘lista negra’.

El 'caso Pogba'

La difícil relación del luso con las estrellas de sus equipos se ha vuelto a poner de manifiesto con el francés Pogba. A Mourinho le trae sin cuidado que el ex de la Juve le haya costado al United más de 100 kilos cuando se trata de marcar territorio y hacer entender a sus discípulos que él figura a la cabeza del ranking de egos. La cuestión es que el internacional galo cometió la torpeza de insinuar a su jefe que cambiara el sistema de juego con dos pivotes, que había empezado a utilizar forzado por las bajas, por otro más ofensivo que privilegiara su condición de llegador en detrimento del trabajo defensivo que le obligaba a realizar al retrasar su posición.

Foto: Isco, serio, durante una conferencia de prensa. (EFE)

Ni que decir tiene que a Mou este tipo de actitudes le sientan a cuerno quedado, y no tardó en hacérselo saber. A él y a todo el mundo. Señalado tras la dura derrota en Wembley ante el Tottenham (partido en el que fue sustituido), lo castigó con un banquillazo en el siguiente partido ante el Huddersfield, prefiriendo alinear al joven Scott McTominay en el eje del medio campo junto a Matic. “El chico merece jugar más, aunque no tenga el cabello teñido, ni un auto grande, ni un reloj grande, ni tatuajes”, espetó el luso en conferencia de prensa tras el choque, que acabaría con triunfo de los ‘Red Devils’.

El siguiente choque de trenes, el de la ruptura definitiva, llegaría en el descanso del partido frente al Newcastle, que el United acabaría perdiendo. El técnico recriminó a Pogba su actitud pasota en el doble pivote y terminó por sustituirlo quedando más de 20 minutos por jugarse. El mosqueo del espigado mediocampista francés, captado por las cámaras de televisión, resultó ser de aúpa y poco después se filtraba que el futbolista empezaba a arrepentirse de haber regresado a Old Trafford.

Su ulterior suplencia en el encuentro de ida de los octavos de final de la Champions frente al Sevilla en el Pizjuán no sorprendió a nadie, aunque la temprana lesión de Ander Herrera le daría la oportunidad de desquitarse y cuajar un más que digno encuentro que el técnico lusitano no dudó en elogiar buscando rebajar la tensión. “Hizo un partido muy positivo. Se preparó para entrar al campo y ayudar al equipo en diez segundos, y eso es lo que hizo. Mostró gran profesionalidad”. Pese a ello, el galo volvió a probar el amargo sabor de la suplencia en el choque de vuelta e incluso prescindió de sus servicios pocos días después en la FA Cup ante el Brighton, apostando de nuevo por McTominay.

Rashford: el último incendio

El último en saltar contra el preparador luso ha sido Marcus Rashford. El talentoso canterano se estaría planteando seriamente abandonar su casa de toda la vida (en el club desde los 7 años) si Mou continúa el curso que viene al mando de la nave mancunian. Según apuntaba hace escasos días el ‘Mirror’, Rashford lamenta que la llegada de Alexis Sánchez le ha restado protagonismo. Pese a ser, después de Lukaku, el jugador que más encuentros ha disputado este año con el United (43), el hecho de haber sido apenas titular en 5 de los últimos 16 en la Premier, le habrían llevado a pensar en un cambio de aires. Novias, desde luego, no le iban a faltar. Chelsea, Arsenal o Liverpool, para empezar a hablar, están al acecho.

Mourinho, por su parte, no sólo negó que tuviera problema alguno con el joven internacional sajón, sino que está más que convencido de que, a sus 20 años, está jugando lo que debe. “La experiencia que está obteniendo a todos los niveles es más que suficiente. Tuvo un gran impacto al principio y probablemente por eso la gente espera que juegue más. Marcus es un chaval fantástico. Estamos contentos con su presente y sabemos que tiene un gran futuro”. Y a otra cosa.

Cuentan las malas lenguas en la gran capital del norte inglés que hasta Ibrahimovic se ha ido antes de tiempo a Los Ángeles para gozar de los minutos que su ‘amigo’ Mou le ha negado toda vez que había recuperado la forma tras la grave lesión sufrida hace un año. “Este ha sido un curso muy difícil para Zlatan. ¿Si está lesionado? No, no lo está. ¿Siente que está listo para jugar y ayudar a sus compañeros de equipo? No”. Normal que el sueco hiciera las maletas después de oír semejantes palabras. Y es que convivir bajo el mismo techo que ‘The Special One’ es todo menos sencillo.

Se dice que el hombre es el único ser vivo que tropieza dos veces en la misma piedra. Pero en el mundo del balompié, como en todo, existe una excepción que confirma la regla. Y, como es natural, ésta sólo podía llevar el nombre y apellido del autoproclamado ‘Special One’: José Mourinho. El preparador portugués del Manchester United lleva meses forzando en el vestuario de Old Trafford la misma clase de tensiones con las que ya dinamitó la armonía en los de Real Madrid y Chelsea (en su segunda etapa).

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