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Budapest llora la demolición del mítico estadio de 'Evasión o victoria'
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El feudo del MTK acogió el rodaje

Budapest llora la demolición del mítico estadio de 'Evasión o victoria'

El Stade de Colombes de París, que se encontraba en un estado lamentable, obligó al equipo de rodaje que lideraba el genial John Huston a trasladarse hasta Budapest

Foto: El estadio en el que se desarrolla el tramo final de la película está siendo demolido (FOTO: David Ruiz)
El estadio en el que se desarrolla el tramo final de la película está siendo demolido (FOTO: David Ruiz)

Osvaldo Ardiles llegó a afirmar un día, entre risas (medio en broma, medio en serio), que aquel fue "el mejor partido de su vida". Metido en la piel del prisionero de guerra Carlos Rey, el astro argentino abanderó junto a un lesionado Pelé la reacción de la escuadra aliada frente a una selección alemana de la Wehrmachten el que sigue siendo, para una inmensa legión de cinéfilos amantes de la redonda, el mayor tributo que el mundo del celuloide le ha hecho al balompié: 'Evasión o victoria' (Escape to Victory).

Aunque el desenlace de la película dirigida en 1981 por el genial John Huston situaba el memorable duelo en la ciudad de París, más concretamente en el Stade de Colombes, el depauperado estado en que se encontraba por entonces el mítico coliseo obligó a trasladar el rodaje hasta Budapest, donde el equipo de producción encontró una réplica casi exacta del que fuera escenario de la final del Mundial de 1938: el Nándor Hidegkuti Stadion, propiedad del Magyar Testgyakorlók Köre (Club de la Juventud Magiar) o MTK, uno de los grandes clubes del fútbol húngaro.

A pesar de haber sido el terreno de juego donde echó los dientes y desarrolló toda su carrera el citado Hidegkuti, integrante de la gran Hungría subcampeona del mundo en 1954 y a la sazón el futbolista que desempeñó por primeravez en la historia la posición de ariete, fue el rodaje de aquel encuentro, que combinó estrellas cinematográficas (Michael Caine, Sylvester Stallone y Max von Sidow) con una ristra nada despreciable de artistas del balón (Pelé, Ardiles, Deyna, Bobby Moore, Paul van Himst, John Wark, Co Prins...), lo que acabó por darle relevancia universal. Numerosos fanáticos del largometraje convirtieron durante las tres últimas décadas el feudo del MTK en lugar de peregrinaje para, entre otras cosas, pisar el punto exacto desde donde O'Rei ejecutó la más perfecta de las chilenas que haya podido ver el gran público a través de la gran pantalla.

Un millar de extras

Perolos días de vino y rosas de este pequeño estadio, levantado en 1912 en el octavo distrito de Budapest, el de Józsefváros, y reconstruído después de la Segunda Guerra Mundial, tocaron a su fin hace escasas semanas con la demolición de tres de sus cuatro graderíos. Apenas una tribuna, la principal (donde aún se encuentran las oficinas del club), se mantiene en pie a la espera de que sea completamente desalojada. El sempiterno muro blanco que aún rodea todo el perímetro de la instalación y que cruzaron en desbandada los prisioneros-jugadores en la última secuencia del film junto a un millar de extras para conquistar su libertadserá pasto de las excavadoras en el momento en que comience la construcción del nuevo hogar del MTK, lo que se espera suceda en este mes de julio.

El progresivo deterioro de sus instalaciones y el peligro que ello suponía para los escasos aficionados que solían darse cita hasta la conclusión de la campaña precedente en el coliseo sito en la Sport Utcallevó a las autoridades a tomar cartas en el asunto y prácticamente obligar al MTK a echar el cierre a comienzos del verano de 2014. Así las cosas, el primer equipo, que milita en la categoría de oro del balompié húngaro, se vio forzado a buscar un terreno de alquiler para disputar sus partidos de local durante este último ejercicio. Los seguidores fueron los encargados de elegir, mediante sufragio, el campo de juego donde querían ver a los suyos durante las dos temporadas que, en principio, estabaprevisto que duren las obras de construcción de su nueva casa. El elegido fue el Bozsik Stadion del no menos mítico Honved, el hogar de Ferenc Puskas.

Un complejo de 21 millones de euros

El nuevo estadio Nándor Hidegkuti, con capacidad para 5.000 espectadores, será el epicentro de un gigantesco complejo deportivo que incluirá un pabellón multiusos, un par de campos de entrenamiento para el primer equipo y la nueva sede de la academia de fútbol Sándor Károly, uno de los mejores viveros de jóvenes talentos del país, dependiente de la escuadra franjiazul. Semejante proyecto le costará al MTK en torno a los 6.500 millones de florines (21 millones de euros), una cifra astronómica si se tiene en cuenta los paupérrimos presupuestos de que disponen los clubes húngaros. Por tal motivo, el Estado echará un cable aportando un 25% de la inversión, dado que del nuevo complejo se beneficiarán muchos jóvenes que residen en los distritos periféricos de Józsefváros, uno de los de mayor solera en el centro de Budapest.

Aunque nunca será comparable al mítico penalti de Antonin Panenka a Sepp Maier que dio el triunfo a Checoslovaquia en el Europeo de 1976, a buen seguro que los cinéfilos más nostálgicos guardan como oro en paño en su disco duro la imagen del estrambótico Hutch 'el Masajista' (interpretado por el histriónico Sylvester Stallone) deteniendo en el descuento una pena máxima a la estrella alemanaBaumann (Werner Roth), lo que mantuvo el 4-4 en el marcador y fue el detonante de la estampida final de aficionados que se llevaron en volandas a sus nuevos héroes camino de la libertad por el gran portón azul de un estadio que, sin pretenderlo, ingresó hace 34 años en la historia del deporte con mayor número de fieles en todo el planeta.

Osvaldo Ardiles llegó a afirmar un día, entre risas (medio en broma, medio en serio), que aquel fue "el mejor partido de su vida". Metido en la piel del prisionero de guerra Carlos Rey, el astro argentino abanderó junto a un lesionado Pelé la reacción de la escuadra aliada frente a una selección alemana de la Wehrmachten el que sigue siendo, para una inmensa legión de cinéfilos amantes de la redonda, el mayor tributo que el mundo del celuloide le ha hecho al balompié: 'Evasión o victoria' (Escape to Victory).

Hungría John Huston
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