Modric emula a su 'jefe' en el Madrid y ejecuta a Turquía con una volea
El centrocampista del Real Madrid, con un bonito gol justo antes del descanso, decidió un partido en el que Croacia fue mejor que una Turquía que nos mostró nada
España ya sabe con quién va a tener que jugarse las habichuelas para encabezar su grupo de la Eurocopa. La Croacia de Modric, Rakitic y Mandzukic exhibió en el feudo del PSG el mejor balompié que se ha visto hasta el momento en esta Euro. Su aplastante superioridad respecto a una paupérrima Turquía, alarmantemente limitada de recursos y con sus dos mejores futbolistas (Arda y Çalhanoglu) desaparecidos en combate, no sólo la hizo acreedora a los tres puntos en litigio, sino también a otro marcador más holgado que hubiera reflejado la diferencia sideral que existió entre ambos combinados.
Croacia cumplió con el guión esperado y salió lanzado, con el cuchillo entre los dientes, dispuesto a reventar a la mayor brevedad posible el candado de Babacan. El dinamismo de su fútbol reposado venía marcado por ese maravilloso tiempista del cuero que es Luka Modric. Si el seleccionador Cacic y la parroquia croata albergaba dudas sobre el estado físico del volante creativo del Real Madrid, este las disipó a lo largo de una brillante primera mitad. Y no solo por maestría para ejercer de director de orquesta de los balcánicos, sino también por el nervio y la motivación con las que combatió cada pelota en el plano defensivo.
Si el balón estaba en posesión otomana (las menos veces), Modric se pegaba como una lapa a Öguzhan Ozyakup. La joven perla del Besiktas, a la sazón jugador revelación de la Super Liga turca, era a priori uno de los peones que más problemas podían causar al once del Este de Europa, dado el gran estado de forma con el que ha llegado al torneo continental. Pero ayer no tuvo su día (fue sustituido en el descanso) y, en buena parte, el motivo fue la gran labor de zapa que hizo sobre él Don Luka.
Mientras que el madridista clavó en esencia la posición en la que suele moverse dentro del once de Zidane, Rakitic varió radicalmente su rol, jugando mucho más libre de lo que suele hacerlo en el Barça. El exjugador del Sevilla ejerció permanentemente de media punta central, posición desde la que demostró su capacidad para generar situaciones de peligro asociándose con Srna, Modric o Perisic. Su juego entre líneas es tan notable como ese poderío físico que le ha convertido en pieza clave en el esquema de Luis Enrique en labores de contención.
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El triángulo Modric-Rakitic-Srna fue el responsable de la mayoría de los problemas de los discípulos de Terim en el acto inicial. Porque mientras Croacia insistía una y otra vez por su derecha buscando acabar sus ataques con algún cruce militétrico de Srna. El lateral diestro del Shakhtar no cambia un ápice por más que pasen los años: sigue siendo imbatible en el ida y vuelta y su pie derecho acostumbra a poner el balón justo donde pretende la vista. Su primera incursión casi le cuesta ya un disgusto a los otomanos. Rakitic tocó ligeramente en el primer palo su servicio a medida y Perisic se quedó a dos dedos de empujarla a las mallas en el palo largo. Poco después, pondría un córner preciso en la cabeza de Mandzukic, y algo más tarde una tercera pelota con catalejo en la testa de un Perisic que, totalmente solo, cabeceó de manera inocente a las manos de Babacan.
Turquía, agreste y compacta, estaba a verlas venir. A sabiendas de su inferioridad técnica, el combinado de la Media Luna blanca apeló al orden táctico, a su tremendo orgullo y a un sacrificio sinfín para correr detrás de cada balón como auténticos posesos. Le costó una veintena de minutos frenar las permanentes acometidas croatas. Justo cuando comenzaron a presionar la salida de balón enemiga en tres cuartos de cancha.
Cuando el juego se equilibró, Arda Turan y compañía comenzaron a enseñar sus dientes. En realidad apenas un colmillo, puesto que sólo dispusieron de una única bala en los primeros 45 minutos, pero bien pudo haber cambiado por completo el signo del partido si Ozan Tufan se hubiera mostrado más contundente delante de Subasic. El volante defensivo del Fenerbahçe logró infiltrarse entre los dos centrales croatas y conectar un cabezazo picado a centro de Gonul que el cancerbero del Mónaco logró detener por ir demasiado centrado.
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Perdida su gran ocasión, la pelota volvió al tejado balcánico. Y esta vez no los de Cacic no dejaron pasar la ocasión de tomar ventaja. Tuvo que ser de nuevo uno de esos balones envenenados de Srna el que provocó ruptura definitiva del luminoso. El despeje en globo de Selcuk Inan para atajar el barullo que había provocado el capitán croata acabó cayendo en los pies de un Modric que, emulando a su técnico en aquella inolvidable final en Hampden Park, enganchó una fantástica volea cuyo bote sorprendió a Babacan y acabó alojándose en el fondo de su portería.
Con el viento a favor, Croacia relajó su rictus y cedió la iniciativa a su rival, convencido, visto lo visto, de que asumiría con suma incomodidad el rol de dominador. De hecho, fueron los balcánicos quienes volvieron a darle a la manivela de las ocasiones al poco de reanudarse el envite. Srna, esta vez en su faceta de rematador, la tuvo ‘a huevo’ por partida doble para liquidar un duelo con nítido aroma ajedrezado. La primera, una comba magistral desde el borde del área, la estampó en el travesaño. A renglón seguido, volvió a tenerla en una rauda contra llevada por Perisic cuyo pase, tras ser despejado por Babacan como buenamente pudo, cayó en los pies de Srna que envió fuera el esférico cuando tenía abiertas las puertas del paraíso.
A esas alturas, Turquía empezaba a asumir su incapacidad para gobernar el juego. Viendo que Arda dio estaba ni se le esperaba, Terim optó por mandarle al banquillo y dar entrada a Burak Yilmaz. Un hombre gol al que, sin embargo, no llegó un solo balón en condiciones en los 25 minutos que estuvo sobre el verde. Un síntoma claro de lo que fue ayer el combinado otomano. Un equipo plano, sin una estrategia de juego que trató de lastimar a su rival en las contadas veces que forzó alguna acción a balón parado. Su suerte y lo que, al fin y a la postre, le mantuvo con vida hasta el último estertor fue la incapacidad croata de rentabilizar el buen ramillete de ocasiones de que gozó en ambos períodos.
Ficha técnica
0 - Turquía: Babacan; Gönul, Topal, Balta, Erkin; Inan, Tufan, Özyakup (Volkan Sen, min. 46); Çalhanoglu, Arda Turan (Burak Yilmaz, min. 65) y Tosun (Emre Mor, min. 65)
1 - Croacia: Subasic; Srna, Corluka, Vida, Strinic; Badelj, Modric; Brozovic, Rakitic (Schidenfeld, min. 90) Perisic (Kramaric, min. 87); y Mandzukic (Pjaca, min. 93).
Gol: 0-1, min. 41: Modric.
Árbitro: Jonas Eriksson (Suecia). Mostró cartulina amarilla a Tosun (min. 31), Balta (min. 48) y Volkan Sen (min. 91) por parte de Turquía, y a Strinic (min. 80) por parte de Croacia.
Incidencias: partido del grupo D de la Eurocopa de Francia disputado en el estadio Parque de los Príncipes de París ante unos 48.000 espectadores.
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