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Zidane aplica su autoridad para que Cristiano esté al 100% cuando más importa
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el portugués empieza el año descansando

Zidane aplica su autoridad para que Cristiano esté al 100% cuando más importa

Pese a la trascendencia del partido y del rival, el entrenador no dudó en dejar fuera a su mejor jugador con la idea de no sobreexponerle y que llegue en las mejores condiciones a final de curso

Foto: Cristiano no jugará ante el Sevilla. (Reuters)
Cristiano no jugará ante el Sevilla. (Reuters)

El Madrid tiene miedo de lo que puede llegar a ocurrir próximamente. Se ha venido hablando en las últimas fechas de la maldición del Mundial de clubes, una frase repetida, pero no por ello banal. Tiene su sentido. Si ningún campeón del mundo ha tenido un buen año sucesivamente a la consecución de la escarapela, será por algo. Ese algo tiene que ver con la acumulación de partidos, la reestructuración de los recursos y la pérdida de voracidad competitiva de la plantilla. Les ha sucedido a todos, incluso al propio Madrid hace apenas dos años. Los parecidos con aquella temporada, la última de Ancelotti, son enormes: se había ganado la Champions con jugadores tocados y se había acumulado una racha excepcional de 22 partidos consecutivos ganando. Y se acabó sin títulos. Evitar este desenlace esta vez es prioritario.

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Zidane entiende que sobre él recae la principal responsabilidad de que esto no suceda y va a aprovechar, como ya ha venido haciendo hasta ahora, la confianza ciega que tienen todos sus jugadores (menos James, quizá) para que todos se sientan igual de implicados y disponibles. La única manera de que esto suceda es haciendo jugar a todos, haciéndolos partícipes de verdad, con minutos de importancia, que jugadores de segunda fila sustituyan a los indiscutibles sin importar la altura del rival y la trascendencia del partido. Es decir, que Cristiano tenga que descansar y entren Morata o Asensio, y que no sea un remiendo, sino uno más que se acople a la máquina.

Desde que empezó a ejercer como técnico del primer equipo, a Zidane no le ha temblado el pulso a la hora de tomar decisiones drásticas en cuanto a la no alineación de sus estrellas. Y le ha vuelto a suceder en esta Copa del Rey. El entrenador decidió que Cristiano Ronaldo, su mejor jugador, el Balón de Oro, no entrase en la convocatoria para jugar ante el Sevilla la ida de octavos. No es una decisión a la ligera, sino que viene motivada por la necesidad que entienden ambos de que el futbolista portugués descanse para lo mucho que viene por delante.

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Si el Real Madrid fuera superando las rondas coperas hasta llegar a las semifinales, podría acumular 20 partidos en apenas 70 días. Es decir, lo normal para un equipo que se encuentre vivo en las tres competiciones. Pero si es tan complicado ganarlo todo es precisamente por la dificultad de superar esta fase de la temporada en la que el esfuerzo se paga tan caro. A Cristiano le ha pesado esto en las temporadas en las que el Madrid ha llegado a la final de la Champions. Tanto en Lisboa como en Milán, Cristiano estaba muy lejos de su mejor estado físico y no pudo brillar como suele hacer. Eso sí, su equipo ganó y él se llevó los elogios. Y Ronaldo ya no tiene 25 años para aguantar todo lo que le echen.

Hasta ahora, parecía que él no era consciente de esta realidad. Sentía que, de alguna manera, vivía en su propio país de nunca jamás, que él no envejecía, que jugar todos los partidos completos no le suponía un esfuerzo extra y que su cuerpo no se resentía. En comparación a compañeros suyos, Cristiano se ha perdido muy pocos encuentros desde que está en el Real Madrid. Ha tenido alguna lesión, ninguna de gran importancia, y el descanso ha sido esporádico, nada habitual en su rutina deportiva. Bien es cierto que eso ha sido posible durante estas siete temporadas y media por el culto al cuerpo que ha mantenido durante todo este tiempo. Se cuida en todos los sentidos, por lo que puede explotar su cuerpo más que otros.

Pero todo tiene un límite, y Zidane lo ha encontrado y se lo ha mostrado a Cristiano. El portugués se perdió el inicio de la campaña por la lesión que se produjo en la final de la Eurocopa, y al no tener pretemporada, le costó una barbaridad coger el mejor tono físico y deportivo, pero en el último mes se le volvió a ver cómodo y participativo en el juego colectivo. Y para que no pierda esa forma, Zidane prefiere no forzarlo. Lo va a reservar, y lo hará a menudo. No solo contra el Sevilla. Cuando considere que necesita un descanso, se lo dará, quiera o no el jugador. Lo hizo el año pasado en la ida de la semifinal de la Champions League contra el Manchester City, donde pudo forzarlo y no lo hizo. Y este año ya lo ha sustituido cuatro veces, algo impensable hace apenas un año.

Zidane le ha convencido de que lo mejor para el equipo, y —para que le haga caso al 100%— lo mejor para él, es que descanse de vez en cuando. Bien podría haber jugado contra el Sevilla, uno de los rivales más fuertes de la Liga y de Europa, pero al preparador le será mucho más útil que esté al máximo de sus prestaciones en marzo, cuando empiezan a decidirse la Liga y la Champions. Para el Madrid y para Ronaldo, será indudablemente más positivo que sea entonces cuando esté en disposición de ampliar su caudal de goles. Mientras, Zidane confía en los demás... y estos responden.

Alineaciones probables

Real Madrid: Casilla; Carvajal, Varane, Nacho, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric; James, Morata y Benzema.

Sevilla: Sergio Rico; Mercado, Rami, Nico Pareja; Mariano, N'Zonzi, Iborra, Sergio Escudero; Nasri, Vitolo; y Vietto.

Árbitro: Antonio Miguel Mateu Lahoz (Comité Valenciano).

Estadio: Santiago Bernabéu.

Hora y TV: 21.15, beIN LaLiga.

El Madrid tiene miedo de lo que puede llegar a ocurrir próximamente. Se ha venido hablando en las últimas fechas de la maldición del Mundial de clubes, una frase repetida, pero no por ello banal. Tiene su sentido. Si ningún campeón del mundo ha tenido un buen año sucesivamente a la consecución de la escarapela, será por algo. Ese algo tiene que ver con la acumulación de partidos, la reestructuración de los recursos y la pérdida de voracidad competitiva de la plantilla. Les ha sucedido a todos, incluso al propio Madrid hace apenas dos años. Los parecidos con aquella temporada, la última de Ancelotti, son enormes: se había ganado la Champions con jugadores tocados y se había acumulado una racha excepcional de 22 partidos consecutivos ganando. Y se acabó sin títulos. Evitar este desenlace esta vez es prioritario.

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