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Messi sorprende: es suplente en Champions, no se cabrea y cuando entra no se le nota
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entró en la segunda parte

Messi sorprende: es suplente en Champions, no se cabrea y cuando entra no se le nota

Valverde dejó descansar al jugador argentino, que lleva más de un año sin marcar un gol fuera de casa en la competición internacional. Llegará descansado al partido contra el Valencia

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En el Barça esta temporada suceden cosas extrañas. Como que el juego de los azulgrana sea un soberano tostón y estén invictos, líderes en la Liga a 10 puntos del Madrid y clasificados ya como primeros de grupo en Champions a falta de un partido. Nunca había empatado a cero dos encuentros consecutivos en Europa el Barça. Pues pasó y aun así, objetivo cumplido: ya están en el bombo de octavos. Pero lo más raro de todo fue cuando hora y media antes del partido se supo la alineación y, ¡Oh, dios mío!, no estaba Leo Messi. No, no estoy exagerando con las exclamaciones. Hacía nada menos que cuatro años y medio que el argentino no se perdía un encuentro continental: desde abril del 2013, cuando salió en la segunda parte lesionado para arreglar el desaguisado frente al PSG de Ancelotti que iba ganando y fue el que asistió a Pedrito, que empató y metió al equipo en semifinales.

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Cuatro años y medio jugando todos y cada uno de los partidos de Champions, 18 de 19 en total esta campaña —solo faltó en Copa ante el Murcia—, y sin ser nunca sustituido. Y es cierto que el Barça iba sin urgencias a Turín, con un empate bastaba, pero no era un campo cualquiera ni un rival cualquiera. En el Juventus Stadium encajó el Barça un 3-0 la temporada pasada que lo dejó fuera de la competición, sin ir más lejos. El asombro por la ausencia en el once del 'crack' estaba pues más que justificado. Igual que las primeras dudas: ¿estará lesionado? ¿Habrá pasado mala noche? ¿Sucede algo? Y si no, ¿cómo se lo tomará?

Pues las primeras imágenes del astro fueron partiéndose de risa en el túnel de vestuarios junto a su compatriota Higuaín, así que, para empezar, cabreado no estaba. Buena noticia, porque a Luis Enrique se le ocurrió no ponerle en un partido en Anoeta y se lio tal marimorena que terminó con Zubizarreta fuera del club y con el asturiano sin volver a moverle del campo salvo cuando le pedía permiso, como la última vez que fue suplente, el 15 de octubre de 2016 en un Barça-Depor.

placeholder Messi, en el banquillo. (EFE)
Messi, en el banquillo. (EFE)

Sin problemas físicos

Una de las dudas quedaba despejada: Valverde y él habían consensuado el descanso. Quedaban las siguientes: ¿le pasa algo? Y rápidamente se clarificó porque volvió a salir por el túnel de vestuarios sonriendo e inmediatamente se puso a calentar junto a Pozanco, el preparador físico, y saltó al césped en el 55’ sustituyendo a Deulofeu. Así que no sufre ninguna molestia física. Era cuestión de desgaste y de la necesidad de darle un respiro, por muy raro que parezca en un partido de Champions, en Turín y frente a la Juve, que desde luego parece.

Según explicó Valverde tras el partido: “Era una decisión complicada. Venía de una acumulación de partidos y tiene sus cargas y sus sobrecargas. Habíamos pensado que alguna vez tenía que descansar y como preveíamos que al principio el partido podía ser más cerrado, él entraba en la segunda parte, donde la Juve podría abrirse más y le podía venir bien. ¿Si lo he hablado con él? Son cosas de carácter interno. Lo guardo para mis memorias”.

Foto: En la imagen, Joan Manuel Serrat. (EFE)

Todavía quedaba noche por delante para más sorpresas: salió Messi y no pasó nada. El Barça mejoró ligeramente respecto a la anodina primera parte por una simple cuestión de que se ordenaron mejor. Lo único destacable del argentino fue que chutó una falta por encima del larguero, pero estuvo tan gris, tan soso, tan aburrido como los demás y solo se le puede aplaudir, como al resto, su solidaridad a la hora de defender. Hasta le hizo una falta a Dybala casi al final del encuentro, justo antes de que su compatriota pusiera a prueba a Ter Stegen, que sigue enorme, con un disparo que el alemán despejó a córner en el tiempo ya de descuento.

El delantero culé ya firmó un partido sin brillo alguno en Leganés, donde a ratos ni se notaba su presencia sobre el campo. Y ayer volvió a pasar. Es para frotarse los ojos, pero la versión más humana de Messi está apareciendo ante nuestros ojos. En Champions, además, hace un año que no marca a domicilio: desde el pasado 23 de noviembre de 2016 en el 0-2 ante el Celtic. Para el Valencia, desde luego, no son buenas noticias, porque Messi acostumbra a volver en su modo extraterrestre después de tomarse un respiro, pero en Champions, ante un rival con nombre y apellidos, se sentó en el banquillo tan contento y cuando saltó al césped no ocurrió nada extraordinario. Este Barça es un enigma y no hay quien lo entienda. Pero ahí está: primero en todo, así que chitón.

En el Barça esta temporada suceden cosas extrañas. Como que el juego de los azulgrana sea un soberano tostón y estén invictos, líderes en la Liga a 10 puntos del Madrid y clasificados ya como primeros de grupo en Champions a falta de un partido. Nunca había empatado a cero dos encuentros consecutivos en Europa el Barça. Pues pasó y aun así, objetivo cumplido: ya están en el bombo de octavos. Pero lo más raro de todo fue cuando hora y media antes del partido se supo la alineación y, ¡Oh, dios mío!, no estaba Leo Messi. No, no estoy exagerando con las exclamaciones. Hacía nada menos que cuatro años y medio que el argentino no se perdía un encuentro continental: desde abril del 2013, cuando salió en la segunda parte lesionado para arreglar el desaguisado frente al PSG de Ancelotti que iba ganando y fue el que asistió a Pedrito, que empató y metió al equipo en semifinales.

Leo Messi