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El gran partido de Lisboa, otra final de la Copa de Europa que pasará a la historia
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El gran partido de Lisboa, otra final de la Copa de Europa que pasará a la historia

Dos equipos de la misma ciudad luchan por el título, algo nunca visto y que se une a otras finales de Copa de Europa que han marcado un antes y un después

Foto: El Oporto ganó la final más inesperada de los últimos años al Mónaco en 2004.
El Oporto ganó la final más inesperada de los últimos años al Mónaco en 2004.

Una final de la Copa de Europa es siempre histórica para los dos conjuntos que se enfrentan por el mayor éxito continental. Llegar a la misma es un éxito inabarcable por todo lo que conlleva y por el magnífico esfuerzo de los dos equipos hasta llegar a ese último y trascendental partido. Pero no todas suponen un antes y un después en esto del fútbol. Puede ser un cambio de tendencia, el hito de un club pequeño que se cuela entre los grandes… Cada cierto tiempo, la final de la Champions League nos depara un enfrentamiento que pasa a los anales del fútbol mundial.

El Benfica de Eusebio, el Celtic de los 60, el Feyenoord, Brian Clough y su Nottingham Forest, las finales ‘sorpresa’ que ganaron Estrella Roja y Oporto; la primera final española… y la primera final entre equipos de la misma ciudad, este año, en Lisboa. Muchas otras han cambiado la historia de los dos equipos que las han disputado, sobre todo de los que han ganado la Orejona, pero son las mencionadas las que establecieron una alternativa a la esencia de la Copa de Europa.

Ninguna final ha supuesto un cambio más drástico que la de 1961. Esa temporada fue la primera en la que el Real Madrid no era capaz de defender el título continental, la única hasta entonces que no vería a un equipo de blanco en el último encuentro. Y fue el máximo rival, el Barcelona, el que se encargó de cargarse al vigente pentacampeón de Europa en la ronda preliminar. Un global de 4-3 sacó de la copa a los Di Stéfano, Gento y compañía y de ahí, el Barça consiguió plantarse en la final ante las águilas del Benfica y la Pantera negra. Mucho fue Eusebio y sus compañeros para los culés, que llevaron la Copa de Europa fuera de España por vez primera.

Resulta curioso que los inventores del fútbol tardaran más de una década en obtener su primer entorchado continental. Y ni siquiera fue un club inglés el que triunfó. Fue el Celtic de Glasgow el que levantó esa gran copa que sustituía al primer trofeo que se quedó en propiedad el Real Madrid yeyé en 1966. Nunca antes el equipo escocés se había metido en las últimas rondas de la Copa de Europa, y se estrenó a lo grande, venciendo en el viejo Da Luz al Inter de Sandro Mazzola y Luis Suárez por 2-1.

La leyenda del fútbol ofensivo y eléctrico holandés que tanto ha marcado la historia del Fútbol Club Barcelona no lo empezó el Ajax de Amsterdam, como todo podía hacer señalar, al ser el club más grande de los Países Bajos, por títulos, historia y tradición. Pero fue, sin embargo, el Feyenoord el que se adueñó del título y convirtió a Rotterdam en la primera ciudad neerlandesa en ser campeona de Europa. Ocurrió en la temporada 1969-70, en San Siro, campo del Milan, anterior vencedor. Llegaban a ese encuentro un equipo con un título ya en sus vitrinas, el mismo Celtic, y un novato como el Feyenoord, y la suerte del novato se impuso con un tanto en la tercera prórroga de la historia.

Y lo nunca visto hasta el momento es el hito casi irrepetible del Nottingham Forest de Brian Clough en 1979. Dos años antes, el club inglés se encontraba en la Second Division, luchando por subir a la primera categoría. Clough condujo al equipo con tal maestría que no sólo consiguió el ascenso, sino que es el último equipo que justo tras subir, gana la Liga. Pero su éxito no se frenó allí, puesto que a la temporada siguiente, trasladó su senda victoriosa a la Copa de Europa, que ganó al Malmö en el Estadio Olímpico de Múnich. Repitió triunfo europeo al año siguiente, ganando dos de los siete títulos que viajaron a Inglaterra entre 1977 y 1984, repartidos entre el Liverpool, con cuatro, y el Aston Villa, con otra Copa.

Que Yugoslavia tenía una grandísima selección antes de la Guerra de los Balcanes es una evidencia. Nunca lograron un éxito internacional, pero el conjunto eslavo era uno de los más temidos del continente. Sin embargo, ningún equipo había trasladado la potencia de la selección al terreno de los clubes, hasta que el Estrella Roja se plantó en la final de 1991. Aquel día, volvía un equipo francés a la final de la Copa de Europa después de quince años. El Olympique de Marsella se unía a Stade de Reims y Saint-Étienne como galos que jugaron y perdieron el título. Fue en los penaltis, en una de las finales menos entretenidas de todos los tiempos, tras el empate sin goles final.

Ese partido fue inesperado, puesto que quedaban fuera de la lucha por la el título grandes candidatos como el Milan de los holandeses y el Real Madrid de la Quinta del Buitre. Pero incluso más sorpresiva fue la final de 2004. Ni los más optimistas seguidores de Mónaco y Oporto pensaban que su potencial les permitiría colarse en el último encuentro de la Champions League de ese año. Ambos se cargaron en su camino a equipos españoles, como Real Madrid y Deportivo de la Coruña. En esa final, José Mourinho ganó su primer título con un gran partido de los dragoes ante los monegascos de Morientes y Giuly.

Cuatro años antes de esa extraña final, se produjo una situación que nunca antes había pasado. Dos equipos del mismo país luchaban por el título continental, y fueron dos españoles. Real Madrid y Valencia se encontraron en París y abrieron una senda de finales ‘nacionales’ que siguieron italianos, ingleses y alemanes. Los blancos alcanzaron la final eliminando a los dos campeones anteriores, Manchester United y Bayern, mientras que el club che se cargó al Barça en semis. No llegaba en su mejor momento el equipo de Vicente del Bosque, pero demostró su experiencia histórica e hizo al Valencia pagar la novatada al ganar por 3-0.

Y como no, son otra vez dos españoles los que inician una nueva vía a imitar por el resto del fútbol europeo. Dos equipos de la misma ciudad frente a frente por la Champions League. Milan e Inter se habían enfrentado en unas semifinales, pero esa era la ronda más avanzada en la que un único municipio estaba implicado. Y pase lo que pase, gane quien gane, el fútbol español ganará y se hará histórico. El Real Madrid sería aún más grande al ganar su Décima, y el Atlético entraría en el exclusivo club de los campeones europeos.

Una final de la Copa de Europa es siempre histórica para los dos conjuntos que se enfrentan por el mayor éxito continental. Llegar a la misma es un éxito inabarcable por todo lo que conlleva y por el magnífico esfuerzo de los dos equipos hasta llegar a ese último y trascendental partido. Pero no todas suponen un antes y un después en esto del fútbol. Puede ser un cambio de tendencia, el hito de un club pequeño que se cuela entre los grandes… Cada cierto tiempo, la final de la Champions League nos depara un enfrentamiento que pasa a los anales del fútbol mundial.

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