El Atlético busca alargar "el mejor momento de nuestras vidas" con un derbi histórico

Las hazañas y logros del actual Atlético de Madrid tienen este último día de abril de 2014 un capítulo muy, muy especial. No sólo se juega el pase a su segunda final de la Copa de Europa, justo 40 años después de la primera, sino que tras la clasificación ayer del Real Madrid, los rojiblancos pueden completar para el cartel de Lisboa el 24 de mayo un derbi madrileño para el recuerdo.

Todo lo ocurrido en Múnich, por el fondo y por las formas, afecta inevitablemente al decorado del duelo entre Chelsea y Atlético, que se presenta abierto completamente tras el 0-0 del Vicente Calderón. Antes de la vuelta de cuartos de final ante el Barça, decía el capitán y gran ausente de esta noche, Gabi Fernández, que estaban atravesando “el mejor momento de nuestras vidas”. Pues este clímax colectivo tendría un colofón tremendo simplemente con jugar una final de Champions ante el vecino y eterno rival. Conseguir el título europeo por primera vez y acompañarlo con la Liga es algo ya que eriza el vello a cualquier miembro de la parroquia atlética sólo con imaginarlo.

Pese a ese cúmulo de emociones, y antes de saber qué equipo era el primer finalista, trataba Simeone de vestir con la mayor normalidad posible la vuelta de semis en Londres. Quitarle todos los adjetivos, reducirlo a un partido de futbol más, donde hay que meter un balón en la portería del rival y tratar de que el rival no haga lo propio en la tuya.

Eso sí, la concentración del equipo rojiblanco se notó hasta en las maneras del técnico ante los medios, y también en las de los dos jugadores que le acompañaron, Tiago y Mario Suárez. Y el mensaje es claro, pese a enfocarlo como sólo un partido de fútbol, los colchoneros saben que será una prueba de fuego para conocer su verdadero techo, ese que aún no han llegado ni a ver de lejos siquiera. Va a ser un duelo muy duro, que se decidirá por detalles. Lo saben, lo tienen asumido, y entre eso y que el premio es tan grande, no quieren ni pararse a pensar en lo que vendría después si superan esta semifinal. Antes hay que trabajar a destajo.

Exprimir esta situación al máximo

El duelo de pizarras se espera igual de enrevesado y trabado que en la ida. El respeto que ambos equipos se tienen se nota en cada lance, y el balón parado es el arma que quiere explotar el Cholo si de nuevo Mourinho decide replegarse lo máximo posible. Una batalla de altísimo nivel, de exigencia máxima para cualquier futbolista. Y más para el grupo de jugadores que defiende al Atlético en estos momentos, que son casi los mismos que a la llegada de Simeone se encontraban devaluados, eliminados de Copa por un 2ªB y marchando a la deriva por la mitad de la tabla de la Liga.

Si ahora ellos están capacitados para superar este envite, si se han ganado el respeto de toda Europa y si sueñan con un doblete al alcance de poquísimas escuadras en el planeta, es innegable que atraviesan por el momento más álgido de sus respetivas carreras. Y que eso le pase de forma tan determinante a cualquier colectivo, sea en la vida o en el deporte, es un hecho que debe ser aprovechado y exprimido al máximo. Por ahí va el mensaje que escucharán los colchoneros antes de saltar a Stamford Bridge a eso de las nueve menos veinte hora peninsular española.