Muere Ángel Franco Martínez, el árbitro por quien son conocidos por dos apellidos en España
Las mofas con su apellido y los dobles sentidos para atacar al dictador, provocaron que, en nuestro país, los árbitros pasaran a ser conocidos por los dos apellidos y no por el nombre
Mateu Lahoz, Velasco Carballo, Gil Manzano, Undiano Mallenco... En España no hay domingo sin fútbol ni árbitro que no sea conocido por sus dos apellidos. O al menos así ha sido desde los años setenta, cuando el por entonces secretario del ministro de Gobernación, Garicano Goñi, convocó al colegiado Ángel Franco Martínez en vísperas de un derbi vasco. La orden que le transmitió fue clara: tenía que "ponerse enfermo".
Durante aquella época, el régimen celebraba un consejo de guerra en Burgos contra varios miembros de ETA y por San Sebastián corría como la pólvora una coletilla que llamaba a "acabar con este Franco y luego con el de Madrid", según relató años más tarde el árbitro del Colegio Murciano. La versión que recibió el Comité era que se lesionó en un entrenamiento, pero la verdadera razón por la que se perdería el encuentro no salió de aquella reunión celebrada en el piso del canónigo de la catedral de Murcia. Ni siquiera pudo contárselo a su familia. Este sábado, Ángel Franco Martínez, investigado en el caso Negreira, fallecía a los 85 años.
⚫ La RFEF desea mostrar su más sentido pésame a la familia y amigos de Ángel Franco Martínez, árbitro internacional de Primera División de 1969 a 1986.
— RFEF (@rfef) February 3, 2024
Dirigió dos partidos en el Mundial de Argentina 1978. Fue, además, vicepresidente del @CTARFEF hasta 2018.
Descanse en paz. pic.twitter.com/Uf38ECnoam
La opinión pública conocía a los árbitros por su primer apellido hasta que algunos diarios advirtieron que la coincidencia podría dar lugar a titulares maliciosos del tipo "Franco se carga el partido" o "¡Qué malo es Franco!", como por ejemplo ocurrió durante un Sevilla-Gijón que se saldó con polémica. A partir de entonces, comenzaron a citar los dos apelativos del juez en sus crónicas deportivas.
Casualidad o no, los reconocimientos al otro Franco llegaron tras la muerte del dictador. En 1978 arbitró el Mundial de Argentina y se consagró como uno de los mejores, llegando a compartir terreno de juego con míticos futbolistas como Maradona, Cruyff, Schuster o Rummenigge. Ese mismo año tuvo la oportunidad de dirigir —esta vez sí— la final de la Copa del Rey. Lo haría en dos ocasiones más y, a lo largo de sus 15 años de trayectoria internacional, también pitaría en la Copa de Europa.
Un caso similar vivió años antes el futbolista canario Rafael Franco Sampero, que era conocido por su apellido paterno hasta que ascendió al primer equipo del Cádiz CF en 1959. "Me lo cambió Balpiña — que entonces era redactor del Diario de Cádiz—, me explicó el motivo y la verdad es que fue muy curioso", rememoraba en una entrevista al citado diario gaditano el defensa, fallecido en 2008.
Mateu Lahoz, Velasco Carballo, Gil Manzano, Undiano Mallenco... En España no hay domingo sin fútbol ni árbitro que no sea conocido por sus dos apellidos. O al menos así ha sido desde los años setenta, cuando el por entonces secretario del ministro de Gobernación, Garicano Goñi, convocó al colegiado Ángel Franco Martínez en vísperas de un derbi vasco. La orden que le transmitió fue clara: tenía que "ponerse enfermo".
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