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La mejor obra de Carlo Ancelotti o cómo callar a aquellos que dudan de su renovación hasta 2026
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DERROTA CULÉ SIN PALIATIVOS

La mejor obra de Carlo Ancelotti o cómo callar a aquellos que dudan de su renovación hasta 2026

El italiano planteó un partido perfecto para dejar en cuadro al Barça. Se dudó mucho de su continuidad, pero se la ha ganado. Y no solo por el nivel mostrado en la Supercopa

Foto: Ancelotti da instrucciones durante la final. (Reuters/Juan Medina)
Ancelotti da instrucciones durante la final. (Reuters/Juan Medina)

El Real Madrid se convirtió en el campeón de la Supercopa de España tras vencer al Barcelona en una final que quedará para la historia (4-1). Decir final es un acto de benevolencia, porque solo hubo un equipo sobre el campo. Uno en el que Carlo Ancelotti ha hecho de la necesidad virtud. Nunca mejor dicho. Porque el italiano ha sido capaz de suplir los defectos de una plantilla repleta de lesionados y con escaso fondo de armario. Basta de afirmar que solo es un gestor de grupos; es mucho más que eso.

A Ancelotti hay que otorgarle varios méritos. Uno de ellos es hacer que no se note que el Madrid no tiene un delantero centro. Ha sido capaz de encontrarle un esquema a Jude Bellingham, aunque el inglés no tuviera el rol protagónico que acostumbra en la final. Ese honor le correspondió a Vinícius, muy superior a Ronald Araújo en un duelo que se ha repetido en los Clásicos más recientes.

Araújo tiene la sangre y la dureza uruguaya, pero Vinícius mostró todo el catálogo de regates brasileños. La batalla se las prometía feroz y lo fue. La apuesta de Xavi fue en vano, porque la banda derecha se convirtió en un agujero que encaja a las mil maravillas en la definición de verbena. Vini enseñó por qué es conveniente jugar con una sonrisa.

Atrás ha quedado ya la época en la que Vinícius era carne de meme y solo marcaba goles en los entrenamientos. El brasileño es un futbolista diferente, con más gol y mucho mejor regate desde que llegó Carletto. Quizá tenga algo que ver esa relación paternalista que tienen ambos. Porque siempre es necesario alguien que diga los errores y ponga los puntos sobre las íes. Nunca es tarde si la dicha es buena.

placeholder Ancelotti saluda a los aficionados antes del partido. (Reuters/Juan Medina)
Ancelotti saluda a los aficionados antes del partido. (Reuters/Juan Medina)

El recuerdo del año pasado

Ancelotti también tiene otras cosas en su haber. Gestionar la carrera de Rodrygo es parte de ello, porque el brasileño ha dejado de ser un revulsivo para convertirse en un señor futbolista. Dijo en una ocasión que le gustaría ponerlo de titular, pero que era un futbolista diferencial para la última media hora. El tiempo ha demostrado que tiene capacidad de sobra para jugar los 90 minutos en el Madrid.

La Supercopa del año pasado seguro que estuvo en mente de Ancelotti. Hay traumas que no se superan (o que se creen superados y en realidad no ha sido así). El baño táctico de Xavi fue espectacular la temporada pasada, pero en esta ocasión la trampa fue tendida por Carletto. Tal vez tuvo que ver la ausencia de Gavi, fundamental en la final de hace un año. Y el futbolista al que más echa de menos este Barcelona.

El plan de partido fue perfecto, porque el centro del campo del Madrid se mostró rocoso e inexpugnable, también la defensa. Tiene mérito si tus dos centrales titulares están lesionados y la enfermería notablemente cargada. Si ganas el centro, es posible que triunfes en el partido y así ocurrió.

placeholder Xavi fue incapaz de encontrar soluciones. (EFE/Alejandro García)
Xavi fue incapaz de encontrar soluciones. (EFE/Alejandro García)

El liderazgo silencioso

Modric se quedó en el banquillo, tal vez el prólogo de las muchas suplencias que vendrán a partir de ahora. Conviene recordar que el croata cumplirá 39 años en 2024 y que se han hecho fichajes jóvenes en las últimas temporadas. Tchouaméni y Camavinga ya han demostrado que se encuentran perfectamente capacitados para ser titulares en el Real Madrid, también lo cree Ancelotti.

La renovación del italiano, por tanto, es más que comprensible y está justificada. No conviene atenerse a un único partido, sino a lo visto en las dos últimas temporadas y en la actual. Ha ganado todos los títulos desde su vuelta y mantiene a un equipo vivo sin más refuerzos que Bellingham. Y tal vez ese es el mayor valor de su gestión, que no se da importancia. No pide que lo feliciten por clasificarse a octavos de Champions.

El Real Madrid se convirtió en el campeón de la Supercopa de España tras vencer al Barcelona en una final que quedará para la historia (4-1). Decir final es un acto de benevolencia, porque solo hubo un equipo sobre el campo. Uno en el que Carlo Ancelotti ha hecho de la necesidad virtud. Nunca mejor dicho. Porque el italiano ha sido capaz de suplir los defectos de una plantilla repleta de lesionados y con escaso fondo de armario. Basta de afirmar que solo es un gestor de grupos; es mucho más que eso.

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