La vieja confiable fue de nuevo Fede Valverde: el éxito del uruguayo en las grandes citas

La vieja confiable. Aquello a lo que te aferras porque sabes que no fallará en el momento oportuno. Algo parecido es Fede Valverde para Carlo Ancelotti, que recurrió al uruguayo de nuevo en un partido importante. En la final de la Champions ante el Liverpool (1-0), le dio la asistencia a Vinicius. En esta ocasión, fue el autor del segundo gol de los blancos, el que tranquilizó al equipo.

Ancelotti es fiel al 4-3-3, aunque en ocasiones no tenga reparo alguno en recurrir al 4-4-2, especialmente en las grandes citas. Los cuatro centrocampistas, con Valverde volcado sobre el perfil derecho, le dan mucha consistencia a un equipo que se siente así más seguro. A la vez que resta responsabilidades defensivas tanto a Benzema como a Vinicius.

El buen momento de forma de Rodrygo ha conllevado más suplencias de las esperadas de Valverde. El uruguayo, eso sí, no ha tenido problema ninguno, porque nunca pone malas caras. Cuando le toca salir, lo hace con la ilusión de un benjamín. Quizá ahí radique su éxito: disfrutar del fútbol igual que cuando era un chaval con aspiraciones. Qué importante es no perder de vista la infancia.

Un rodillo en las finales

Ser trascendente en los momentos importantes es una etiqueta de la que disfrutan pocos jugadores. Un perfil similar es aquella persona a la que se espera con ilusión en los eventos, sean bodas, bautizos o comuniones. A Valverde le ocurre lo mismo en las finales, donde no suele pasar desapercibido. Partidos como este son los que seguro que han convencido a Ancelotti de su importancia en el equipo.

Diego Pablo Simeone no atraviesa su mejor momento en el Atlético de Madrid, pero el tiempo le dará la razón. Vencer al Madrid en una final internacional es algo al alcance de muy pocos. Hasta que los colchoneros los vencieron en la Supercopa de Europa en 2018 (2-4), Boca Juniors era el último equipo en ganarles a los blancos un título que se disputara más allá de la Península Ibérica.

Hay que reconocer la entereza y disposición del Al-Hilal, que lo intentó por todos los medios. Incluso asustó al Madrid. La historia, sin embargo, acabó como siempre: los blancos son un rodillo en las finales. El gol de Marega les hizo soñar, pero no hubo opción alguna ante un equipo cuya calidad es incuestionable.

Una noche redonda

Los grupos necesitan un buen líder para conseguir ciertos objetivos. Por momentos, el Al-Hilal encontró en Marega el suyo. El francés se negó a rendirse, porque veía que los blancos no estaban tan cómodos. Su gol les hizo dudar. Y él quería hacer sangre. Lamentablemente para su equipo, no hubo éxito.

Valverde redondeó su noche con un segundo tanto que certificó el triunfo de los blancos. Es el quinto Mundial de clubes que ganan de cinco ediciones que han disputado. Un torneo demasiado menor para la grandeza del Madrid, que se demuestra con las 14 Copas de Europa que tiene en sus vitrinas.

Vietto recortó distancias por partida doble y colocó el definitivo 5-3 en el marcador. El Madrid desde que certificó la victoria se dedicó a disfrutar, igual que los niños en el parque. A veces, uno se olvida de que el fútbol es un juego que remonta a cualquiera a la niñez. Cuando uno es pequeño, lo único que le interesa es ganar.

La derrota en la Supercopa de España había dejado tocado a un Madrid que ha visto como el Barcelona se le escapaba en Liga. Ahora, este título seguro que les dará moral para afrontar lo que queda de temporada. Especialmente, esas semifinales de Copa del Rey. Probablemente, Valverde sea titular. Es la vieja confiable de Ancelotti.