Lo que De Gea no dirá (pero pensará) para seguir jugando con la España de Luis Enrique

"Yo no me siento cómodo viendo a Luis Rubiales como presidente de la Federación Española de Fútbol después de ver su nombre salpicado y denunciado por una mujer que le acusa de haberle pegado". Si Pedro Sánchez fuera coherente y tuviera un mínimo de vergüenza, esto es lo que debería haber dicho nada más conocer la noticia en la que nada menos que la Agencia EFE informaba de que "la fiscalía acusa a Luis Rubiales de un delito de lesiones sobre una mujer". Sí, el mismo al que se le llena la boca hablando de valores, pero cada semana los pisotea.

Y es que, por si no lo recordaban, esa fue exactamente la respuesta que el entonces secretario general del PSOE y ahora presidente del Gobierno en funciones dio al ser preguntado por David de Gea y el turbio 'caso Torbe' que salpicó al portero del Manchester Unided en vísperas de la disputa de la Eurocopa de Francia. "Yo no me siento cómodo viendo a De Gea como portero de la Selección española después de ver su nombre salpicado y denunciado por una menor", dijo textualmente Sánchez. Su primer error fue que el guardameta no fue denunciado por una menor, pues la testigo protegido que dio su nombre no lo era.

Además, y a diferencia de lo que sucede con su amigo Rubiales, De Gea no fue ni siquiera llamado a declarar, porque ni el juez, ni la Fiscalía ni la Policía vieron indicios de delito contra él. Es más, el propio Torbe exculpó al portero de la Selección: "Es todo mentira. No hubo fiesta. La chica es una máquina de mentir. Se le fue la cabeza, para llamar la atención. Es una canallada lo que hicieron con David". Y a esa "canallada" contribuyó Pedro Sánchez, quien no solo le juzgó, sino que incluso le condenó al pretender nada menos que abandonara la Eurocopa.

Por más que dijera aquello de "respeto la presunción de inocencia", el dirigente socialista declaró que "hay que ponerse del lado de la víctima", para rematar con el demagógico y populista "si me preguntas, yo estoy con ella". Sánchez, que disparó y luego preguntó, se sumó así a la corriente de Ramón Espinar, entonces senador de Podemos, quien ya comentó que le iba a "costar animar a España". De vergüenza ajena. Menos mal que, como suele pasar en estos casos, el tiempo restituyó a uno y retrató a otros. La inocencia del guardameta de la Selección quedó demostrada y los bocazas tuvieron que comerse sus palabras.

Normal que, cuando antes de viajar al Mundial de Rusia, David se enteró de la visita de Pedro Sánchez a la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, su primera reacción fuera no querer ni saludarle. El hecho de que Sánchez solo se disculpara en privado tampoco agradó al portero, que se negó a aplaudirle cuando concluyó su arenga. Lo lamentable fue que aplaudieran el resto de compañeros, aunque sabido es que pocos gremios son menos solidarios que el de los futbolistas, y eso que el fútbol es —o al menos era— un deporte de equipo.

El amigo Rubiales de Arabia

Y aquí tienen ahora el caso de Rubiales de Arabia, a quien tampoco el presidente del Gobierno en funciones ha reprochado que se lleve la Supercopa de España a un país donde el presidente de la RFEF dice que quiere luchar por los derechos de las mujeres. ¿Y qué tal si empieza primero por respetarlos en España? La fiscalía le acusa nada menos que de un delito de lesiones sobre una mujer a quien, según la acusación, agredió en la plaza del Ayuntamiento de Valencia en julio de 2017 y a la debería indemnizar con 21.000 euros. Además, la acusación pública solicita una multa de 2.400 euros por zarandear y empujar a Yasmina E. S, una arquitecta a la que causó dolores cervicales y secuelas psicológicas.

Por si no recuerdan, y aquí lo contamos con todo tipo de detalles, aunque la mayoría de medios miró hacia otro lado, este contencioso vino a raíz de una denuncia que la mujer presentó contra Rubiales por haber querido pagarle obras en su domicilio en la capital valenciana con fondos de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) cuando el ahora presidente de la RFEF estaba al frente del sindicato. A resultas de la agresión, Yasmina sufrió contusión costal derecha y en muñeca derecha, contractura cervical y otros daños físicos y morales que le supusieron "un perjuicio personal básico de 262 días, 244 de ellos con pérdida temporal de calidad de vida moderada, quedándole como secuelas algias postraumáticas en columna cervical, síndrome cervical asociado y un trastorno por estrés postraumático", según el fiscal.

Para el juicio, durante el cual el tribunal decidirá si existen pruebas para condenar a Rubiales, el fiscal pide que declaren los implicados y varios testigos presenciales. ¿Qué pensará De Gea al ver que Pedro Sánchez no dice nada sobre Rubiales? Es fácil de imaginar, aunque en ningún caso lo dirá pues sabe que pondría en peligro su convocatoria con la Selección de Luis Enrique. Y no porque el 'renombrado' seleccionador no cuente con él, que ya dejó claro que sí. Sino porque sabido es cómo se las gastan en Las Rozas, donde su Departamento de Integridad tampoco ha dicho nada sobre este grave asunto que en cualquier institución decente e íntegra de verdad le costaría la dimisión.

"Si me preguntas, estoy con Rubiales", es lo último que nos faltaría por oír de boca de Pedro Sánchez para rematar el agravio comparativo con De Gea si alguien, claro está, tuviera la oportunidad de preguntarle por el caso de la arquitecta. Tranquilos y, sobre todo, tranquilas, que nadie lo hará. Será porque la denunciante se llama Yasmina y no Greta, la única mujer que ahora importa al postureo...