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La barra libre en España que no está permitida en Europa
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El coste de las entradas de fútbol

La barra libre en España que no está permitida en Europa

La falta de regulación del precio de las entradas en España provoca que existan precios desorbitados para ver el fútbol en los recintos deportivos españoles

Foto: Suárez discute con Ramos y Casemiro en el Clásico. (Reuters)
Suárez discute con Ramos y Casemiro en el Clásico. (Reuters)

Ir al fútbol en España es cosa de ricos. En menos de cuatro semanas volverá el fútbol liguero y los hinchas tendrán que seguir soltando mucho dinero para poder seguir a sus equipos. Cuando se ven los precios de las entradas en países como Alemania o Portugal, es normal que uno se tenga envidia. Lo que hace diferente a España respecto a otros países de potentes ligas es que LaLiga no establece ninguna restricción en los precios que ponen los clubes, a diferencia de otros homólogos en Europa.

El caso más reciente surgió en el amistoso de la Copa Mahou entre Las Palmas y el Tenerife disputado el pasado sábado en Maspalomas. Los aficionados de ambos conjuntos se indignaron en redes sociales al enterarse de que había que pagar entre 15 y 30 euros por una entrada. Aunque es un derbi, es un partido amistoso de pretemporada. Ver precios excesivos es común en toda España: un encuentro del Getafe en su estadio cuesta 50 euros (en un fondo) y la entrada más cara 90 euros. Y no estamos hablando de partidos contra el Barcelona y el Madrid. Su presidente, Ángel Torres, justifica los precios porque “el fútbol es de lujo y va el que quiere”. Para presenciar el Betis-Eibar del pasado abril había que soltar por lo mínimo 45 euros. En San Mamés no hay posibilidad de comprar un abono por falta de aforo y con esto juegan para cobrar 45 euros para verlo en el fondo y un mínimo de 60 euros en un lateral. La temporada pasada también hubo muchas quejas en Las Palmas por los precios impuestos por el presidente Miguel Ángel Ramírez.

placeholder Torres y Bartra en el Wanda. (Reuters)
Torres y Bartra en el Wanda. (Reuters)

Sin embargo, hay excepciones. El Leganés ofrece sus entradas a 15 euros en los fondos y entre 20 y 30 euros en los laterales para los partidos disputados en Butarque. En el Rayo Vallecano-Córdoba del pasado mayo de Segunda, los residentes de Madrid pudieron comprar una entrada por sólo 15 euros. El Getafe ofrece abonos a un precio reducido para los estudiantes y los desempleados: 180 euros para los estudiantes y 140 euros para los desempleados en comparación con los 240 euros para adultos. En el caso del conjunto getafense, con ir a cinco partidos en una temporada, ya sale más rentable sacar el abono. El Valencia ha visto un gran incremento de abonados este verano tras el gran rendimiento de su equipo. Además, un precio llamativo de 240 euros -que incluye la Champions- seguramente haya influido.

Mejor trato al hincha en otros países

En otros países se trata mejor al aficionado. En Alemania existe la opción de presenciar los encuentros de pie y se puede sacar un abono por 215 euros por los 17 partidos de la Bundesliga. Incluso para ver un partido suelto se paga solamente 16,70 euros. En el estadio del Bayern, todas las entradas para los partidos en el Allianz Arena para la próxima temporada están agotadas. En el Hertha de Berlín una entrada cuesta unos 10-15 euros y le da derecho al aficionado a utilizar gratis el transporte público en la capital alemana durante todo el día. El país germano siempre ha tratado con mucho respecto al aficionado dado que existe la política del 50+1. Es decir, al menos un 51% del club debe ser propiedad de los socios. Es lógico que no se vayan a incrementar los precios de manera extrema porque los socios están para defender los intereses del aficionado. Se ha intentado suprimir sin éxito esta norma con la intención de fomentar la inversión extranjera y Christian Seifert, presidente de la liga alemana (DFL), también opina que esto conseguiría que los clubes alemanes fueran más competitivos en Europa.

En Portugal los precios siempre son muy asequibles. 31 euros es lo que costaba para ver el Benfica-Sporting en el Estádio da Luz el pasado mayo. Contra rivales más pequeños se cobra mucho menos. Las entradas para los hinchas del Guimaraes solo costaron 15 euros para el partido en casa del Benfica. En el resto del país es igual: entradas a precios bajos. Además, la liga portuguesa pone límite en el coste de las entradas (vean la página 11) dependiendo de si el estadio es de nivel 1, nivel 2 o nivel 3. Los estadios de nivel 1, o sea, los mejores estadios, pueden cobrar más. En 2016, el Chaves intentó poner entradas a 80 euros para la visita del Benfica. Sin embargo, la Liga lo frenó ya que el estadio del Chaves es de nivel 3 y, por tanto, puede cobrar como máximo 30 euros más IVA (36,90 euros). En la Copa de la liga, también hay límite en el precio durante la fase de grupos. En la final de la Copa de Portugal entre el Aves y el Sporting, las entradas costaban entre 15 y 30 euros. En comparación, la entrada más barata para la final de la Copa del Rey entre el Barcelona y el Sevilla del pasado mayo se fijó a 45 euros.

Foto: Hazard, con Bélgica. (EFE)

En Inglaterra, los precios de las entradas son muy parecidos a los de España. Eso sí, existe una diferencia clave: la cultura de visitar estadios como hincha visitante. Por consiguiente, para mantener el ambiente de los hinchas visitantes, hay un precio máximo de 30 libras para los visitantes (33,5 euros) en la Premier. Además, al menos un bloque de estos hinchas visitantes debe estar cerca del campo. En otras palabras, en la parte baja del estadio, no en el 3º o 4º anfiteatro. Eso sí, no hay límite para los aficionados locales. Por ejemplo, el Liverpool pide entre 37 libras (41 euros) y 59 libras (66 euros). El club trató de crear otra categoría de entradas a 77 libras (86 euros) pero la presión popular convenció al club de dar marcha atrás. En el Arsenal, el Chelsea, el Tottenham es común ver abonos de 1.000 libras (1.120 euros). Los más baratos en estos tres equipos son entre 750 y 891 libras (839 y 998 euros). El año pasado, un equipo de Tercera cobraba más por un partido suelto que hace seis años cuando militaba en la Premier.

En Italia hay una gran variedad de precios. Hay entradas caras pero también baratas. Depende de la zona del estadio que se elija. En el Lazio-Atalanta de la pasada temporada, el club ofreció localidades en el Curva Nord por 14 euros. Existieron varias categorías de precios con las más caras a 100 euros. En el Crotone-Lazio, el club local puso entradas a 5 y 10 euros. El precio más barato en el derbi romano costaba unos 25 euros. La Juve pidió 30 euros para el partido contra el Benevento la pasada temporada y 45 euros para un partidazo como el Juve-Roma. En Italia se puede disfrutar de un buen partido de fútbol a un buen precio. Sin embargo, salvo la gran excepción del estadio de la Juve, a Italia le cuesta atraer aficionados a los estadios. Eso sí, los motivos son otros: la mayoría de los estadios son antiguos, son municipales que significa que es más difícil realizar renovaciones por tener que pedir permiso al Ayuntamiento, muchos tienen pistas de atletismo que alejan al aficionado del juego y están en muy mal estado.

Como se puede observar, España es uno de los países más costosos para ver el deporte rey en directo. La Primera División se organiza más pensando en los intereses televisivos que en el aficionado que va al campo. Mientras que en Portugal, Alemania y Inglaterra: o las ligas limitan los precios o los hinchas tienen influencia directa en el coste de las entradas, en España los equipos tienen libertad para fijar los precios que les parezcan adecuados. El fútbol no es un espectáculo para las masas sino un negocio para los ricos.

Ir al fútbol en España es cosa de ricos. En menos de cuatro semanas volverá el fútbol liguero y los hinchas tendrán que seguir soltando mucho dinero para poder seguir a sus equipos. Cuando se ven los precios de las entradas en países como Alemania o Portugal, es normal que uno se tenga envidia. Lo que hace diferente a España respecto a otros países de potentes ligas es que LaLiga no establece ninguna restricción en los precios que ponen los clubes, a diferencia de otros homólogos en Europa.

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