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Bale y su lucha para no agotar la diplomacia de Zidane y la paciencia de Florentino
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el entorno del presidente ven bien una salida

Bale y su lucha para no agotar la diplomacia de Zidane y la paciencia de Florentino

Gareth Bale comienza a ser un tema cada vez más recurrente en los pasillos del Bernabéu, donde se empieza a ver con buenos ojos una salida del galés ante una buena oferta

Foto: Gareth Bale en el partido frente al Borussia de Dortmund. (EFE)
Gareth Bale en el partido frente al Borussia de Dortmund. (EFE)

La baja de Gareth Bale, lejos de encender las alarmas en el Real Madrid, ya es una constante que Zinedine Zidane contempla con resignación. Las lesiones del galés son recurrentes durante la temporada y el técnico francés aprovecha su baja para oxigenar a jugadores de banquillo que cuentan con menos oportunidades durante el año. En el palco, Florentino Pérez, gran defensor del galés, comienza a escuchar con más frecuencia algunas sugerencias para venderle si llega una buena oferta. La paciencia comienza a estar amenazada.

Desde que Bale debutó el el 14 de septiembre de 2013 el estadio de El Madrigal anotando un gol ante el Villarreal, las lesiones han sido un lugar común en la trayectoria del delantero madridista. Desde la primera temporada, en la que jugó 44 partidos, marcó 22 goles y repartió 19 asistencias, el jugador más caro de la historia, hasta este verano, ha ido perdiendo importancia en el equipo. Bale no ha vuelto a levantar cabeza después de la temporada 2015-16, en la que el sóleo le hizo perderse 15 partidos de Liga y la mitad de los duelos de Champions de la temporada. Sus números apuntan a un partido de cada tres que juega su equipo.

Cierto es que su palmarés con la camiseta blanca no ha dejado de crecer: tres Copas de Europa, una Copa del Rey, una Liga, tres Supercopas de Europa, dos Mundiales de Clubes, una Supercopa de España... Incluso se puede decir a su favor que ha tenido un papel protagonista en diferentes finales con goles decisivos. Pero la sombra de las lesiones ha ido alejándole de la estrella que presentó Florentino Pérez en el antepalco del Bernabéu.

Un calvario: sóleo, tobillo, espalda... y golf

La pasada temporada, en la que prolongó su relación con el Real Madrid hasta 2022, sufrió una lesión en los tendones del tobillo en El Molinón cuando mejor estaba. La lesión invitaba a pensar en seis meses de recuperación, pero a los tres y medio Bale ya estaba otra vez en el campo. Las prisas por recuperarse provocaron al delantero dolores en primer término y posteriormente unas descompensaciones musculares que se tradujeron en unas roturas que convirtieron el resto de su temporada en un vía crucis.

El madridismo no veía en Gareth el fichaje galáctico al que Florentino tenía tanta fe como para pagar 101 millones de euros. El futbolista estaba incómodo jugando a la derecha, al ser zurdo cerrado. Y Zidane tenía que manejar con diplomacia las idas y venidas del galés en el once. Todo esto ha sembrado el escepticismo entre los madridistas (incluido los directivos) respecto a Bale, de quien este verano se ha mucho sobre un posible regreso a Inglaterra, donde Mourinho ha mostrado interés por recuperarlo para el Manchester United.

Todas esas lesiones se suman a los problemas crónicos de espalda que sufre y que le provocan molestias y lesiones musculares que rompen su ritmo de juego. Un mal, el de la espalda, que se acrecenta cuando juega al golf, una de sus pasiones a la que dedica todo el tiempo que puede cuando no juega al fútbol.

Florentino se resiste a ponerle en el mercado, especialmente si no recupera los 100 millones que se gastó en su traspaso. Zidane le tiene alta estima futbolística, pero sabe que es un jugador con el que no puede contar durante un tercio de la temporada, en el mejor de los casos. Y el futbolista gestiona con el mejor ánimo posible su peculiar calvario que terminará, según afirma en el entorno de Florentino, con la venta del delantero a la Premier por un precio cercano al de su compra. Algo que no parece descabellado ahora que los jeques y el nuevo contrato televisivo en Inglaterra han disparado el poder adquisitivo de los clubes.

La baja de Gareth Bale, lejos de encender las alarmas en el Real Madrid, ya es una constante que Zinedine Zidane contempla con resignación. Las lesiones del galés son recurrentes durante la temporada y el técnico francés aprovecha su baja para oxigenar a jugadores de banquillo que cuentan con menos oportunidades durante el año. En el palco, Florentino Pérez, gran defensor del galés, comienza a escuchar con más frecuencia algunas sugerencias para venderle si llega una buena oferta. La paciencia comienza a estar amenazada.

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