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Aitor, hijo del sevillista Antonio Puerta, luce su zurda en el homenaje ante Boca
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tévez dejó al sevilla sin el emotivo trofeo

Aitor, hijo del sevillista Antonio Puerta, luce su zurda en el homenaje ante Boca

Un año más el Sevilla recordó al héroe de Schalke. En esta ocasión fue Boca Juniors el rival, un equipo con las ideas claras en las que destacó sobremanera el excelente delantero argentino

Foto: Aitor Puerta, hijo del futbolista del Sevilla Antonio Puerta, entre Tévez e Iborra, tras depositar dos ramos de flores sobre el césped del Sánchez Pizjuán. (EFE)
Aitor Puerta, hijo del futbolista del Sevilla Antonio Puerta, entre Tévez e Iborra, tras depositar dos ramos de flores sobre el césped del Sánchez Pizjuán. (EFE)

El niño de Antonio, Aitor Puerta Roldán, de nueve años, le pega con la zurda que es un escándalo, lo pudimos ver cuando hizo el saque de honor. El chaval, melena rubia Schuster al viento, le dio a la pelota con el alma. Porque el viernes, un año más, Nervión se vistió de gala para recordar a Antonio Puerta, el jugador que con su zurdazo al Schalke, cambió la historia del Sevilla. Y Sevilla y Boca Juniors lucharon a corazón tendido para lustrar el acontecimiento. El mejor trozo del pastel se lo llevó Boca. El tomahawk del Apache Tévez se clavó en las redes en el minuto 94 para llevarse a Buenos Aires el trofeo de plata.

Foto: Kiyotake junto a Messi durante el partido de ida de la Supercopa de España (Reuters)

Hace casi diez años que murió Antonio Puerta, pero su luz sigue insertada en las paredes del Sevilla. Su muerte dolió. Pero su gesta sigue ahí. Desde aquel zapatazo al Schalke, el club del viejo Nervión pasea por el Olimpo de los grandes de Europa y luce orgullo de charol. Los sevillistas invitaron a Boca Juniors a la fiesta conmemorativa y hasta el Ramón Sánchez-Pizjuán llegó el equipo de Maradona y Riquelme con su legión de primeros espadas. Sobre todo con Carlos Tévez, un Apache con alma bostera que se rompe la piel cuando salta a la cancha.

20.000 personas vivieron la noble pelea entre dos clubes históricos. De ellos, más de 1.500 rompían sus gargantas para animar a Boca. Porque si algo tiene este equipo es que jamás camina solo; vaya donde vaya, alguien de Boca estará allí para aplaudir el sentimiento xeneize. Y en Nervión se encontraba esa gente, que vino desde Málaga, Valencia, Mallorca, Italia, Francia, Israel, Grecia, Escocia, Inglaterra, Portugal… Peñas de Madrid y dos peñas más desde Barcelona. Todos juntos esparcieron aires de Boca desde primeras horas de la tarde (con banderada para recibir y acompañar al equipo desde el hotel) hasta la medianoche. Incluso hubo acto de hermanamiento entre la Federación de Peñas del Sevilla y los peñistas de Boca. Juntos para siempre.

placeholder Aficionados de Boca en la puerta del Pizjuán (Marcos Durán)
Aficionados de Boca en la puerta del Pizjuán (Marcos Durán)

Otra noche del Apache Tévez

En el centro del campo, un gigantesco mural con el rostro del malogrado Puerta presidía la fiesta. Salieron los equipos y el himno de El Arrebato tronó. Los aficionados, incluso los auriazules, cantaron a capela las notas de esta canción sevillista que derrite icebergs.

Foto: N'Zonzi se ha convertido en un año en un jugador fundamental para el Sevilla (Reuters)

Sobre la cancha, Sampaoli dispuso una escuadra potente pero con notables ausencias (Vitolo, Mercado, Rami, Escudero, Sergio Rico, ausentes por compromisos internacionales; Nasri, entre algodones). El Mellizo Barros Schelotto, entrenador xeneize, colocó a sus mejores soldados con el Apache Tévez de capitán. Boca fue a por el partido desde el minuto uno. Boca cuenta con una pléyade de buenos jugadores. Apunten estos nombres: Centurión y Betancur; el olfato de gol de Benedetto (hizo el primero), la habilidad de Pavón, la jerarquía de Fernando Gago y, por encima de todo, la presencia descomunal de Carlos Tévez, autor de dos goles, uno de vaselina y un latigazo postrero cuando la manecilla del reloj marcaba el minuto 94.

El Sevilla se encomendó a Mariano, N´Zonzi y Ganso. El amigo de Neymar, cada día más suelto e integrado, es un futbolista de inspiración. Todo lo que sale de sus botas sabe a bueno y a genial. Frente a Boca, Ganso desplegó un ramillete de acciones explicativas del gran talento que posee.

Pero Boca, que va segundo en el torneo Clausura y aspira a ganarlo de aquí a un mes, mostró mucha ambición y, sobre todo, una descomunal pegada. La defensa sevillista, con notables ausencias, anduvo blandita y concedió demasiadas llaves a los peligrosos delanteros auriazules. Pero el Sevilla de Sampaoli es de los que no rinden la espada con facilidad. Igualó un 1-3 adverso y a punto estuvo de hacer el 4-3 si el franco-argelino Ben Yedder no sufre un empacho de balón. Cuando todos pensaban ya en el cara-o-cruz de los penaltis, el Apache Tévez sacó su tomahawk y lo clavó en las redes del atribulado Sirigu. El hermoso trofeo de plata en litigio viajó a Buenos Aires. En La Bombonera porteña dormirá un trozo del espíritu de Antonio Puerta, recuerdo de una noche donde se vivió fútbol y magia en su honor, con sonrisas desde el Tercer Anillo.

El niño de Antonio, Aitor Puerta Roldán, de nueve años, le pega con la zurda que es un escándalo, lo pudimos ver cuando hizo el saque de honor. El chaval, melena rubia Schuster al viento, le dio a la pelota con el alma. Porque el viernes, un año más, Nervión se vistió de gala para recordar a Antonio Puerta, el jugador que con su zurdazo al Schalke, cambió la historia del Sevilla. Y Sevilla y Boca Juniors lucharon a corazón tendido para lustrar el acontecimiento. El mejor trozo del pastel se lo llevó Boca. El tomahawk del Apache Tévez se clavó en las redes en el minuto 94 para llevarse a Buenos Aires el trofeo de plata.

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