Mensaje al Barça: Gameiro no quiere ser Arda
No es fácil decir no a un superequipo como el FC Barcelona, pero el sevillista sabe por casos recientes que en la Ciudad Condal lo más probable es que le aguarde el banquillo
No debe ser tarea fácil mejorar lo excelente. El Barcelona trata de mejorar lo sublime, dándole aun más vuelo a la asombrosa delantera que componen Leo Messi, Neymar y Luis Suárez con un cuarto competidor de envergadura. Como principal candidato, han apuntado alto: Kevin Gameiro, el huracanado punta del Sevilla campeón de la Europa League. Sin embargo, su primer intento ha pinchado en hueso. El mensaje que les ha hecho llegar el francés ha sido concluyente: no quiere convertirse en el nuevo Arda.
Le va a costar al Barcelona convencer a Gameiro, un futbolista sensacional que ha ofrecido un excelente rendimiento al Sevilla en las tres temporadas que lleva en el club andaluz, las dos primeras como suplente de Carlos Bacca, esta última como titular al fin. Tal vez, incluso, el espléndido nivel de Gameiro saliendo desde el banco (38 goles en aquellos dos cursos) sedujera especialmente al tándem técnico azulgrana, Luis Enrique/Robert, para decantarse por el francés. El Barcelona lo tiene claro. Gameiro, también. Parece evidente que, mientras se mantenga el tridente actual en el Barça, el destino inicial y aparentemente inevitable para el francés es el banquillo. Otra cosa sería que saliera alguno de los intocables, y en especial Neymar, cuyos devaneos con el Real Madrid han marcado la temporada. Sin embargo, las dificultades técnicas y económicas de la operación y el discreto nivel del brasileño en su final de campaña parecen haber enfriado la operación. En esas circunstancias, en el Sevilla creen que Gameiro no se irá, aunque en el club de Nervión mantienen la prudencia. “Con el Barcelona de por medio, nunca se sabe…”.
Completan el análisis de la situación actual fuentes de la secretaría técnica: “Kevin es feliz en el Sevilla, va a jugar Champions otra vez el próximo año y nos consta que su idea es seguir. Evidentemente va a hablar con el Barcelona, un club que tienta a cualquiera. Pero él ya sabe lo que es estar en un equipo grande sin rascar bola. ¿Para qué va a ir al Barça? ¿Para convertirse en otro Arda o Adriano?”
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La referencia al pasado corresponde al Paris Saint Germain, el club que, en 2011, arrebató el fichaje de Kevin Gameiro al… Sevilla. Los ‘blues’ pagaron 11 millones de euros por la estrella del Lorient, por entonces tal vez el delantero más prometedor del país, ya en planta con la selección. Sin embargo, en Paris Gameiro se vio abocado al ostracismo, ante la inmensa sombra de Zlatan Ibrahimovic. Hace tres años, a la segunda intentona, el Sevilla se hizo al final con la bala de Senlis, a cambio de 7 millones y medio. “La negociación más difícil en mis 15 años como director deportivo”, dijo Ramón Rodríguez ‘Monchi’. “La razón del cambio fue sencilla: en el PSG no iba a jugar mientras Ibrahimovic siguiera ahí, y en el Sevilla sí”, explicó el protagonista.
El inicio en la suplencia
El matiz a esa presunción agrandó la consideración sobre Gameiro. Porque a pesar de haber sido el fichaje más caro de ese curso, de que llegara como estrella, de que le prometieran que jugaría, pronto se vio como suplente ante la eclosión de Carlos Bacca, el tapado fenómeno que Monchi captó del Brujas. La respuesta de Gameiro fue excepcional: jamás se le escuchó una desconsideración, trabajó a destajo, marcó siempre que le dieron campo y terminó resultando decisivo en los dos títulos de Europa League que alzó con el Sevilla en sus primeros años.
Para el entrenador, Unai Emery, resultó una frustración confesa no ser capaz de hacer carburar al Sevilla juntando a Bacca y Gameiro. El caso es que, cuando el verano pasado plantearon al técnico que uno de los puntas saldría, el vasco señaló su preferencia por que lo hiciera el colombiano, hoy estrella del Milan. Meses después, muchos vieron un síntoma de desconfianza en Gameiro el hecho de que el Sevilla se reforzara con dos atacantes de la categoría de Fernando Llorente y Ciro Immobile. Pero eso acabó convirtiéndose en una prueba irrefutable de la fe en el francés, que se comió por las bravas a sus competidores. El Sevilla no sabe ahora cómo sacarse de encima a Llorente. Immobile salió en el mercado de invierno y presiona para quedarse definitivamente en el Torino, donde ha logrado plaza para disputar con Italia la Eurocopa.
Para Gameiro, ése es el gran lunar de su excelente temporada, la ausencia en la lista de Didier Deschamps que ha motivado una fuerte polémica en Francia. La opinión pública pide la inclusión del sevillista y del delantero del Olympique de Lyon Lacazzete en lugar del joven Anthony Martial, el chico de los 50 millones de euros que ha divagado en el decepcionante United que hereda Mourinho, del inexperto Coman (Bayern/Juventus) o de Gignac, que compite en el Tigres de México.
Gameiro, que se esfuerza estos días con el grupo de suplentes en la concentración de Clairefontaine, en busca de una última oportunidad como la que ha aprovechado su compañero Rami (citado por la baja de Varane), se siente penalizado por jugar en un equipo del segundo escalón de la élite, como es el Sevilla. El Barcelona, en ese sentido, es una tentación latente. “Pero de qué le valdrá, si no juega”, le recuerdan desde el club andaluz. El francés tiene ejemplos cercanos, de todo pelaje. El de sus excompañeros Ivan Rakitic, en lo positivo, y Aleix Vidal, en lo contrario. En el Sevilla, sin embargo, duele más otro caso: el de Adriano Correia. Nadie se explica cómo un futbolista sobresaliente ha dilapidado su carrera en el anonimato, áureo eso sí, del banquillo del Barcelona.
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Descubierto por Monchi en la mina del Curitiba, hace ya más de una década, el Sevilla disfrutó de la exuberancia de Adriano. A diferencia de Daniel Alves, al que Caparrós tuvo que curtir de buena manera, Adriano apareció ya con la profesión aprendida. Para el recuerdo dejó momentos memorables, como el gol, en sprint casi de área a área, en la final europea con el Espanyol. Se fue del Sevilla con dos Uefas, dos Copas y varias internacionalidades. En el Barcelona, que pagó por él 10 millones, añadiría dos Champions, cuatro Ligas y tres Copas. Pero jamás volvió a ser protagonista. Esta temporada apenas ha participado en ocho partidos de Liga, tres de Champions. Con 31 años, ahora busca una salida.
"Soy feliz en Sevilla"
Más allá de los exsevillistas, el caso al que automáticamente remite el posible fichaje de Gameiro es el de Arda Turan. El turco ha pasado de ser piedra filosofal en el Atlético a escombro en el equipo azulgrana. Tras activarse para la segunda vuelta del campeonato, apenas si disputaría tres partidos completos en la Liga. En la Champions tuvo una participación residual en la semifinal perdida frente a ‘su’ Atlético. En la Copa ni siquiera jugó en la final contra el Sevilla. Es un referente de libro para Gameiro. “Soy feliz en el Sevilla, donde me quedan todavía dos años de contrato. ¿La opción del Barça? En su día se verá”, dijo el delantero al ex internacional francés Bixente Lizarazu en Radio Montecarlo. Lo que, de momento, le ha adelantado al club azulgrana es que no quiere ser un nuevo Arda.
34 millones pagó el pasado verano el Barcelona por el atacante turco, y en esas cantidades debe volver a moverse para arrebatar a Gameiro, 29 años y 29 goles, del Sevilla, donde no quieren ni oír hablar del negocio. No lo necesitan. Los ingresos del club se han disparado hasta cerca de los 200 millones tras su onerosa campaña europea, con fase de grupos de Champions y título de la Europa League. Hay más plata que nunca para enhebrar un equipo que dé un paso más en la Liga de Campeones, objetivo proclamado a voz en grito por Unai Emery durante las celebraciones del pentacampeonato europeo. Gameiro es un pilar esencial en su plan. Pero el Barcelona apretará para hacerse con el que considera complemento perfecto de su mágica delantera. En el club azulgrana no ha pasado desapercibido el desfallecimiento de Neymar en el tramo final del campeonato, notoriamente agotado tras una temporada sin descanso, en la que cargó con el sobreesfuerzo de suplir, multiplicándose, la baja de Messi durante el mes de octubre. Los recambios de Munir y Sandro se han mostrado ineficaces y Luis Enrique ha pedido fuego real para completar esa delantera. El elegido es Gameiro, cuyo amor por jugar le inclina al sacrilegio de decir no al Barça.
No debe ser tarea fácil mejorar lo excelente. El Barcelona trata de mejorar lo sublime, dándole aun más vuelo a la asombrosa delantera que componen Leo Messi, Neymar y Luis Suárez con un cuarto competidor de envergadura. Como principal candidato, han apuntado alto: Kevin Gameiro, el huracanado punta del Sevilla campeón de la Europa League. Sin embargo, su primer intento ha pinchado en hueso. El mensaje que les ha hecho llegar el francés ha sido concluyente: no quiere convertirse en el nuevo Arda.
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