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El fútbol y el Real Madrid como "herramienta de atracción" para salir de las favelas
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el proyecto trajo a un grupo de niños a madrid

El fútbol y el Real Madrid como "herramienta de atracción" para salir de las favelas

"Son unos chicos con mucho talento, pero que han tenido muy mala suerte. Nosotros sólo tratamos de darles, a través de la educación, una oportunidad para que puedan cumplir sus sueños"

Foto: Marcelo ha acompañado a los niños de Niterói en varias ocasiones (Misiones Salesianas).
Marcelo ha acompañado a los niños de Niterói en varias ocasiones (Misiones Salesianas).

Un grupo de niños estaba sentado en la terminal del aeropuerto internacional de Galeão con la boca abierta. Eran incapaces de cerrarla. Todo lo que veían allá donde les alcanzaba la vista era nuevo para ellos. Desde el aeropuerto hasta los propios aviones, las galerías comerciales por donde paseaban ansiosos antes de embarcar. No habían volado en la vida, pero lejos de estar tensos por una experiencia para muchos traumática, lo estaban por lo que estaría al otro lado de la puerta de la nave una vez transcurriesen las diez horas de viaje. Allí esperaba Madrid, Valdebebas, el Santiago Bernabéu. Esperaba el Real Madrid.

“Este es uno de los mayores sueños de mi vida. Estoy loco por ver jugar a Cristiano Ronaldo. Yo me fijo mucho en él, en su determinación y trabajo por conseguir todo lo que se propone”. El que habla es Guilherme Ferreira, un chaval de 13 años de la favela de Santa Rosa. “He de ser un ejemplo para mis hermanos y el hecho de ser escogido por el Centro Juvenil Salesiano para formar parte del equipo, debido a mi comportamiento y esfuerzo, me llena de orgullo”, habla como un adulto, como si no hubiera tenido complicaciones, como si su vida no hubiera estado llena de dificultades. La felicidad de este niño ha sido posible gracias al enorme trabajo que realizan en Brasil y en muchos otros países las Misiones Salesianas.

Lorenzo Herrero, responsable para América y Europa de la alianza Misiones Salesianas-Fundación Real Madrid, nos cuenta que estos chicos que vienen a Madrid son simplemente una “pequeña representación de la propia escuela, que tiene unos 200 beneficiarios. A partir de un convenio que firmamos con la Fundación Real Madrid en el año 2010 se crean estas estructuras en centros salesianos”. El objetivo de la misma no es otro que “una dinámica de entrenamiento en fútbol y baloncesto de la que se pretende obtener una educación en valores, como la salud, la alimentación, el trabajo en equipo…”. Una manera de sacar a los niños de las favelas más desfavorecidas del Estado de Río de Janeiro.

¿Y qué tiene que ver el Real Madrid en esta ayuda? Pues es una más de las colaboraciones y aportaciones solidarias que hace el club blanco en todo el mundo. Esta se inició con la firma del acuerdo el 30 de junio de 2010. Y claro está, es una forma también de sonar llamativo para esos chicos que apenas tienen para comer. “Suena feo, pero utilizamos el fútbol como una herramienta de atracción. Tener una marca como el Real Madrid detrás ayuda mucho. Es un aliciente”, reconoce Herrero a El Confidencial. “Con esto hemos conseguido que los padres se involucren más. El día de la inauguración en Río de Janeiro de la colaboración con el Madrid creció la participación de los padres de un 8% a un 80%”, nos dice. El fútbol es fantástico para unir, como ya demostraron los árbitros de la favela de Santa Marta.

“Lo que hemos conseguido con esta alianza con la Fundación Real Madrid -continúa Lorenzo Herrero- es que haya mucha gente que por ver el escudo y los resultados obtenidos hasta ahora se acerquen y pregunten. Ha habido casos como que instituciones sanitarias nos pregunten si necesitamos chequeos médicos para los chavales y nos manden a sus alumnos en prácticas. Y eso no sólo viene bien a nuestros niños, sino también para esos alumnos, que les damos la posibilidad de empezar a sentirse médicos, dentistas, oftalmólogos… Es un trabajo que empieza con una gotita y poco a poco se van involucrando varias patas de la sociedad civil”, es decir, están cumpliendo su objetivo de no ser una mera escuela, sino "crear una comunidad".

¿Y cualquiera puede acceder a estos centros? La única condición que ponen los misioneros salesianos es que “tienen que estar escolarizados”. Pero claro, para un niño de las favelas “estar escolarizado no significa la asistencia. En la favela, el niño tiende a estar solo. Los padres no trabajan en el barrio de las favelas, sino en el centro de la ciudad. El chico, por tanto, tiene muchísimas posibilidades de hacer cualquier otra cosa que no sea ir al colegio. Pueden caer desde en la explotación infantil, que hay mucha, o en las redes de la droga. Así, nuestros encargados del centro se encargan de hacer un seguimiento escolar”.

“Endesa, patrocinador también de nuestro proyecto, suele organizar torneos en Brasil y la nuestra, la de la Fundación Real Madrid, lo ganó y consiguió el máximo goleador y el mejor portero, y el premio era este viaje a Madrid. A este grupo se le eligió por su compromiso, por su puntualidad, su respeto, su esfuerzo, su mejoría escolar… No por su calidad en el fútbol. Pero dio la casualidad de que eran buenos y ganaron”.

¿Pero cómo se consigue esa educación en valores a través del deporte? Y más a través del fútbol, que siempre ha estado estigmatizado como un deporte de caballeros jugado por villanos. “Cada sesión está orientada a trabajar algo: en un entrenamiento del pase corto trabajan la solidaridad, por ejemplo. Tienen que pasar en corto dos personas agarradas entre sí. Y además, otra cosa importante es que se realiza en los entrenamientos un refuerzo educativo: pueden aprender geografía jugando al fútbol, pueden aprender inglés, cálculo mental... He visto clases que consistían en ir pasando por aros y cada aro era la capital de un país. Es una forma muy estimulante de aprender”.

Este viernes, la segunda parte: "El Brasil que nos venden es falso: no hay lugares para jugar al fútbol en las favelas".

Un grupo de niños estaba sentado en la terminal del aeropuerto internacional de Galeão con la boca abierta. Eran incapaces de cerrarla. Todo lo que veían allá donde les alcanzaba la vista era nuevo para ellos. Desde el aeropuerto hasta los propios aviones, las galerías comerciales por donde paseaban ansiosos antes de embarcar. No habían volado en la vida, pero lejos de estar tensos por una experiencia para muchos traumática, lo estaban por lo que estaría al otro lado de la puerta de la nave una vez transcurriesen las diez horas de viaje. Allí esperaba Madrid, Valdebebas, el Santiago Bernabéu. Esperaba el Real Madrid.

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